Historias

Lo trasplantaron hace un año y fue en bici a agradecerle a la Difunta Correa en familia

Se llama Ariel Cabra, es caucetero y siente que volvió a vivir tras una recuperación milagrosa. Entrena desde hace meses para poder empezar a cumplir con sus promesas. “Le debo una visita a cada santo”, aseguró entre risas.
sábado, 28 de agosto de 2021 22:11
sábado, 28 de agosto de 2021 22:11

Ariel Cabra es un caucetero de 49 años que estuvo a un paso de la muerte. Un trasplante de higado le salvó la vida en medio de la pandemia, y en tiempo récord no solo logró levantarse de la cama sino que nunca tuvo que pedir un calmante pese a tener una herida de 40 puntos en su pecho. 

Ya pasó más de un año desde aquella cirugía que le realizaron en el Hospital El Cruce en Florencio Varela, volvió a San Juan y en las últimas semanas estuvo entrenando junto a su hijo para poder cumplir las promesas que le hizo a todos los santos: ir a verlos andando en bicicleta.

“Volvimos el 17 de agosto del año pasado. Fue muy rápido gracias a Dios. Desde el momento en el que me trasplantaron todo fue muy bueno, fue un cambio al 100%. Se notó enseguida que antes algo no estaba andando bien porque el cambio fue total, tanto en el estado de ánimo, en las ganas de hacer cosas que antes no tenía, como en la manera de comer que ya nada me hacía mal. Estoy muy contento, muy agradecido con Dios y mi donante porque gracias a ellos hoy puedo estar acá y disfrutar de esta segunda oportunidad”, contó Ariel a Diario La Provincia SJ.

Las promesas se cumplen

Se siente bien y eso lo animó a subirse a la bici. “Me siento tan bien que no tengo problemas para nada. Si no fuese que soy tan viejito ya mismo iría a jugar a la pelota [ríe]. Me compré la bicicleta cuando llegamos de Buenos Aires y me puse a entrenar con uno de mis hijos durante la semana”.

La "delegación" partió desde Caucete.

Así fue que terminó un domingo partiendo desde Caucete con destino a la difuntita. “Hemos comenzado a cumplir la promesa que teníamos con mi familia. Nos fuimos a la Difunta Correa en bicicleta . Me acompañaron mis hijos, mi esposa y amigos de mis hijos. Fuimos y volvimos en bicicleta que era una de las promesas. Ya lo veníamos planeando pero no nos poníamos de acuerdo porque físicamente este viejito no llegaba. Tuvimos una experiencia espectacular, no lo sufrí en ningún momento, fue un viaje divino. Nos reímos mucho, fue una experiencia muy linda”.

La Difunta fue recién el primer paso. “Ahora, si Dios quiere, en octubre vamos a ir a San Expedito también en bicicleta. Me siento muy bien, siempre con el apoyo de la familia. Obviamente le debo una vela a cada santo, así que espero que no se me vaya a enojar el último porque no sé cuándo voy a poder terminar de cumplir”, recordó entre bromas.

Una segunda oportunidad de vivir

Si bien desde un primer momento estuvo perfecto, todavía tiene cierto temor a volver a tener un problema de salud. “Siempre vas a ser una persona dependiente de medicación y pensando que si te duele una uña sonaste. Estás todo el tiempo pensando en eso y cualquier colorcito raro te da a pensar que te vas a poner mal. Tenés que ir por lo menos una o dos veces por semana para hacerte controles”, explicó.

Asegura que más allá del cambio físico, el proceso tuvo un gran impacto emocional y psicológico. “Como persona cambiás mucho. Esta realidad te hace ver cosas que antes a lo mejor no las veías porque cuando estás muy cerca del fin te das cuenta de muchas cosas. Te das cuenta de que dejaste pasar oportunidades o que hiciste cosas mal y tratás de cambiar. Ha sido un aprendizaje muy grande, te deja mucho para reflexionar y para contarles a los demás para que traten de no cometer los mismos errores”, sentenció. 

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