Historia

Su hija murió y gracias a la llegada de una persona "mágica", convirtió el dolor en solidaridad

Julieta Viñales murió en el 2020 tras una operación de amigdalas. Su madre decidió transformar el inmenso dolor que tenía en mucha alegría para los que más lo necesitan.
martes, 24 de agosto de 2021 00:00
martes, 24 de agosto de 2021 00:00

"Me replanteé qué camino seguir. Si vivir en el dolor eterno o darle un sentido a la vida". Con esas palabras, Cyntia Aboal expresó el cambio que comenzó a transitar en su vida después de la muerte de su hija Julieta Viñales. La joven falleció tras una operación de amígdalas hace poco más de un año y si bien el dolor de su partida sigue latente, su familia decidió dar un paso muy importante.

"Después de lo que pasó con Juli, cuando puse los pies en la tierra, me replanteé qué va a hacer de la vida, vivir del sufrimiento y dolor, o recordarla con amor, sintiendo que está al lado nuestro pero de una forma distinta", comenzó confesando a Diario La Provincia SJ.

Tanto ella como la familia entera sabe que esto "cuesta mucho porque se la extraña muchísimo" y más sabiendo que "fue una muerte muy injusta" porque jamás pensaron que iban a padecer uno de los sufrimientos más duros que puede vivir una persona: la partida física de un hijo.

A partir de esto empezaron a replantear el futuro que querían. "Volver atrás no se podía, traerla con nosotros no se podía. Entonces me puse un objetivo que es transformar el dolor en amor", señaló. Y en ese camino apareció una persona "mágica", un ser que les hizo ver la vida con otros ojos.

Su nombre es Yanina Díaz, vive en Jáchal y hace un tiempo se contactó con ellos después de que Julieta Viñales murió. Yanina conoció a Julieta por las redes sociales y se hicieron amiga sin conocerse físicamente. Mantenían una amistad a la distancia y eso impulsó el deseo de la joven por conocer a la madre.

Julieta Viñales

"Cuando falleció Julieta ella se animó a escribirme, me contó que se escribían con Juli. Que le chocó mucho la muerte de ella y no se animaba a escribirme por cómo me sentía yo. Luego con el tiempo se le dio por escribirme y contarme", recordó Cyntia destacando que es una persona muy especial y todo lo que se dio "fue mágico".

A partir de esa charla se fue generando un vínculo en el que Julieta siempre estuvo presente, aunque no sea físicamente. Por ello, es que encararon una movida solidaria para ayudar al merendero San Ceferino de Niquivil, en Jáchal, que da de comer alrededor de 100 chicos y algunos adultos. 

"Fue mágico porque se dio una tras otra. En honor a Juli los fui a ayudar. Justo se dio todo en el contexto del Día del Niño", subrayó destacando que se puso encima este desafío de juntar cosas para llevar y así fue como el sábado pasado emprendió viaje para allá con su esposo.

"A pesar de que trabajo mañana y tarde dije bueno vamos a hacerlo en amor a Juli. Así fue como empecé a contactar a personas conocidas, amigos, compañeros de trabajo que me ayudaron mucho. Algunos que no tenían tiempo para ir a comprar me mandaron el dinero, junté la plata y compramos juguetes. Incluso familiares de Buenos Aires nos transfirieron plata y compramos regalos", destacó.

El día solidario fue el sábado pasado. Ese día, pese al pronóstico de viento zonda, tomaron el auto y fueron para allá. Allí el viento fue muy leve y eso permitió poder concretar todo el sueño que había empezado a escribirse en la familia de Julieta. En Jáchal no sólo pudieron llevar las donaciones sino que conocieron personalmente a Yanina y gente maravillosa de Niquivil.

"De alguna forma Julieta nos unió y vamos a seguir adelante. Es una señal de Juli, habernos unido. Es dejar de lado el dolor y abrir el corazón a los demás. No puedo pensar que mi hija es causante del dolor. Hay que replantear qué camino seguir. Si vivir en el dolor eterno o darle un sentido a la vida", finalizó.

Ahora desde el merendero llegó la propuesta de que sea madrina y no lo dudó. Por eso emprendió un nuevo desafío con miras al aniversario del mismo que se viene el mes próximo.

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