Tiene 4 años y es un león. Su sonrisa transmite alegría que potencia la felicidad de sus padres y seres queridos. Alejo Delahaye lucha contra la leucemia linfoblástica aguda desde el pasado mes de septiembre y ayer recibió el alta clínica. Fueron 8 meses intensos para él y su familia pero tuvo su compensación y es haber recuperado de a poco su salud. Por eso, sus seres queridos organizaron una mega caravana que salió ayer desde el Hospital Rawson y que terminó en su casa.
Con un gran cartel-marco que decía "Mi última quimio", el pequeño con sus hermanitos subieron a la camioneta y la alegría no podía ser mayor para todos. Bocinazos, aplausos y cantos se potenciaron en el recorrido dando un marco de agradecimiento primero a la vida, luego a él por haberla luchado tanto, al personal de salud que hizo que esto pudiera ser posible y a toda la sociedad que lo acompañó con oraciones.
"La caravana surge con ánimo de demostrar que de alguna manera todavía queda gente con ganas de vivir. Con esto de la pandemia, la gente pareciera que comenzaba como si fuera el último día de vida. La sociedad en general se comporta de una manera muy inmadura, donde no hay protocolo que les sirva o alcance", comenzó expresando Marcos, papá del pequeño, a Diario La Provincia SJ.
El padre de Alejo se mostró emocionado al ver que su hijo, a esta corta edad, "sale a la calle diciendo acá estoy de vuelta, de pie con todas las ganas, quiero salir adelante y mi vida continúa"."Queríamos mostrar que con covid el personal de salud siguió trabajando, no se relajó y tal vez trabajó más duro que nunca. Con esto el personal ha demostrado qué tan comprometido está. Mi hijo en plena pandemia recibió un tratamiento de una enfermedad muy dura y triste. Hoy lo tengo en mi casa gracias a eso", señaló.
El pequeño pasó por diferentes instancias de tratamiento hasta llegar a ésta del alta clínico. En diciembre, tras descubrir la enfermedad, comenzó con un duro tratamiento que le procovó incluso descompensación en general y procesos infecciosos propios de los resultados de la medicación. En este tiempo, tuvieron una internación muy larga de casi 70 días.
"Estos 8 meses fueron muy duros y difíciles. Pasamos por momentos con mucho miedo, angustia. Alejo demostró ser fuerte y poder con esto. De alguna manera nos enseña como padre a poder a vivir, disfrutar la vida y aprender a elegir, y preferir por la vida que a uno le toca. Por ahí no es la que uno planeó pero es la que nos toca y hay que ir para adelante", expresó el padre.
En diciembre comenzó su etapa de consolidación, que demora 2 meses y medio, y la transitó "bastante tranquilo" porque era ambulatorio. Pero luego en la fase de reinducción, que se dio en febrero, se hizo más difícil porque eran 6 semanas, con medicación muy parecida de la que recibía al principio de la quimioterapia y nuevamente quedaba muy débil.
"Hoy Alejo está bien, tiene sus defensas muy baja. Nos esperan 15 días de recuperación hasta que su cuerpo genere defensas y se estabilice. Luego viene fase de mantenimiento y el tratamiento completo dura 2 años", subrayó el padre destacando que "cuando empezó el tratamiento pudieron limpiar su médula y no tuvo más células cancerigenas. Eso es muy alentador".
Hoy ya está en casa, con sus hermanos y padres, durmiendo en su misma habitación. Deberá ir cada 30 días al médico para los controles y seguir con tratamiento por vía oral.
"Queremos que vea que tuvo una familia que lo estuvo conteniendo. Y que hay mucho amor, pasión, paciencia, empatía. Es una historia muy alentadora para todos los que están en la misma situación de Alejo. Creo que se puede, al margen de lo que suceda mañana, mi hijo podría hoy no estar acá con nosotros pero lo está gracias al personal del hospital y a todos los que lo ayudaron", finalizó.
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