Las calles con menos promesantes que años anteriores, los parrilleros bloqueados con cintas, muchos carteles indicadores y flechas y una fuerte presencia policial. Así lució este viernes el paraje de la Difunta Correa. Lejos está aquella imagen con cerca de cien mil personas movilizándose a pie o en otro vehículo para dar gracias o hacer un pedido a Deolinda.
Hoy, bajo estrictos protocolos marcados por la pandemia, el escenario es otro, completamente distinto.
Este Viernes Santo mucha menos cantidad de creyentes llegaron a ese espacio en Vallecito pero lo hicieron movilizados con la misma fe de siempre. Pudieron hacerlo quienes previamente sacaron el permiso que fijó el Gobierno de San Juan y con la advertencia de que no podían permanecer allí más de 2 horas.
Con tapabocas, la gente caminó por el lugar respetando el distanciamiento social y en cada ingreso a los espacios religiosos fueron recibidos por policías que les colocaron alcohol en spray. El pedido era reiterado: "no se puede tocar las imágenes", sin embargo la fe era mucho mayor y se hacía mucho más fuerte la necesidad de posar aunque sea unos minutos las manos en éstas.
Para ingresar al paraje los vehículos fueron controlados en varios puntos desde Santa Lucía hasta Caucete.
Es importante recordar que en el 2020, este paraje estuvo cerrado por la pandemia y la Semana Santa de aquel año se vivió sin la posibilidad de ir hasta allí para expresar la fe. Por eso este año muchos sintieron la necesidad de ir pero las posibilidades se limitaron por el cupo que se fijó para poder ingresar con el permiso emitido por Gobierno para evitar posibles contagios.
Galería de fotos
