Historias

Con la huella de Wey Zapata, impulsan en San Juan una "Academia de conducción de motovehículos"

El joven corredor de motocross había aceptado sumarse como instructor al proyecto de su querido profesor de Secundaria y referente de "Familias del dolor y la Esperanza". La nueva institución, única en su categoría, se llamará "Wey Zapata".
domingo, 18 de abril de 2021 10:34
domingo, 18 de abril de 2021 10:34

Pasan los días y la generosidad de Gerónimo Alberto "Wey" Zapata se evidencia en proyectos e iniciativas que van camino a concretarse y a honrarlo. Al proyecto de un predio propio para su "Escuelita de pilotos", que el joven de 23 años llevaba adelante, ahora toma forma la primera "Academia de conducción de motovehículos", pionera no sólo en San Juan sino en la región. Esa iniciativa fue impulsada por Guillermo Chirino, referente de "Familias del Dolor y la Esperanza" quien además fue profesor de Wey en la Secundaria. Ambos forjaron una duradera amistad que lo llevó, sin dudar, al joven piloto de motocross a sumarse. Aunque la muerte lo sorprendió en una carrera en San Agustín, en la provincia de Córdoba, su impronta permanece.

Guillermo presentó el proyecto en el Consejo Provincial de Seguridad Vial-

Sobre el proyecto, Guillermo comentó a Diario La Provincia SJ cómo se gestó. "Nació por una causalidad ya que, por invitación del ingeniero y especialista en Seguridad Vial, Alejandro Guzmán Vega, participé virtualmente de un seminario que se organizaba en Córdoba. En ese momento, quedamos en contacto y surgió la inquietud de por qué no había en el país una academia para aprender a conducir motos, siendo que a bordo de estos vehículos ocurren muchos siniestros viales y hay un alto porcentaje de mortalidad. Surgió la idea de plantearlo como proyecto de la Asociación ante el Consejo Provincial de Seguridad Vial".

Fue así como el proyecto fue tomando forma y se dio la charla con Wey "con el que tenía una relación entrañable y siempre centrada en la presencia de Dios en nuestra vida. Él fue alumno en el Colegio confesional en el que trabajo y compartimos seminarios y retiros; en sus competencias, me decía que Dios estaba con él".

Wey no sólo escuchaba mucho a Guillermo sino que se puso a disposición para ser parte de la Academia. "Vino a casa, oportunidad en que le dí el Rosario y nos sacamos una foto, y me dijo: "quiero dar charlas y hacer algo, desde lo que me pasó". Le comenté que queríamos crear la Academia y le propuse que él fuera instructor. Quién mejor que él que lo tenía tan claro. Le encantó y aceptó", recordó.

Tras la muerte del motociclista, la iniciativa se fortaleció como manera de homenaje. El proyecto fue presentado en asamblea en el Consejo de Seguridad Vial en un día histórico para San Juan porque coincidió con la inauguración de la oficina de asistencia a las víctimas de siniestros viales. "Lo entregamos a la ministra de Gobierno y se evaluará para poder ejecutarlo y cómo, coordinándolo con la Dirección de Tránsito y Transporte. Es probable que se complemente con otro proyecto que se está trabajando como la escuela de manejo de autos; consideramos que no tendremos inconvenientes en que marchen juntos. Su legado perdurará en el tiempo en una gran causa, como la de salvar vidas y seguir ayudando como siempre lo soñó", expresó. Chirino 

Un Rosario, para siempre

Wey Zapata llevó en su última carrera un regalo especial. Como competía en Domingo de Pascuas, Guillermo le entregó un Rosario.

"Siempre había un Rosario de por medio entre ambos. Cuando había regresado a las carreras, tras perder su brazo, le dije: "te ví volar muy alto en los saltos en la moto. No estaría mal pedirle a Dios que te acompañe". Le regalé un Rosario para que lo colocara en el manillar de la moto.... y así lo hizo", expresó.

"Le mandé un mensaje por WhatsApp antes de la competencia y le resalté que pedí a Dios que lo cuidara. "Yo sé que Él siempre me acompaña", me respondió. Cuando al mediodía me enteré de su muerte, sentí pesar, bronca y muchas emociones juntas. El fin de que le regalara el Rosario era otro; no que lo acompañara al Cielo a reencontrarse con mi hijo Lautaro. Fue un momento de dolor y muchas preguntas", manifestó Guillermo.

Él pudo hablar con la mamá de Wey en el velatorio y compartieron una charla de padres, desde el dolor. "Cuando perdemos un hijo, el primer culpable es Dios. Lloramos, hablamos mucho y le dije que le dí un Rosario para que lo acompañara en vida y no en la muerte. Supo con qué intenciones se lo regalé y le prometí que el nombre del Wey iba a quedar ligado en un proyecto bueno, para el prójimo, como quería y así será", aseguró. 

 

 

 

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