Historias

"Elegimos a la familia desde el amor": la inspiradora historia de Ana Laura, hija y mamá adoptiva sanjuanina

En la previa del día de la Mujer, descubrimos a una mamá que recibió amor de una familia que la adoptó y decidió junto a su esposo recorrer el mismo camino. Hoy, transita sus días con dos pequeños y descubre el desafiante camino de la discapacidad.
domingo, 7 de marzo de 2021 15:10
domingo, 7 de marzo de 2021 15:10

La voz de Ana Laura Camacho es suave y a la vez, transmite gran fortaleza. Es una agradecida del amor, de la vida y de haber crecido siempre "en la verdad", la misma senda que ya recorre con sus dos hijos y esposo, fieles compañeros. Llegar hasta este presente supuso elecciones de amor, nada más y nada menos, que la llevan a dar pasos con la seguridad de que todo se puede si hay "redes de contención" que se van expandiendo y fortaleciendo día a día.

Ella es hija adoptiva y hoy, también es mamá adoptiva, aunque esos sólo sean rótulos para ella que no son lo verdaderamente importante. Lo fundamental es construir familias desde el amor y ayudar a otros a transitar ese camino para que no se sientan solos.

En la previa del día de la Mujer, Diario La Provincia SJ dialogó con ella para conocer cómo se gesta una "revolución de amor"; ese movimiento imparable que crece y transforma, no sólo su vida sino la de aquellos que conocen su testimonio. 

"Llegué a mi familia cuando era bebé. Tenía 3 días de vida y ya estaba con mis papás. Tengo en claro que nosotros desde antes ya elegimos cuál va a ser nuestro hogar. Los padres y los hijos nos elegimos, desde siempre. Desde la eternidad eso ya está. Reafirmo esto que lo reflexioné cuando llegaron mis hijos. Me di cuenta que uno elige su familia desde siempre, tanto la biológica como la adoptiva. Esto es parte de la historia de uno y con el tiempo, lo maduramos, lo asumimos y sobre todo cuando esto se da cuando vivimos bajo la verdad. Yo siempre estuve bajo la verdad y para mí esto es algo natural", destacó.

Por eso, no dudó en afirmar que "me hace ruido esto de “hijo adoptivo” e “hijo biológico” porque, en realidad, yo sé que la adopción fue el modo en el que llegué a mi familia y que mis hijos llegaron a mi familia. Pero no hace a la diferencia en cuanto al cariño y a la condición de hijo. Sólo cambia el modo en el que llegás a tu hogar. Agradezco el amor que nos tenemos con mis padres; mi mamá aún está conmigo y mi papá falleció hace muchos años. Agradezco el amor con mis hijos. Esa es mi historia y sin duda, creo que uno elige a su familia desde y con el amor".

Por ello, la joven de 39 años considera que es necesario despojarnos de conceptos inapropiados. "La adopción está vista como un acto de solidaridad o de caridad cuando en realidad es un acto de amor. Así como una pareja busca a su hijo biológico desde el amor; una pareja que quiere adoptar hace lo mismo. Es una elección formar una familia: que tu hijo te elija como papá y mamá y viceversa. Cuando decidimos casarnos, ya lo teníamos pensado porque para mí esto era algo natural, parte mía. No existía en mi cabeza la posibilidad de no hacerlo. Por supuesto que tenía que hablarlo con mi esposo porque él tuvo otras vivencias. Llevamos 16 años juntos. Más allá de la búsqueda, que empezó por la biología y el embarazo no llegó, pasaron 7 años y decidimos encarar el camino de la adopción, abiertos a que podía ser como no", relató.

En ese andar, llegó a la conclusión que "creo que la adopción aún es un tema tabú sobre el que falta trabajar mucho. Y además, debemos tener en cuenta que hay dos partes: el sistema y los que nos postulamos. En qué sentido lo planteo: cuando una pareja recibe un hijo biológico, seguramente habrá ciertas complicaciones y problemas y vos lo vas a querer porque es tu hijo. Con uno adoptivo pasa lo mismo y no siempre sucede así. Todo está muy idealizado y la diferencia está en que vos recibís en tu familia una persona con una historia. Tenés la responsabilidad de recibir esa historia, acompañarla y ayudar a sanar. Eso me lo enseñó mi mamá ya que ella me acompañó siempre en la verdad y de hecho, conozco a mis padres biológicos. Me ayudó a hacerme cargo de saber qué pasó antes de o cuando llegue a mi familia; eso me ha servido y me sirve con mis hijos".

La "revolución de amor", en marcha

Desde que se inscribieron en el Registro Nacional para adoptar, Ana Laura y su esposo Elio Castro esperaron 3 años para recibir lo que tanto anhelaban. "Los papás que están en lista de espera sabemos que tenemos que estar atentos al teléfono todo tiempo porque en cualquier momento puede llegar la noticia. No me olvido más de ese momento: estaba trabajando cuando recibí el llamado: “tenés que venir” y ni siquiera me acuerdo si me dijeron hijo o hija; de hecho tampoco pregunté si era varón o nena. Directamente salí y me acuerdo como había ido a trabajar en colectivo; no sabía en qué irme. Le llamé a mi esposo para que fuera también y nos juntamos donde nos habían citado", recuerda, conmovida.

Ella, pura energía y él, puro amor: los hijos de Ana Laura le cambiaron la vida.

"Era un varón, nos dijeron cómo se llamaba y que lo teníamos que ir a buscar inmediatamente. Fue algo inexplicable porque te lo imaginás muchas veces pero lo tenés que vivir. Me emociono porque era maravilloso pensar que iba a buscar a mi hijo", dijo con su voz quebrada por los sentimientos más lindos. "Si fue inmenso para nosotros, no me quiero imaginar para él", reveló.

Su hijo tenía en ese momento 11 meses y el encuentro fue hermoso. "Nos abrazó, nos dio su cariño y allí mismo, nos elegimos y es un vínculo que se construye día a día. Me imagino que es lo que le pasa a una mamá que tiene un bebé en la panza que no lo conoce hasta que nace y lo ve y abraza. Lo alza, lo ve y lo huele. En nuestro caso, pasó eso con la única diferencia que no lo tenés en la panza. Fue una locura; una movida que se dio en el momento para avisar abuelos, a tíos y a los más cercanos porque no teníamos nada. Y tuvimos que salir a buscar todo, a que nos prestaran cosas y pedir que nos acompañaran. A su vez, fue algo muy esperado y anhelado por la familia. Es más, me acuerdo que mi cuñado no trabajó ese día porque quería conocer a su sobrino. Después, lo veíamos durmiendo en la cama y con mi esposo nos preguntábamos si era cierto o no", detalló sobre uno de los momentos imborrables de su vida.

Su segunda hija llegó hace poco más de un año y también se generaron corridas y situaciones de adrenalina y alegría. "También me llamaron y nos dijeron: “vengan a buscarla”. Y allí fue otra movilización porque había que preparar a nuestro hijo mayor. Fue encontrarnos con ella y que conociera a su hermano; ver cómo reaccionaban al estar juntos. La dinámica de la casa cambió totalmente porque pasamos de ser 3 a 4. Con mi hija, supimos que podía llegar y preparamos su habitación; fue algo distinto pero igual de movilizante", destacó.

Los pequeños se llevan 2 años: él tiene 5 y ella, 3. "Nosotros buscamos mucha ayuda, desde el punto de vista profesional de psicólogos porque no solamente se trata de amor sino de tener capacidades para sostener toda la modificación de la familia: de ser 2 a 3 y luego, 4 integrantes. Tenemos el acompañamiento y la contención de familiares y amigos que transitan este camino con nosotros ayudándonos a enfrentar ciertas situaciones e incluso, la dinámica diaria que cambia totalmente", confiesa sobre el nuevo equilibrio que como familia trabajan cada día.

Sus hijos y un mundo nuevo por descubrir

El hijo mayor de Ana Laura y Elio fue diagnosticado hace dos años con autismo y para ellos, se abrió un nuevo rumbo en el que cada día se da un nuevo paso. "Mi hijo es lo más amoroso que hay en el mundo. Es preverbal por lo que se comunica con imágenes. Es un genio; muy inteligente. Tiene una personalidad que lo hace fuerte pero no deja de ser “todo un rico”. Es super cariñoso, re apegado a nosotros y a su hermana. Es muy determinado sobre lo que quiere o no y lo que le gusta y qué no. Eso es muy importante en su condición. Aunque anhelo escuchar su voz, sus ojos y su mirada siempre me lo dicen todo. Nos conocemos y nos percibimos", detalla la orgullosa mamá.

Sobre su hija, asegura que "es pura energía y luz; va y viene todo el tiempo y está muy pendiente de nosotros; nos busca todo el tiempo. Con ella, fuimos construyendo la felicidad y la seguridad que hoy tiene. Esto llevó su tiempo, apoyo y acompañamiento. Sabe que está en su casa, con su papá, su mamá y su hermano. Y cuando los veo a los dos, veo que son felices".

A sabiendas de su camino recorrido, Ana Laura cree que si se comparten las experiencias de vida, se puede ayudar a otros y sobre todo, acompañarse y contenerse. Por eso dio pasos muy importantes que dejaron huella en otros sanjuaninos. 

"Estuve acompañando a matrimonios cercanos que querían adoptar y ya lo hicieron. También, decidí compartir mi historia y vivencias con otros ya que creo que, al hacerlo, puede resonar y esa persona puede buscar ayuda o tomar una decisión. Que vean cómo naturalice la adopción en mi vida y que quiero que mis hijos también lo hagan: que sepan de dónde vinieron y cómo pero que ahora son parte de esta familia. Acá nos construimos los 4 como familia. Cuando me convocó Pablo Montemuro, dimos charlas individuales contando historias. Mi propósito es difundir que existe el camino de la adopción y que se puede ser papá y ser mamá. Hay que ser responsables y que si uno decide serlo, tenés que ponerte al hombro las dificultades y con todo, ir para adelante", manifestó convencida.

"Ahora, estoy descubriendo otro camino que es el de la discapacidad y que es difícil de transitar pero que acá, en esta familia, no le vamos a quitar el cuerpo. Lo vamos a recorrer como se pueda y de la mejor manera. Es un ámbito nuevo, ya que no conocía el autismo y ahora con mi esposo vamos transitándolo. Me estoy acercando a temas muy fuertes relacionados a la discapacidad y que necesitan difusión y conocimiento, acercamiento y que la gente hable y se conozca. Hay que tejer vínculos, lazos y que no te sientas solo. En un momento nosotros transitamos la soledad de que un hijo no llegaba, caminamos por el camino de la adopción y después, el que nos marcó la llegada de un hijo y de que ya somos familia. Y después enfrentamos un diagnóstico y luego, el matiz de la llegada de una nueva hija. Todo esto me ha ido ubicando en distintas veredas en la vida", destacó Ana Laura.

Y sentenció: "hoy quiero que se generen vínculos entre familias que ma-paterman con hijos con discapacidad. Eso es para mí muy importante. Quiero que el otro sienta que no está solo; que hay otras familias pasando por lo mismo y que nos tenemos que acompañar. Que nosotras como mujeres sepamos que hay mamás que nos necesitan. Estos en muchos grupos de WhatsApp para sentirme acompañada y necesito ver las cosas de otras ópticas para aprender. Es muy diferente ser hija adoptiva y después, mamá adoptiva".

El deseo de Ana Laura

"Me gustaría estar un ratito en la mirada de mis dos hijos para saber como me ven a mí. La mirada de un niño es totalmente humilde, sincera, no tiene perjuicios y ellos siempre ven, si les damos amor; ven lo positivo. No digo que no hay adversidades porque las pasé y las voy a seguir pasando en la vida. Pero si tenemos una mirada más amable, sin juzgar al otro, cualquier decisión que tengas que tomar o lo que tengas que hacer, cambia".

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