Aniversario

Elvira Orfila Benitez, la sanjuanina que salvó a su hija antes de ser desaparecida: "siempre la espero"

Victoria Benitez recuerda cómo su madre la resguardó ante el operativo cerrojo en el que se la llevaron en 1977, en Mendoza. Su búsqueda por justicia sigue fuerte y determinada.
miércoles, 24 de marzo de 2021 09:19
miércoles, 24 de marzo de 2021 09:19

Victoria Benitez recuerda a su mamá como "una mujer de 24 años, llena de proyectos y que quería vivir" y que gracias a su familia materna, ella tuvo el pilar para salir adelante en una lucha que aún no tiene fin. Elvira Orfila Benitez es una de las desaparecidas en la dictadura militar y desde abril de 1977, no se supo más de ella. En el día de la Memoria, la Verdad y la Justicia, la voz se eleva para recordarla a ella y a sus compañeros que fueron blanco de la persecución militar.

"Vivíamos las dos en Las Heras, en la provincia de Mendoza porque ella estaba muy jugada en San Juan; estaba en la clandestinidad. Quiero aclarar que mi mamá era militante y no se la llevaron por error. Ella era Peronista y militaba en Montoneros y se la llevaron por eso. Por militante", destacó Victoria que actualmente es subdirectora del área de la Mujer e integrante de HIJOS en San Juan.

Victoria Benitez, portando la foto de su mamá. Es una de las pocas imágenes que tiene de ella y en la que están juntas.

Sobre lo que sucedió en los instantes previos a separarse de su mamá para siempre, ella detalló: "el 7 de abril de 1977, veníamos las dos del supermercado. Estaba la Aeronáutica que sitiaba el barrio y sembraba el terror para que la gente viera lo que te pasaba si estabas en contra de ellos. Mi mamá se dio cuenta que estábamos rodeadas por todos los milicos. Me alcanzó a dejar con unos vecinos. Me pasó por las rejas y le pidió por favor que me tuvieran; para que no me hicieran nada. Y se la llevaron".

Victoria, que comparte abiertamente su testimonio y en la virtualidad por la pandemia lo sigue haciendo y fue invitada por el Comando Evita de la provincia esta semana, recordó que estuvo en la casa de esos vecinos mendocinos por 10 a 12 días, "hasta que unos compañeros de militancia de Elvira se comunicaron con mi abuelo, Segundo Benitez, que había sido diputado peronista, y él me fue a buscar".

Victoria con su hija que se llama como su abuela, Orfila.

Empezó la búsqueda de Elvira, "que fue desesperada y en ese momento, mi abuelo le escribió una carta al obispo Primatesta, en ese momento, que le dijo que no podía hacer nada. Si se la habían llevado, por algo era; algo habrán hecho. Esas eran las respuestas que encontrábamos en todos lados. Mi abuelo fue un gran pilar en mi vida y a él también lo secuestraron y lo torturaron en la exLegislatura, preguntándole por mi vieja". 

La persecución no cesaba, al tiempo que trataban de saber dónde estaba y qué le había pasado a Elvira: "a mi casa entraron, muchas veces, los militares a punta de fal. No importaba si era chiquita y me decían: "vos callate, hija de subversiva". El auto Falcon verde siempre estaba en la puerta. Había permiso para todo. Era un infierno, una pesadilla y una cosa espantosa. Nos reforzamos como familia porque con los vecinos y en la escuela había aumentado la indiferencia. Había mucho miedo y en la escuela, los pibes no querían jugar conmigo porque era hija de una Montonera".

No deja de destacar que "tuve la suerte de tener esta familia materna. Mis abuelos ya fallecieron y la hermana de mi mamá me adoptó. Siempre me dijeron la verdad; siempre supe que mi mamá era desaparecida. Nunca me mintieron sobre mi identidad y me fueron contando todo, de acuerdo a mi edad. La figura de la desaparición que los genocidas inventaron es tan perversa que toda la infancia, cuando tocaban el timbre de mi casa, decía: "es mi vieja; ahí vuelve". Era estar siempre esperando que vuelva. Entonces, con esa figura, te obligaron a matarla mil veces en tu cabeza para poder seguir adelante. Mi abuela, todos los días de su vida, se paró frente a la ventana de la cocina a esperar que volviera su hija. Sé, con 45 años, que ellos la mataron y cuando les digo eso a mis hijos me contestan: "¿y qué sabés, mamá? ¿Y si aparece?". 

La lucha

Para Victoria, con el inicio de los juicios contra los crímenes de lesa humanidad y las medidas tomadas por Néstor Kirchner, el dolor de los HIJOS de desaparecidos se transformaba en una lucha más sólida. "Empezaron los juicios, que tienen un valor histórico, y dentro de 20 años, en los libros de historia se va a leer que Olivera está con dos sentencias o tres a perpetua por asesino. Más allá que ahora le den la domiciliaria, ya se sabe quién es".

Y remarcó que durante el Gobierno de Alfonsín, "la búsqueda de justicia fue desesperante. Había silencio y un Estado ausente. En San Juan, Margarita Camus armó y plantó el bosquecito de la Memoria en Sociales de la UNSJ y fue la primera vez que vi el nombre de mi vieja en una placa. A partir de ahí en San Juan empezó otra historia. Ya no estaba sola en esto al poder conocer a otros hijos de desaparecidos. Nos juntábamos y al principio era estar unidos por el dolor y después, se transformó en amor y en lucha. Estoy orgullosa de la defensa de los derechos humanos y de la institucionalidad. Ahora hay un cambio de mirada y paradigma y los 30.000 desaparecidos son 30.000. Esta es una historia colectiva y tiene un agujero generacional gracias a los genocidas".

Victoria, acompañada por la directora de la Mujer, Adriana Ginestar.

Historia de una desaparición

Elvira Orfila Benítez era hija de Segundo Cipriano Benítez, diputado provincial por el peronismo durante la gobernación democrática de Eloy Camus. Recibida de profesora de educación especial, comenzó a participar en Montoneros aproximadamente en 1974. Allí conoció a su compañero, Carlos Pardini, preso desde 1976 hasta la recuperación de la democracia.

La pareja pasó a la clandestinidad en la Villa Del Carril y luego fue a Mendoza. El 7 de abril de 1977, Elvira (de 25 años) alcanzó a dejar a su hija Victoria con unos vecinos, antes de que se la llevaran.

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