Su voz y su ser transmiten paz y sabiduría. María Agustina Silva tiene 27 años de edad y es una verdadera luchadora. Padece glomerulonefritis (inflamación de los pequeños filtros de los riñones, llamados glomérulos, que impiden filtrar las toxinas del cuerpo) y supo ganarse el corazón de muchos sanjuaninos con su segmento en DQE (Canal 8): La Cocina de Agus.
Hoy la joven está en Terapia Intensiva, en un estado crítico, a la espera de un riñón. En un momento de desesperación, su hermana María Eugenia Silva lanzó un pedido de ayuda a la comunidad para que alguien done un riñón y rápidamente se hizo viral.
"Anoche en un acto de desesperación hice ese flayer. No desconozco la ley, la situación legal. Hice esto en un acto de desesperación porque no quiero que mi hermana se muera. No es lucrar, buscar un órgano a cambio de algo. Mi intención es conscientizar sobre donación para mi hermana o quien fuera. No quiero que mi hermana se muera", expresó Maru a Diario La Provincia SJ, con la voz algo quebrada.
La joven contó que ella siempre dona sangre y es 0 positivo. Si bien es el mismo grupo que su hermana, no son compatibles para ser donante de un riñón.
"Lamentablemente en mi familia no somos compatibles con Agus. El primer paso para la compatibilidad es tener este grupo sanguineo pero a la vez que una serie de estudios salgan favorables, para tratar de garantizar un trasplante exitoso. La idea es siempre preservar la salud del donante", agregó destacando que el "donante dona y tiene un nivel de vida al 100%".
"El nivel de vida no modifica en nada, a uno no le modifica en nada, pero quien lo recibe le salvas la vida", aclaró.
María Agustina transita un momento muy difícil. Se encuentra internada a la espera de que aparezca un donante y en esta espera su salud se deteriora. La única que es compatible de la familia es su mamá pero en septiembre pasado fue diagnosticada con cáncer y no puede ayudar a su hija.
"Es una situación angustiante, desgastante. Tiene que ser 0 positivo, ser sano y un abogado debe garantizar que esto es un acto voluntario y de corazón. Una vez que la justicia lo autoriza, se puede ir al trasplante", explicó.
Ante el mensaje que difundió Maru Silva, Inaisa emitió un comunicado que dice: "en ocasiones se difunden a través de los medios, casos de personas particulares que requieren un trasplante de órganos, muchos de los cuales circulan en primer lugar a través de las redes sociales. Si bien estos casos pueden sensibilizar a la comunidad sobre el tema, es fundamental aclarar siempre que el sistema de Donación y Trasplante de órganos funciona independientemente de esta mediatización de casos particulares. un pedido de órganos para una persona particular a trávés de los medios no acelera la obtención de ese órgano".
Por otro lado, la entidad hizo alusión a la ley 27.447 en la que prohíbe la publicidad de pedidos de órganos, tejidos y células para personas determinadas, exceptuando aquellos casos en los que el individuo o sus familiares se manifiesten en forma pública, libre y voluntaria".
La historia de Agus
Agustina fue diagnosticada en el 2017 y entró en lista de espera del INCUCAI hace 17 meses. En pandemia todo se le hizo cuesta arriba pero lo transita apoyada en las constantes demostraciones de fuerza de su mamá, hermana, abuelos maternos y papá que siempre están. Asimismo, de su mejor amiga y quienes le envían todas las energías para sobrellevar altibajos emocionales regulares. Porque hay días buenos y otros no tanto, pero Agustina los atraviesa y sin saberlo, o quizás sí, enseña lo que es tener valor.
En julio del 2020, Agustina accedió a una nota con Diario La Provincia SJ, en el monoambiente donde vive y desde allí contó su historia. Sentada en un coqueto sillón vintage, por aquel entonces contó que estaba atenta a las normas sanitarias y que le molestaba cuando ve que alguien no las cumple o se relaja.
En este período, “la fístula que tengo en el brazo para dializarme me empezó a doler. Últimamente, llega un horario en la sesión en el que no aguanto el dolor. Se me juntan sentimientos. No deberíamos sentir nada porque cuando nos pinchan para colocarnos las agujas, el cuerpo se acostumbra. Ahora se me desarrolló más la fístula y en un momento de la diálisis, siento como si se me cortaran las venas. Respirás profundo y no queda otra que aguantártela porque no me pueden desconectar, de acuerdo al criterio médico”.
Mientras lo relata, muestra su brazo guerrero. Ella optó por ese acceso arteriovenoso en el que le colocan las agujas para su tratamiento y señala que, aunque está muy atento a él, no puede evitar mantener el brazo derecho muy activo. Es que si Agustina no deja despegar su creatividad, se cae.
Su lugar en Canal 8
Agustina tiene lo que necesita en su amplia habitación: su cama, un mini living con deco personalizada, casi todo realizado por ella. Pero el sector de la cocina se lleva la estrella. Incluso está identificada con un cartel: “La cocina de Agus”.
En ella, da vida a comidas hechas con amor, “con lo que hay en casa” y para todos y esas delicias aparecen en un segmento, todos los lunes, en el programa DQE de Canal 8. “Me dieron la oportunidad y al principio, moría de vergüenza. Ahora me relajé y sé que esto me hace muy bien. Me da ánimo y me pone feliz ayudar a emprendedores que con toda la onda me facilitan sus productos. Lo hago con todo gusto porque sé que todo vuelve”, acota. En sus redes sociales, también comparte su pasión por la gastronomía que heredó de su abuela materna (“me enseñó a cocinar de chica”, afirma) y las instancias de su tratamiento.
Ante la consulta de si imagina que en esta pandemia, en la que le da pelea con más garra que nunca a lo que la pone mal física y emocionalmente, llega la posibilidad de un trasplante de riñón, se sincera. “No me quiero ilusionar. A veces lo pienso y sé que en ese momento va a estar mi mamá, como siempre. Se bancó conmigo todas las veces que me internaron y estuve muy mal. La veo dejando todo y a mi hermana yendo y viniendo para hacer todas las gestiones. Por supuesto, estarán mis abuelos que los amo, sentaditos ahí en el hospital. Sinceramente, no sé si podría pasar por el proceso en que me llamen para integrar el grupo de personas que podrían recibir un órgano. Te hacen estudios y se conoce la compatibilidad. De ellos, los que no pueden recibirlo vuelven a casa y la carga es muy dura. El apoyo psicológico es clave”.