La Teniente de Navío Cecilia Alejandra Di Carlo Vitoloni actualmente está embarcada en el Rompehielos ARA “Almirante Irízar” realizando la Campaña Antártica de Verano 2020/2021, bajo las órdenes del Comando Conjunto Antártico, dependiente del Ministerio de Defensa.
Su destino es la Corbeta ARA “Gómez Roca” donde se desempeña como Jefa de operaciones, pero desde diciembre del año pasado se encuentra en comisión en el rompehielos. Allí cumple, entre otras funciones, la guardia de Seguridad Náutica en el puente de comando junto a otros oficiales de comando.
Nació hace 35 años en la Ciudad de San Juan y cursó sus estudios en la Escuela Normal Superior General San Martín: “De mi infancia lo que más recuerdo son las amistades del barrio donde me crié, las cuales tengo la dicha de conservar a pesar de la distancia que generalmente nos separa”, comenta.
En San Juan quedaron sus padres y hermanos que comparten y siguen su carrera naval. Por otro lado, su marido y su hija María Paz, la esperan en Punta Alta cuando finalice la campaña antártica.
El sentimiento de servir a la Patria
La Teniente de Navío Di Carlo finalizó sus estudios secundarios e ingresó a la Armada en el año 2004: “Mi decisión fue una sorpresa para toda la familia, ya que el ámbito militar era desconocido por todos. Mis hermanos se inclinaron por la ingeniería y yo me acerqué a la Delegación Naval por una publicidad que recibí en el colegio”.
De chica jamás se le cruzó la idea de pertenecer a la institución. “A medida que fui creciendo me atrajo el mar. Sentía curiosidad por navegar, me interesaban las embarcaciones y la vida a bordo”, detalla.
Asegura que los uniformes, las formaciones y desfiles militares le generaban intriga y curiosidad. “Siempre digo que cuando tomé la decisión de ingresar desconocía el 99 % de lo que iba a hacer, pero en la Escuela Naval la vocación se hizo fuerte y sentí lo que es realmente servir a la Patria”, señala.
Al finalizar la escuela realizó el viaje en la Fragata ARA “Libertad” donde pudo aplicar los conocimientos adquiridos durante los cuatro años de formación: “Mientras transitaba los primeros dos años luego del egreso, decidí elegir la especialidad de Comunicaciones ya que siempre me incliné por las operaciones navales, tanto en su planificación como ejecución, y con el tiempo me capacité en Oceanografía”.
En su carrera los mejores momentos vividos fueron en navegaciones o en diferentes unidades navales. “Las experiencias son gratificantes, tanto por la magnitud de las operaciones como por el aprendizaje, además en algunas navegaciones se suma la posibilidad de transitar aguas polares”, resalta.
También destaca la camaradería que se genera entre los miembros de una unidad que permanece varios días lejos de sus seres queridos, logrando lazos de confianza unidos por el mismo fin. En este sentido, asegura que los ejercicios internacionales como ATLASUR y UNITAS aportaron mucho a su profesión: “Allí se cumple la misión y se enriquecen vínculos, intercambiando vivencias y generándose amistades que perduran en el tiempo”.
Actualmente, y bajo un estricto protocolo por el COVID-19, el rompehielos ARA “Almirante Irízar” se encuentra reaprovisionando las bases antárticas y efectuando el intercambio de su personal. “Mi función abordo es realizar la guardia de Seguridad Náutica. La particularidad es que la navegación se da por zonas con presencia de hielos, lo que la hace más compleja y al mismo tiempo genera gran experiencia y seguridad a medida que van pasando los días”, explica.
Para la Teniente Di Carlo, las expectativas se van cumpliendo a medida que uno transita la carrera: “En cada ascenso de jerarquía el balance siempre es positivo. Cuanto más experiencias, más aprendizajes y por ende más satisfacciones tanto personales como profesionales”.
Y apunta: “La Armada es un estilo de vida. Somos militares las 24 horas, los 365 días del año. Es proteger los intereses marítimos de la Nación, velar por los medios del Estado Nacional, conducir hombres y mujeres encuadrando a todos en un ámbito de lealtad, honor y confianza. Es recordar a nuestros héroes y honrarlos, sin olvidar ni dejar que se olvide a quienes cumplieron con su función de servir a la Patria, como los 44 tripulantes del Submarino ARA “San Juan”.
“El servir a la Patria está todos los días en las pequeñas y grandes cosas, desde que nos reunimos con nuestra gente para conocer sobre su bienestar, hasta cuando encaramos las tareas, siempre con el fin de llevar al máximo nivel el adiestramiento y el alistamiento de los medios”, afirma.