Historias

Los 43 nietos de Tranquilino González, el último carrero, formaron una Asociación para impulsar Sarmiento

Tienen un gran terreno que ya han dividido en parcelas con el objetivo de que cada familia construya su casa. Quieren revalorizar la tierra que los vio nacer.
lunes, 4 de octubre de 2021 15:30
lunes, 4 de octubre de 2021 15:30

"Al final, lo primero es la familia", decían los Benvenuto al final de cada programa. En Retamito, Sarmiento, hay un gran grupo de personas que llevan esta frase como bandera. Se trata de los hijos y nietos de don Tranquilino González, el hombre conocido como el último carrero. 

En total son 43 primos hermanos que han decidido unirse formando la Asociación Sembradores de Sueños y que están transformando un terreno que colinda con el Río Sonadero para promover Sarmiento y los lazos de fraternidad. 

"Mi abuelo fue carrero del departamento. Tenía una flota de carros con los que hacía el acarreo hacia y desde los hornos caleros. Llevaba la leña y después sacaba la piedra y la cal. Tenemos un terreno de una extensión de aproximadamente 2 mil hectáreas que ahora pertenecen a la Asociación. Más allá de la sucesión, se decidió que los nietos de Tranquilino González, hicieran posesión de esto que había sido de los hermanos González", contó en diálogo con Diario La Provincia SJ, Sandra González. 

Ya realizaron la mensura y dividieron las hectáreas en parcelas iguales para que cada uno de los primos pueda construir una vivienda. Además, van a tener espacios en común, como un salón de usos múltiples cuya construcción ya comenzó. 

"Recién estamos armando todo el terreno, pero ya está a nombre de la Asociación. Tenemos varios proyectos a concluir. Es un lugar bellísimo pero al que le falta mucho apoyo y difusión para que se conozca. Sabemos que no es común, pero nosotros tenemos una familia muy unida. Por eso es importante para nosotros darle forma a este proyecto", agregó una de las primas. 

La importancia de seguir las tradiciones
Hasta antes de la llegada del coronavirus, sabían que en septiembre de cada año, tenían una gran reunión familiar en la que se juntaban para convivir y honrar a su abuelo. 

"Llevamos bastante tiempo con la Asociación, ahora se comenzó con el loteo y se está construyendo un salón multiusos enclavado en el cerro para uso de todos los primos. Muchos no están ni en San Juan, hay en Mendoza, San Luis y Córdoba. Teníamos una tradición hasta antes de la pandemia, que los septiembre, en algún fin de semana nos juntábamos todos los primos, con los tíos que están y con los sobrinos en una gran cena familiar. Lo hacíamos en esa época por el cumpleaños de mi abuelo", agregó la mujer. 

Los tíos más grandes, hijos de Tranquilino, son Luis e Isabel.

Si bien la vida los ha llevado a muchos a vivir fuera de la provincia, hay varios que sueñan con jubilarse y poder retirarse en este lugar. "Con el coronavirus esto se vio interrumpido pero seguimos trabajando en la asociación. Nuestra idea es estar todos juntos acá en nuestra vejez. En agosto hicimos la bendición de la tierra en agradecimiento a la Pachamama y también Sergio Mayorga, uno de los sobrinos, construyó una pequeña gruta para el 'Cristo de la Pandemia'. Hasta Cienaguita tenés asfalto, pero después hay seis kilómetros de tierra. Es un valle que es divino. Nosotros lo amamos, es nuestro lugar, nuestra niñez y la de nuestros padres", sentenció Sandra. 

Quién fue Tranquilino González
Tranquilino era oriundo de Media Agua, pero se instaló en Retamito fletando pasto para Nicolosi. Se trataba de una calera muy importante de la época, que contaba con grandes hornos, canteras, tropa de carros e inmensos corrales en los que se encontraban los caballos que trabajaban en el lugar.

Algunos de los hijos de Tranquilino.


Por ese entonces, la localidad se alzaba como una zona próspera, ya que además de la cal que se transportaba gracias al tren que tenía una estación allí, se producía trigo que se transportaba hasta los molinos de Media Agua. Por ello, tranquilino decidió comprar un amplio terreno y formar su familia en esta zona. 

Los tablones en las juntadas anuales son multitudinarios.

En cuanto a la profesión, tenía un alto grado de dificultad, ya que cada carro podía transportar hasta 2 mil kilogramos y era tirado por entre tres y seis mulas, que circulaban por huellas. 

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