El próximo 29 de octubre, la Iglesia de San Juan de Cuyo estará de fiesta ya que tres de sus diáconos, Martín Nacusi, Miguel Chirino y Gustavo Vaca recibirán la orden del Presbiterado de manos del Obispo Jorge Lozano. La celebración tendrá lugar en el Polideportivo del Colegio Luján, a partir de las 20.00 horas y se transmitirá en vivo a través de Youtube, desde el canal "Dios está aquí".
Con este nuevo ministerio la Iglesia los habilita para presidir la Eucaristía, la unción de los enfermos y la reconciliación. Antes de dar este nuevo paso en su carrera, los tres hombres de Fe dialogaron con Diario La Provincia y contaron sobre su carrera y cómo están viviendo los momentos previos a esta nueva ordenación.
Martín Nacusi
Martín surgió de la comunidad de Guadalupe y lleva diez años en el camino de Dios. En octubre pasado se ordenó como Diácono y está listo para continuar con su carrera. "Es sin duda una alegría porque es una invitación de Dios para acercarme más a Cristo, con su entrega de amor por los hombres, por nosotros y por mí. Es un unirme a Jesús en el calvario para de alguna manera, en el ministerio que se va a obrar en el sacramento, yo muera para que nazca Cristo, yo lo deje ser en mí", reveló.

"Es muy fuerte porque es una invitación de Dios a unirme más con Dios, incluso con la persona del Dios Padre que le dio su hijo al mundo para que nos salvara. De alguna manera en cada eucaristía que voy a poder celebrar y presidir, voy a estar recordando esa entrega de amor para hacerlo presente en el altar. Es la invitación a tener su sentimiento. Lo mismo será cuando me toque el poder reconciliar a mis hermanos con Dios, voy a experimentar desde adentro este corazón misericordioso que tiene Dios por cada uno de nosotros pecadores y penitentes. Para mí es una alegría", agregó.
Finalmente, aseguró que en su llamado a servir encontró su verdadera vocación. "Voy a ir descubriendo para qué Jesús me llamó a ser sacerdote en este momento de la historia. Siento que nuestro paso es una invitación a que todos se pregunten, en especial los jóvenes, qué es lo que Dios quiere para mí. Antes de los veinte yo tenía otros proyectos, pero cuando Dios nos propone algo, aunque nos parezca descabellado, es lo que nos hace más felices. Por ahí nos da miedo, pero es increíble cuando uno lo va transitando, se da cuenta de que encuentra con una felicidad que va de la mano del servicio de la comunidad, de la entrega", sentenció.
Gustavo Vaca
Gustavo tuvo una vida relacionada con la Iglesia, ya en su etapa de adolescencia y juventud ya que trabajó como catequista en diversos centros. En el 2006 ingresó a la Licenciatura en Enfermería de la que egresó cuatro años después, pero siempre siguió con la fe intacta acompañando el Movimiento Círculos de Juventud. "Participé como tarea pastoral en la Cima Piedad y en varios eslabones. En uno de ellos, en el Eslabón 230, sentí intensamente que el Señor me llamaba a configurar mi vida en el Ministerio Sacerdotal", reveló.
Fue así que en febrero del 2011 comenzó su formación en el Seminario, mientras que paralelamente ejercía su profesión de enfermero en el Hospital Rawson y en el CIMyN, y como docente en la carrera de Enfermería. "Al egresar del Seminario comencé la etapa pastoral en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen de Angaco, siendo el párroco el Presbítero Jorge Harica. Actualmente, desde la Pascua del año 2020, fui designado para el ejercicio diaconal, en las Parroquias San José y Nuestra Señora de las Mercedes en Jáchal, sumándome a la tarea pastoral del Presbítero Orlando David Sánchez y Jorge Luis Carrascosa", sentenció.
Hasta el momento no se ha informado desde el Arzobispado que ninguno de los tres nuevos Presbíteros vayan a ser trasladados hacia una nueva comunidad.
Miguel Chirino
Miguel es oriundo de 25 de Mayo, y aunque el departamento tuvo otras vocaciones antes, es el primero que logra la ordenación. "En mi infancia me llamaban mucho la atención las personas consagradas. Me acuerdo de a los nueve años haber visto un sacerdote ordenando leña en el fondo de una casa. Se había lastimado las manos y ahí me di cuenta de que era un ser humano y me di cuenta de que se puede. Después hay sacerdotes que de la nada se acercaron a preguntarme si yo me sentía llamado a esta vida", contó sobre los inicios de su vocación.
Finalmente, tras resistirse, a los 30 años decidió acudir al llamado que había tenido hacía tantos años antes e ingresó al Seminario. A un paso del presbiterado, aseguró que es un gran momento tanto para él como para la Diócesis. "La ordenación presbiteral significa para mí una gran alegría y también es una gran alegría para toda la Diócesis. Significa haber llegado a responder plenamente al llamado que Dios me hizo desde muy temprano, cuando yo era niño y es un sueño cumplido para mí, pero es algo que se comparte. El don del Presbiterado es un don para toda la comunidad, para todo el pueblo de Dios. Es una gran alegría y un gran orgullo el haber sido elegido por Dios para esto. Les pido que recen mucho por nosotros, por Gustavo, por Martín y por mí, nuevamente pidiendo la gracia de la fidelidad y del servicio para el pueblo de Dios. Que Dios los bendiga mucho", sentenció.