Tiene 72 años y es la abuela querida del templo de Jáchal. Toda su vida estuvo vinculada al templo San José de Jáchal, desde que fue bautizada. Lucía Molini, es madre, abuela y bisabuela, y por los pasillos de ese templo transitó en innumerable cantidad de ocasiones, tanto cuando la sonrisa se dibujaba en su rostro como cuando las lágrimas se corrían por su mejilla.
Por eso es hoy quien tiene una de las palabras más fuertes en cuanto a aquel templo que permaneció 10 años cerrados y ahora volverá a abrir sus puertas. Cuando está frente a la obra, que por estas horas ultima los detalles para su apertura, se le hace inevitable pensar en todas las anécdotas que vivió en ese lugar.
Toda mi vida viví cerca de la parroquia. Mis padres nos enseñaron este amor a cristo y San José. Paso mucho tiempo en la iglesia y soy ministro de la eucaristía. Mi casamiento fue ahí, la comunión de mis hijas, todo", comenzó recordando a Diario La Provincia SJ.
Lucía define al pueblo de Jáchal como "muy creyente", que "ama a Jesús" y "que sobre todo tiene una devoción particular a San José". Por eso los fieles católicos, pese a toda la pandemia, concurre a la misa de manera perseverante todos los domingos y vive las novenas de manera tan multitudinaria.
"Cuando sucedió esto de que se decía que el templo estaba deteriorado se sintió mucho dolor porque es muy significativo para nosotros. Fueron lágrimas de toda la gente cuando se cerraron las puertas. Cuando tuvimos que trasladar las cosas del templo a distintos lugares, porque la casa parroquial era chica, eran lágrimas y lágrimas. Después tener que desarmar los espacios que estaban a los costados", expresó con gran melancolía y sin poder evitar la emoción que esos recuerdos le traían.
Sin embargo hace 3 años la comunidad supo que el gobierno de la provincia en conjunto con el municipal de Jáchal iban a trabajar en su restauración. Durante ese tiempo se desarrolló un arduo trabajo que no se frenó con la pandemia y con el único objetivo de convertir la vieja estructura en un templo sismo-resistente.
El templo guarda en su interior un gran tesoro que es Cristo Negro articulado que tiene cabello natural del siglo pasado, traídos de Potosí, Bolivia; y la reliquia de San José que "es único y algo muy nuestro". "Por eso le pedíamos tanto a Dios que podamos volver a su casa. Ahora el hecho de decir se abren las puertas y volvemos a casa, es una alegría inmensa porque es una casa en la que dejamos lágrimas, tristezas, cosas bonitas como casamientos y cosas hermosas que se vivieron", expresó.
Este sábado el templo volverá a abrir sus puertas y ella tendrá el gran privilegio de dirigir las palabras a la comunidad. Luego el padre Orlando Sánchez va a bendecir las puertas del santuario y la imagen de San José va a ser depositada en una mesita. El 19 de noviembre, que es el día de San José, recién se lo entronizará donde será su santuario.
