Historia

El día que murió uno de los arzobispos más queridos de San Juan y que dejó una importante huella

Monseñor Ítalo Severino Dí Stéfano murió el 11 de octubre de 2002. Su cuerpo descansa en Chaco pero San Juan hizo todo lo posible para traerlo a la provincia, que fue la última diócesis que estuvo bajo su mando.
lunes, 11 de octubre de 2021 15:25
lunes, 11 de octubre de 2021 15:25

El 11 de octubre de 2002 una noticia conmocionó a todos los sanjuaninos. Monseñor Ítalo Severino Dí Stéfano moría tras permanecer alrededor de tres meses en cama por un problema neuronal, que incluso le había quitado el habla. El arzobispo de San Juan de Cuyo ya no estaba en la provincia y la noticia llegaba desde Santa Fe.

Monseñor había dejado San Juan el 26 de mayo de 2000 para volver a su provincia natal. Su despedida generó un gran movimiento social previo. El 22 de mayo, más de 15 mil fieles se reunieron en el estadio Aldo Cantoni para darle el adiós pero de una forma muy particular: juntando donaciones. Así fue como se consiguió reunir más de 3 mil kilos de mercadería no perecedera que fue distribuida luego en escuelas de fronteras.

Por su alma solidaria, por su espíritu pastoral y su perfil luchador, especialmente en materia política, la noticia conmocionó a toda la comunidad, fuera o no católica. Su cuerpo fue velado en Santa Fe y desde el Arzobispado de San Juan se había hecho todo lo posible para que el cuerpo encontrara el descanso eterno en esta provincia. 

Es que "todo monseñor debe descansar eternamente en la última diócesis que estuvo bajo su mando" y por eso una comisión integrada por los presbíteros Daniel Navarro, Ricardo Báes Laspiur y José Juan García viajó por aquel entonces a Santa Fe para ver la posibilidad de traerlo a San Juan. Paralelamente se gestionó ante el gobierno local el avión sanitario para poder trasladar el cuerpo y se preparó una fosa de la cripta ubicada en el subsuelo de la Catedral para que en ese lugar descansara.

Pero esto no prosperó y finalmente la diócesis de Roque Sáenz Peña de Chaco, que fue creada por Dí Stéfano, logró que el cuerpo quedara allí depositado para su eterno descanso.

Amor por San Juan 

Dí Stéfano había llegado a San Juan el 21 de marzo de 1981 para reemplaza al fallecido arzobispo María Sansierra. Venía de desarrollar una intensa actividad pastoral en el Chaco, donde aseguró había una "pobreza cruda" e "injusticia social". Una vez en estas tierras, siguió con su fuerte servicio pastoral e incentivó que se desarrollara en San Juan esta actividad de la mano de la Acción Católica y Cáritas. En su gestión se elevó de 20 parroquias presentes en 1981 a 44 y con esto aumentaron los sacerdotes y seminaristas en la provincia. 

Por otro lado, Dí Stéfano fue miembro del Consejo Episcopla Latinoamericano y fue presidente de Pastoral Social de la Confederación Episcopal Argentina y de la Pastoral Social del CELAM.

Una de las frases más fuertes que dejó de su paso por San Juan, y que se conserva en los diarios de la época, fue una que lo definió: "No soy duro. Yo me emociono mucho y suelo llorar cuando estoy solo. Me conmueve la situación de mucha gente. Cuando vuelvo de los barrios, regreso muy tensionado. Los médicos me dijeron 'tenga cuidado'".

A 19 años de su partida, la comunidad católica sanjuanina ya piensa en los homenajes que se realizarán en el 2022 cuando se cumpla 20 años de su muerte. Si bien todavía no hay nada oficial, ya se piensa en todo el legado que dejó no solo en cada parroquia sino en loa colegios que nacieron también durante su gestión. 
 

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