Historias

A su hija sólo le funciona un riñón, necesita cuidados y tras el terremoto no pueden entrar a su casa

La familia vive en un asentamiento de Costa Canal y Calle 15, en Pocito. Aseguran que se les dificulta cumplir con la dieta de la niña, después del sismo.
domingo, 24 de enero de 2021 09:00
domingo, 24 de enero de 2021 09:00

Desde que su hija es pequeña, Elizabeth conoce muy bien de luchas y esfuerzos. Una enfermedad renal en una niña de 2 años no es fácil, como ninguna otra, pero siempre supo salir adelante con lo poco que tenían y lograban para la familia. Ahora, toda la valentía que demostró tener para sobreponerse por la salud de la chica que ya cumplió 14 años, se vio resquebrajada después del último terremoto del pasado 18 de enero. 

Con su esposo y sus hijos más pequeños viven en una casa del asentamiento ubicado en calle Costa Canal y 15, en Pocito. Desde ahí sintieron el clamor de la montaña y la fuerza del terremoto que no dejó su casa en el piso, pero sí la volvió inhabitable. Rezándole a Dios y esperando por una asistencia habitacional, ahora teme porque la enfermedad de su hija pueda agravarse debido a las consecuencias que dejó el fuerte sismo. 

"Acá vivimos seis, después del terremoto vino mi hermana y está con nosotros. Tengo una nena con litiasis renal, tiene los dos riñones pero le funciona uno solo y estamos esperando una operación que es muy riesgosa. Por su enfermedad necesita de una dieta estricta y sólo puede tomar agua mineral, pero ahora se hace muy difícil seguir con eso. La casa quedó torcida para adelante y se puede caer en cualquier momento", contó la mujer, con un temor implantado en sus ojos; a Diario La Provincia SJ. 

El terremoto de 6.4 en la Escala de Ritcher provocó que la pequeña vivienda se abalanzara con sus paredes y techo hacia adelante, obligando a la familia a vivir en un patio reducido, cubierto de unos pocos palos, porque ahí se sienten más seguros. Por dentro saben que ese espacio tampoco les ofrece mucha protección, pero es lo único que los recubre para dormir por las noches. 

"Generalmente tengo que viajar al centro a comprar los alimentos que ella necesita pero después de esto no se puede hacer. A mi me da pánico, estoy acá con mis hijos y entro rápido a la casa a poner a hervir un poco de agua o a lavar algo y siento como el techo no deja de crujir. Mi marido trabaja cuando hay trabajo en el campo, pero no podemos tener más que esto y ahora todo está peor", aseguró. 

El terremoto para ellos fue implacable, estaban durmiendo en la cama cuando el movimiento hizo que salieran de la casa y el único lugar donde pudieron refugiarse fue en medio de la calle. Desde ahí sólo quedó rezar, abrazar a los más pequeños y mirar como la casa se movía, se modificaba en sus paredes, "se venía para adelante". Lo demás fue aguantar, expertos sostienen que en la zona epicentral el sismo tuvo una magnitud de 7, ellos lo percibieron mucho más, y el miedo también aumentó. 

"El baño está por el lado de afuera de la casa y también se partió. Tengo el rancho parado pero no lo podeos habitar, le agradezco a Dios que a ninguno nos haya pasado nada pero ahora ya no sabemos que hacer. Los niños tienen prohibido entrar a la casa, los más chiquitos duermen alzados en nuestros brazos y los más grandes sentados en las sillas. A todo eso se le suma la enfermedad de mi hija que necesita agua y comida para ella", finalizó. 

 

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