Las historias se multiplican y con éstas los pedidos de ayuda. Varios sanjuaninos fueron víctimas del terremoto del lunes 18 de enero. En solo unos minutos cientos de familias vieron cómo se derrumbaba su casa entera o parte de ésta, quedando imposibilitada para habitar.
Pocito y Sarmiento fueron dos de las localidades más golpeadas por el terremoto de 6.4 que azotó a la provincia y allí muchas familias vieron cómo sus casas de adobe o caña se venían abajo. Yanina Ayeva, Esteban Cano y Martín Jofré relataron a Diario La Provincia SJ el difícil momento que les toca vivir por consecuencia del terremoto.
Adiós a la casa propia y al lugar de trabajo
Yanina Ayeva tiene 36 años de edad y nunca imaginó que la cena en familia iba a terminar envuelta en lágrimas. Junto a la mesa se encontraba con su esposo, sus hijos y su tía cuando a las 23:46 el intenso sismo se fue haciendo interminable y destructivo. La casa de caña revestida, ubicada en calle Aberastain y 15, en Pocito, se desplomó en parte y sólo quedó abrazarse a los seres queridos y esperar que todo pase y amanezca.
"Estuvimos parados en el patio, no terminamos de salir y se cayó el techo de la casa. Nos quedó todo el resto de la casa agretiada, nos dijeron que está inhabilitada, tenemos que buscar donde ir", comenzó contando Yanina conteniendo las lágrimas para poder hablar.
La mujer, que tiene un bebé de 9 meses, organizó con su marido toda la casa para dormir en el patio, conscientes que las réplicas podían ser peores. "Dormimos todos afuera. Nos dijeron que no entráramos, que sacáramos lo indispensable para pasar la noche y estar hoy porque no podemos entrar. Está toda agretiada, el baño no se puede usar, el techo está a punto de caerse. En esta situación no podes pensar en nada, tenes tanto miedo de todo, que no podes pensar. Queríamos quedar todos juntos porque encima se cortó la luz y no sabíamos que podía llegar a pasar", agregó.
Adelante de su casa, la familia tenía un almacén que les permitía sostenerse y salir adelante día a día, pese al duro contexto de la pandemia. Sin embargo también quedó afectada y poder salir adelante en lo laboral ahora se complica cada vez más. "Pensar que te quedas sin casa y sin nada en un segundo es desesperante", confesó la mujer dejando salir las lágrimas y pidiendo ayuda para conseguir un lugar donde vivir y volver a trabajar como vendedora.
Quienes puedan ayudar, el teléfono de la familia Ayeva es 264-4595083.
Cuando el susto por el terremoto "aturde"
Tiene 70 años, fue testigo del terremoto de 1977 y este lunes el terror del gran sismo revivió todo pero con más intensidad. Esteban Cano vive con su familia en calle Vidart entre 8 y 9, Pocito, desde hace 50 años. Allí vive en su casa con su hijo y en la vivienda del fondo está su otro hijo con su familia.
Estaban por acostarse cuando primero el bramido y luego el golpe en la tierra los sorprendió. Son 8 integrantes y con toda la "locura" del terremoto y los sonidos que surgieron en el momento no sintieron que parte de la casa se les había desmoronado. Dos paredes de adobe y el techo de caña se vinieron abajo, y en los escombros quedaron distintos elementos y "electrodomésticos viejos" que no pensaban que iban a tener ese final.
"Este terremoto parece que fue peor, fue espantoso, peor que el 77. No creía nunca que fuera a pasar esto. Yo pensaba que se iba a caer todo. Yo me estaba por acostar para dormir y no me dio tiempo de nada. En el fondo vive un hijo mio y también han llorado como por una hora por lo menos, pobrecito. Sacamos las camas afuera esperando otro cimbronazo más", expresó Esteban.
Todos de la familia sacaron los colchones afuera y durmieron con el cielo como testigo y bajo el rezo de que no siguiera temblando. "En un momento mi hijo salió afuera y dijo 'papi se cayó el techo' pero no se dio cuenta que también había caído la pared. Siempre ese techo cuando se llovía le echábamos tierra para mantenerlo", lamentó el hombre quien consideró que "si hubiera estado bien hecho, tal vez nada se caía.
Hoy Esteban prefiere no pedir ayuda a la sociedad porque confía en que junto con sus hijos podrán volver a levantar parte de ese espacio que alguna vez levantó su padre hace 35 o 40 años atrás para que funcionara como un galpón, donde antes había habido una humilde escuela.
Volver a empezar con más de 65 años
"Volver a empezar". Ésa es la frase que hoy la familia Jofré repite con melancolía frente a la casa que los supo contener durante toda la vida. En Callejón Dománico entre 13 y 14, al sur de la escuela Pedro Álvarez, Ernesto Jofré de 67 años y Clara María Olmos de 65 años vivían en el calor del hogar y la alegría de haber criado a sus hijos y acompañar a sus nietos. Sin embargo este lunes en la noche vieron cómo todo se derrumbó en apenas unos minutos con el terremoto que azotó a la provincia.
En la casa de adobe el matrimonio vivía con su hijo y su hija que además tiene un niño de 11 años de edad. Como muchos sanjuaninos, ya estaban cerrando el día y preparándose para dormir cuando el fuerte movimiento los estremeció e hizo buscar un refugio cuanto antes fuera de ese techo y paredes que se terminó "abriendo" y desmoronando.
"La casa quedó inhabilitable. Se abrió, se quebraron las paredes, los palos. Da pena porque mis padres viven ahí desde 1970. Son contratistas y tenían esa casita", comenzó relatando Martín, hijo de la pareja.
"Ahora mi mamá está con broncoespasmo, mi papá se quedó con mi hermano cuidando. Y trataremos entre todos de alquilar algo para que se vengan a la villa hasta encontrar una solución, ver los daños de la vivienda y empezar a bajar la casa porque hoy hubo un remezón y crujió toda la casa", agregó.
Hoy la familia agradece a Dios que no hayan víctimas fatales, "sólo cosas materiales" pero "queda la pena de volver a empezar de nuevo y para ellos que son grandes es más difícil".
Para ayudar a la familia Jofré comunicarse al 264-6115461.