Historia

Colectivero sanjuanino en su día: "crié a mis hijos con esta profesión, me apasiona"

En el día del colectivero argentino, el querido chofer sanjuanino Ariel Díaz recuerda sus más de 25 años frente al volante y habla de los momentos que lo marcaron arriba del colectivo.
jueves, 24 de septiembre de 2020 14:55
jueves, 24 de septiembre de 2020 14:55

Este 24 de septiembre se celebra en todo el país el chofer de colectivo y en este marco, un querido colectivero sanjuanino recordó sus más de 25 años frente al volante. Con una sonrisa para recibir a los pasajeros y ya conocido por todos por su particular carisma, Ariel Díaz reflexionó sobre el "camino" que supo trazar arriba del ómnibus.

A diario sale a recorrer las calles de San Juan en la línea 6 y junto a caras conocidas, esas que a diario le hacen seña en paradas ya establecidas, comienza su recorrido orgulloso de ser colectivero. 

"Llevo más de 25 años siendo chofer, es algo que me gusta y que disfruto. Con esta profesión crié a mis hijos y es en la que me voy a jubilar dentro de dos años. Para mi es un orgullo porque ahora veo a uno de mis hijos siguiendo estos pasos y a veces no lo puedo creer, es muy lindo", comenzó relatando Ariel a Diario La Provincia SJ. 

Es que ser chofer implica el doble de responsabilidades y de eso Ariel sabe mucho ya que a lo largo de su trayectoria jamás protagonizó un choque ni ningún tipo de accidente. Por el contrario, asegura que sus ojos se agudizan cuando se sube al colectivo y lo que más le importa es trasladar al pasajero de forma segura y a la vez divertida. 

"La relación que se crea con los pasajeros es única, nosotros trabajamos solos y ellos son quienes nos acompañan. Siempre tenemos a alguien que se sienta cerca y nos hace comentarios, aunque ahora con la pandemia eso se complicó ya que todos debemos permanecer alejados. Pero es lindo eso que se crea con el pasajero, esa amistad que es por un rato y que cuando se vuelven a subir en otro viaje te recuerdan", reveló Díaz. 

La pandemia no fue el único gran cambio que Ariel vivió sino que además fue testigo de las modificaciones importantes que se hicieron en el transporte público a lo largo de la historia. "Recuerdo cuando manejábamos aquellos colectivos viejos y redondos, después pasamos a unidades más nuevas unas que eran bien bajas para los pasajeros. En aquel momento nunca nos imaginamos manejar un colectivo como lo hacemos ahora, con aire acondicionado, es un lujo", detalló. 

Con emoción pero con orgullo por la profesión que asegura que es su "pasión", Ariel siente que el corazón se le va a salir del pecho ya que hace poco tiempo su hijo decidió seguir sus mismos pasos. "Entró a la empresa para ser chofer y uno piensa ¡qué loco! toda la vida me vieron a mi arriba del colectivo y ahora lo hace él. Hubo un día que yo manejaba y él iba en la unidad de adelante... no me salían las palabras". 

"Cuando llevas mucho tiempo en una unidad, manejando una línea, se siente como propia, el asiento se acomoda a vos y le conocés cada maña al colectivo, y lo cuidas como si fuese tu auto. Es por eso que espero pueda tener su colectivo, ese que sienta que es propio y que lo quiera así", añadió. 

Ahora, cerca de su jubilación, el querido colectivero se muestra agradecido por todo lo que logró gracias a su labor frente al volante, y les deja un sabio consejo a los jóvenes sanjuaninos que esperan sumarse a la profesión. 

"Lo importa siempre es que manejen con humildad, humildad frente al volante y humildad con los pasajeros. Esto no se trata de creerse el dueño del colectivo, aunque cuando te dan una unidad sentís que es tuya (bromea), pero acá lo lindo es saber andar con cuidado y disfrutarla. De esa forma todo sale bien y tranquilo, y las cosas que se pueden lograr son muchas", finalizó. 

Anécdota de pandemia 

Cuando el Covid-19 comenzó a azotar al mundo, las medidas para tratar de detenerlo no tardaron en llegar y San Juan se sumó a la prevención. Es por eso que ante el aislamiento obligatorio y estricto que comenzó el pasado 20 de marzo, el escenario de trabajo también cambió para Ariel. 

Una de esas modificaciones fue la cantidad de pasajeros con la que el transporte público comenzó a viajar: no más de 22 personas. Es por eso que un día su esposa e hijos le hicieron seña y con gran dolor Ariel debió seguir de largo.

"Llegué a casa y comenzaron las preguntas pero yo ya llevaba los 22 pasajeros que nos permitían. Mis vecinos también aparecieron a reclamarme, por suerte entendieron pero en ese momento fue raro tener que dejarlos esperando otra unidad", recordó ahora entre risas. 

Comentarios