Emprendedores

Joven sanjuanino amante del café abrió una Academia de Baristas

Recorrió distintas partes del mundo para aprender a degustar y tostar sus propios productos. En Fase 1 distribuye el mejor café listo para molerse y disfrutar.
domingo, 30 de agosto de 2020 17:10
domingo, 30 de agosto de 2020 17:10

Nació entre el aroma del café y aunque en la adolescencia pensó en alejarse, un curso al que fue obligado le abrió nuevamente el panorma de lo que sería su pasión. Hoy, Juan Franco Bersezio es el dueño de la Academia de Baristas de San Juan

"Aprendí sobre el café desde muy chiquito. En tercer año de la secundaria me llevé muchas materias, mis papás no me dejaron ir de vacaciones y me hicieron estudiar un curso de verano sobre café. Ellos tienen una cafetería desde el 2001 así que crecí en una cafetería, pero no sabía nada al respecto. Encontré unos chicos que daban un curso, pero una tortura porque era un miércoles 2 de enero. Era en un aula en la que hacía mucho calor, porque se había roto el aire acondicionado y en donde estaba funcionando una máquina de café así que hacía mucho más calor de lo normal. Él sabía lo mínimo, solo tenía una leve idea y no tenía problema en contarlo, pero fue algo súper introductorio", recordó entre risas. 

Cuando llegó el momento de decidir verdaderamente qué hacer con su vida, recordó lo que había sentido estando en esa calurosa habitación. "Al salir de la secundaria, hace dos años, viajé hasta Mendoza e hice un curso con un barista. Me hice amigo del profesor y le ofrecí venir a San Juan para dar los cursos. Él se vino unos tres sábados, daba la clase y yo lo ayudaba. Pero él se quería independizar de su jefe así que terminé dándolo yo. Mi primer curso lo di en agosto de 2018 y así comenzó la Academia de Baristas. Al principio me ayudó mi viejo, yo daba la teoría y él la práctica. Después los empecé a dar yo solo". 

Le costó abrirse camino pero poco a poco logró brindar más capacitaciones y al mismo tiempo generar los ingresos que le permitiesen a él seguir aprendiendo. "Al principio era como remar en dulce de leche, sobre todo porque no tenía mucha maquinaria ni conocimientos, porque solo sabía lo que me había enseñado mi amigo. Con la plata que recaudamos y algunos ahorros fui a Chile para aprender más y a traerme distintos utensilios que revendía acá". 

Los cursos de barista en el extranjero tienen un costo muy elevado de alrededor de los mil dólares, pero está seguro de que valen la pena. "Me queda mucha carrera por recorrer, pero sigo aprendiendo. En diciembre comencé un curso de tres meses en Colombia y me recibí de barista profesional del SCA (Speciality Coffee Asociation), que es el ente regulador del café a nivel internacional. Además soy catador intermedio, pero para pasar a ser profesional tengo que dar cursos durante tres meses. Como a la capacitación la hice en febrero, el coronavirus no me dio los tiempos, pero esa es mi próxima meta", explicó Juan. 

Asegura que su objetivo no es el comercio, sino difundir la cultura del café en la provincia. "En abril del año pasado me compré la máquina tostadora y al primer tueste lo hice en abril. Al día de hoy estoy trayendo café de Guatemala, Brasil, Colombia. Me he sorprendido mucho con los sabores. En Chile probé un café de Honduras y tenía sabor a pimienta, el de Perú a té negro. Mi objetivo es poder hacer conocer el mundo de café. En Colombia estuve dos semanas adentro de un tostadero aprendiendo a tostar y a degustar".

De hecho, durante la Fase 1 su negocio se ha centrado en el delivery. "He tenido mucha aceptación, a la gente le ha gustado. Al principio tenía mucho miedo, pensé que iban a pensar que era feo. En el mundo el café se cata según su acidez, si no es ácido es malo. Por eso, durante la etapa de flexibilización del aislamiento aprovechó para dar un curso introductorio. Me gusta que los cursos sean chiquitos, de unas cuatro o cinco personas, para que se cree una comunidad, en la que se siga investigando. Hay dos chicos que hicieron los cursos y que ahora me acompañan a tostar y catar", agregó Bersezio. 

El año pasado organizó una competencia junto con trabajadores de Bonafide y la idea es repetirlo, si la situación sanitaria lo permite.

Por ahora, su objetivo es seguir difundiendo su pasión y formar un grupo de personas que compartan este mismo sentimiento. "Hacer dibujitos con leche no significa tomar buen café. En Argentina hay muchos que no te quieren enseñar para que no te conviertas en competencia. Yo más que dar cursos lo que quiero es generar cultura, la cultura del café", sentenció el barista. 

 

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