Historia

Mauricio Escudero, el DT que fue “trapito” y la pandemia lo enfrentó a un nuevo desafío

“El Bicho” es el director técnico de Árbol Verde, a quien la pandemia lo enfrentó a nuevos desafíos que supo sortear para salir adelante. Espera ansioso volver a dirigir.
martes, 7 de julio de 2020 00:00
martes, 7 de julio de 2020 00:00

Está claro que el fútbol es mucho más que un juego, detrás de un partido se esconden sacrificios, pasiones y sueños que no sólo están en los que corren detrás de la pelota, sino también en quienes los dirigen. En Argentina, casi siempre se empieza desde abajo, en el potrero, y San Juan conoce muy bien de esas historias.

Uno “de esos”, como se usa en la jerga popular, es Mauricio Escudero, “El Bicho”, director técnico de Árbol Verde, quien a diario y lejos de la cancha por las medidas de protección por el coronavirus, en la feria de abasto de Capital se aboca a la venta de verdura acompañado por “la familia del trabajo”, los amigos que cómo él buscan ganarse la vida siendo trabajadores esenciales.

Llega muy temprano, a las 4:30 de la mañana ya está ahí, es guardia de los que todavía sueñan, y pensando en su familia comienza a preparar los pedidos que reparte durante el día. En tiempos de “normalidad” la tarea sólo se extiende hasta pasadas las 12, pero en cuarentena la noche también lo encuentra trabajando. A él no le importa la hora, le preocupa el cuidado que asegura, será la clave para volver a donde más quiere, la cancha.  

Se extraña muchísimo porque uno ya está acostumbrado al ruedo, al ruido, a la pasión de los jugadores e hinchas y a la adrenalina de todos los días. El entrenamiento es un cable a tierra después de pasar un día de dolores de cabeza. Al coronavirus no le tengo miedo, creo que es un nuevo desafío que nos hace crecer a todos. Cuando salgo a hacer el reparto me dicen y comentan muchas cosas pero no dejo que me influya, muchos hasta nos discriminan, pero lo  importante es seguir con cuidado para volver a hacer lo que ahora no tengo, para volver al césped con los muchachos”, cuenta a Diario La Provincia SJ, mientras saluda a alguien que pasa, apostado en la intersección de Buenaventura Luna y Boulogne Sur Mer.

Mauricio comenzó su historia de sacrificios en ese mismo lugar, en la misma cuadra, pero lejos de buscar su economía como verdulero, era “trapito”. Fue hace 18 años, época de su vida que recuerda con mucha melancolía ya que asegura, además de que no existía ninguna pandemia, le enseñó a ser buena persona para ganarse la confianza de otros. Sus inicios en el fútbol datan de mucho antes, hace 23 años cuando jugaba en primera y conoció la gloria con un club de Rivadavia.

En el 2017 tomó la dirigencia de Árbol Verde cuando descendió y logró que tanto los jugadores como la hinchada, volvieran a ver la luz en el 2019. Sin embargo, la feria siempre lo esperó, lo vio partir cada mañana con su camioneta cargada de verdura, en épocas de frío e intenso calor “porque se hace con el alma. No importa donde uno esté, la pasión se pone igual”.

Acá mientras uno trabaja se le cruzan muchas cosas por la cabeza, entre esas el fútbol y uno se plantea cómo puede cambiar después de esta cuarentena, estoy seguro que va a ser un antes y un después. Mientras tanto sólo se espera”, revela con un brillo de esperanza en los ojos.

Y así como es padre de sus tres hijos, también lo es de los 45 jugadores que asegura quieren volver a entrenar cuando a diario las ganas no son tantas. “Un director se convierte en el psicólogo de cada uno de los jugadores que conforman el equipo, son 45, así que hay que imaginarse la cabeza que hay que tener para ellos”.

A su lado lo mira y admira Juan Molina, el cuidacoches quien ahora ocupa su antiguo lugar y confiesa que la vida se le alegró al lado de “El Bicho”. Lejos de los lujos, ambos esperan lo mismo, gritar un gol, llorar por un mal resultado, sentir el olor del césped en la cancha y, también, poder llevar el pan a la casa para que “la familia siga bien”.

Esto es como dice Carlitos Tevez, primero la salud, después el deporte. Hay que ser cauto y esperar tranquilo. Mientras tanto uno no se puede dar el lujo de parar, nada es fácil y justamente muchas de las cosas que vivo y siento estando acá en la feria, son las que les enseño a los chicos, a los jugadores. Todo cambió pero de esto también tenemos que prender para mejorar lo que ya tenemos”, asegura.

Todavía no se sabe cuándo se volverá a ver un partido, con o sin hinchada, no existe una fecha exacta, pero los días en el calendario siguen avanzando y si bien no se tachan, cuando llegue el momento, todo será diferente.

A mis jugadores me gustaría dejarles la disciplina, lo que a mí siempre me gustó, además de la unión y la humildad. Yo siempre les decía “mucha humildad, mucho sacrificio y mucho compañerismo”, con esas tres cosas llegamos lejos a todos lados y le ganamos a cualquiera”, lo dice sonriendo, con la carga entre sus manos, ya a punto de partir una vez más al reparto, sin temores, esperanzado.

Galería de fotos

Comentarios