Historia

Alejandra y Christian, los colombianos a los que la pandemia sorprendió en San Juan

Los jóvenes llegaron por estudios en la UNSJ, justo antes de que comenzara el aislamiento en Argentina por la pandemia de Covid-19, escenario en el que les tocó atravesar situaciones diversas.
miércoles, 15 de julio de 2020 00:00
miércoles, 15 de julio de 2020 00:00

El sueño de estudiar una carrera en otro país, o al menos pasar un tiempo en lugares desconocidos para empaparse de experiencias y acumular recuerdos de vida, es algo que muchos comparten alrededor del mundo. Así lo soñaban Alejandra Montes y Christian Sierra, dos jóvenes estudiantes colombianos a quienes las vueltas de la vida los trajo a San Juan.

Ambos ingresaron en un programa de becas de intercambio estudiantil y si bien sus principales destinos académicos para avanzar en sus futuros podrían haber estado en otros países, finalmente decidieron llegar a la Universidad Nacional de San Juan – UNSJ – justo antes de que la Organización Mundial de la Salud declarara pandemia al virus del Covid-19. Este escenario desconocido para todos pero doblemente para ellos, fue el puntapié que los llevó a vivir momentos inolvidables.

Alejandra estudia Trabajo Social y accedió a la beca por promedio, ya casi en el final de su carrera decidió sumarse a la experiencia de estudiar en otro país para terminar sus estudios con conocimientos complementarios. Es por eso que se postuló para México, Perú y Argentina. Su proceso comenzó para ir a México pero tiempo después la decisión se frustró, entonces eligió Argentina y entre sus universidades, a la UNSJ.

Yo llegué en febrero por un error en los trámites, arribé a San Juan antes y me quedaba todavía un mes para comenzar las clases así que en ese tiempo me dediqué a conocer la ciudad y sus paisajes. El intercambio aplicaba hasta el 9 de julio, la beca llegaba hasta esa fecha. Al principio me costó muchísimo porque en Colombia estamos acostumbrados a cursar 6 u 8 asignaturas por semestres, cantidad que acá se cursa en un año, en promedio”, comenzó relatando Alejandra a Diario La Provincia SJ, todavía maravillada por la cálida tarde en el microcentro sanjuanino.

Sin embargo, el escenario de pandemia y una estricta cuarentena nunca le permitieron comenzar con las actividades y los sentimientos comenzaron a aparecer en medio de la incertidumbre. Sin embargo, todo eso aún no la llevó a pensar en volver inmediatamente a su país. “Debimos hablar con las autoridades ya que están los vuelos humanitarios (de repatriación) pero son muy costosos y hay que tener una serie de permisos. En mi caso, si bien tenía vuelo de regreso, no me avala el precio para el vuelo humanitario y sinceramente no puedo pensar en eso. Por eso quiero quedarme más tiempo, además para conocer otras provincias”, agregó.

Sin conocerse pero de la misma patria llegó Christian, el joven estudiante de Abogacía que se postuló a la beca con la ilusión de llegar a España como destino de estudio. Sin embargo los costos correrían por su cuenta y la situación se tornó compleja para él. “Me presentaron México, Brasil y Argentina, así que elegí el último sabiendo que sería el recorrido más largo. Tardamos un mes desde Bogotá hasta San Juan y cuatro días después comenzó la cuarentena”, recordó.

Es que su travesía empezó en Colombia y terminó en San Juan, nada menos que en moto y con su prometida. Sí, el joven estudiante cumplió su sueño de cruzar Sudamérica en motocicleta y vivir momentos inolvidables. Es por eso que siente tener la fortuna de haber llegado a la provincia cuyana solo días antes de que comenzara el aislamiento.

“El tema del coronavirus si me afectó en varios puntos ya que de regreso tenía planeado más turismo por los países limítrofes, algo que ahora se complicó pero no descarto que el escenario pueda cambiar. En cuanto a lo académico también, ya que hice menos materias por el tema de que algunas se dictan en el segundo cuatrimestre y otras son anuales. Además no pudimos conocer el edificio ni a los profesores debido a que todo está cerrado, es algo que nos habría encantado, ir a cursar y conocer la vida universitaria que la pandemia no nos permitió. Tengo planeado quedarme hasta septiembre y espero que las fronteras terrestres estén abiertas ya que aspiro a volver con la moto, no me gustaría dejarla o venderla”, subrayó mirando a la “compañera” que lo llevó a viajar por muchos países.

Fue entonces que el ciclo lectivo comenzó vía online y los jóvenes debieron dar inicio a los estudios en medio de las cuatro paredes de la habitación del hotel al que fueron asignados, y con compatriotas que el tiempo y el conocimiento de lo propio, los fue uniendo.

“En un principio uno intenta ser positivo y pensar que es imposible que no se aguanten 15 días en una habitación. Como vamos a la Facultad de Ciencias Sociales, que es la que comienza en última instancia, los demás chicos que vinieron por intercambio al menos tuvieron la primera semana de adaptación pero nosotros dos no llegamos a vivirla. Por eso tuve momentos de ansiedad pensando ¿qué va a pasar? Además hablaba con mi familia y me enteraba por ellos que allá la situación estaba igual y eso también fue complicado, el saber que estaba pasando allá con ellos. Creo que todos pasamos por alguna crisis en algún momento”, señaló la chica.

Frente a esos estados que de a poco fueron apareciendo en muchos de quienes transitaban por el aislamiento en hoteles, la UNSJ sumó el acompañamiento psicológico para contener emociones y ayudar a todos los extranjeros universitarios lejos de sus casas. "Es algo que hasta el día de hoy tenemos y es muy agradable, recibir el llamado telefónico de alguien que pregunta cómo estás y si necesitás algo es muy bueno para muchos". 

“Siento que tengo un grado de independencia más claro con mis padres y el despegue no me afectó mucho. Sin embargo, si hubo un tema que comenzó a rondar por mi cabeza y fue el de estar encerrado en la habitación más allá de tener las comodidades del wifi y la televisión. Una de las razones por la que comencé a estudiar abogacía en mi país fue por un problema judicial que tuvo un familiar y pensaba en eso, como es para quienes pierden la libertad de salir, algo tan natural para todos que todo el mundo extraña. Entonces pensaba si yo acá estoy de la mejor forma, qué siente una persona que pierde su libertad, que está detenido”, expresó Christian.

Agregando a su palabra, que “Llegó un momento en el que dije que cifras (de Colombia) no quería ver más porque psicológicamente no es lo más sano. El tema está muy complejo y si hay algo que admiro de lo que pasó acá son las medidas que se tomaron, de cierta manera se controla la economía. En Colombia no pasa eso y si bien desde un principio se dijo que se iba a cuarentena obligatoria la gente no se puede quedar en sus casas, entonces nunca hubo un control. Con la apertura de ciertos sectores, el número de contagios aumentó muchísimo”.

Por eso sienten que pasar la cuarentena en San Juan, por más que haya sido a miles de kilómetros del calor de sus hogares, fue “suerte o el destino”, debido a que el estatus epidemiológico que se logró, hizo que se sintieran seguros y con ganas de seguir.

Siento que es muy bueno que hayan hecho esto, son buenas medidas y por lo visto las condiciones socioeconómicas acá se prestan para aplicar un aislamiento. En comparación con Colombia, las medidas gubernamentales no fueron las mejores y segundo, que es imposible hacer una cuarentena porque hay mucha gente que vive en informalidad, si se cierra todo esa gente se queda sin sustento y es complicado trabajar así con las masas”, aseguró la chica.

“En el centro del país las medidas están siendo las mismas, Bogotá como capital, está tomando medidas aparte ya que todavía hay cuarentena obligatoria pero por sectores. Las provincias también analizan sus medidas cada una, pero el nivel de contagio es alto. Tenemos compañeros en Cali y ahí el número de contagiados ronda los nueve mil”, comentó en conversación con su compañero.

Todavía no tienen ganas de volver

Pese a las complicaciones, los chicos aún desean vivir más de la UNSJ, la casa de altos estudios que les aseguró la estadía hasta septiembre, con la esperanza que ambos países, Argentina y Colombia, abran sus aeropuertos para entonces.

Si me lo aprueban en Colombia y en la UNSJ sinceramente me gustaría quedarme para empaparme un poco más de lo académico acá, que fue eso que nos faltó a todos. Empaparme de los contenidos, del enfoque de la carrera en esta universidad, en este país, para conocer a los profesores y vivir la vida universitaria acá, es decir, vivir realmente la experiencia del intercambio internacional acá. Es un sin sabor que me queda de eso”, dijo Christian Sierra.

En tanto que la joven desea lo mismo, vincularse con sus pares latinoamericanos, enriquecer su carrera académica de conocimientos que se enseñan en otros países y ampliar su mirada respecto de su campo de estudio.

Creo que uno llega con expectativas en lo académico que se basa en cursar algo que no pudimos hacer por la pandemia, más cuando es un país que está estructurado muy diferente a Colombia y quieres aprender cosas que allá no se dan. Mi carrera allá es más enfocada a lo familiar y acá es más a lo comunitario, entonces acá di asignaturas que allá nunca iba a cursar. Intenté quedarme otro semestre pero por el tema de la beca, mi universidad en Colombia me dijo que debía volver”, aseguró.  

Lo que la pandemia “a distancia” influyó en el vínculo con sus familias

Alejandra, confirmó que la rutina en Colombia hace que viva poco tiempo en casa y que la cuarentena y los kilómetros no complicaron la relación. “Con mis padres nos hablamos una vez a la semana para saber si estamos bien. Allá en Colombia estoy acostumbrada a estar muy poco tiempo en casa ya que estudio y trabajo todo el día”.

Sin embargo Christian sí experimentó un notorio cambio en el vínculo con sus padres y espera ansioso el reencuentro con su abuela, ese familiar “que estuvo en todo momento” y que verdaderamente echa de menos.

“Desde los 14 años soy independiente, respondo por mis cosas y de hecho ya tengo una primera carrera, soy entrenador deportivo, y todo el tiempo fue así por lo que nunca tuve un vínculo económico con mis padres, eso también influyó en lo afectivo. Pero la cuarentena obró de forma diferente y logramos cambiar eso, desde acá hemos hablado mucho más y hemos estado más en contacto. El estar acá lejos fue una reflexión tanto para ellos como para mí y la distancia ha podido sanar cosas que no estaban bien. Sí extraño mucho a mi abuela ya que ella es mi todo, el verla, abrazarla”.

Se llevan mucho de San Juan

Pese a las complicaciones, los chicos aún desean vivir más de San Juan, la provincia que los recibió y los hizo sentir parte de una sociedad propia, llena de sorpresas, y a la cual estarán siempre agradecidos por la calidez. “Acá nos parece lindo que ustedes tienen estaciones en el año, en Colombia no tenemos, es muy frío en la zona donde vivimos y si bien hay temporadas, las estaciones no están marcadas como acá”, dijo sorprendida Alejandra.

“Me da curiosidad que dentro de la misma provincia hay zonas donde hay nieve. Por ejemplo nos mandaron fotos de Iglesia y veíamos que se parece a Canadá y acá en la ciudad está normal, sin nevar. Eso nos parece extraordinario, tienen de todo y eso nos parece hermoso. Creo que el secreto está en el conocimiento de la cultura, cuando vamos a otros lugares y conocer eso, nos sentimos maravillados. Parte de la tranquilidad que tuve en el hotel es que ya traía un viaje anterior”, añadió Christian con tomo de asombro.

Mientras que también vivió momentos que no olvidará, como por ejemplo pedir “un tinto” que es un café bien oscuro en Colombia, y a cambio recibir un vino sanjuanino.

Cuando yo llegué a Argentina el cambio fue bastante agradable ya que al salir de otros países me sentí un poco extraño. Nosotros en Colombia estamos acostumbrados a otro tipo de escenario, a la conversación, al saludo con besos, al cariño y la vaina, muy como ustedes y eso nos hizo sentir bien. La cultura acá me parece fantástica, los sanjuaninos son muy solidarios, hay respeto por los demás y es algo muy bonito, es algo que realmente me llevo”, dijo mirando el corazón de la ciudad, con un “tinto” que aseguró “se parece mucho al colombiano”.

Alejandra por su lado, contó la percepción que tenía de los locales gracias a la amistad con una joven sanjuanina. Experiencia que sintió enriquecida sobre todo por algo bien argentino, el asado.

Yo ya conocía a una sanjuanina y ya tenía una idea de cómo eran las personas acá, al principio pensé que ella era así pero cuando llegué me di cuenta que los sanjuaninos son todos iguales, muy amables, cariñosos, dispuestos a ayudar a alguien de afuera y eso es admirable. Además me enamoré de la carne argentina, pensé que en Colombia la carne era rica pero el asado argentino no se le iguala a ninguno. Sin embargo el sabor de la comida colombiana si es algo que nos falta y lo sentimos”, finalizó.

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