Ansiedad, nervios y alegría se conjugaba en ese momento. Sabía que era el día clave, para el que había trabajado intensamente desde hace meses junto a su compañero de toda la vida universitaria, Juan Iturrieta. Ailín Ibazeta, la embajadora de Iglesia, se recibió este martes tras rendir on line. La joven aprobó su tesis de bioingeniería y tras una presentación brillante, con computadora de por medio, y pudo festejar de una manera atípica por las propias limitaciones que imponen los cuidados de distanciamiento social por la pandemia del coronavirus.
La tesis se tituló "Adquisición de una base de datos de señales biológicas, mediante la implementación de un protocolo" y consistió en la creación de una base de datos implementando un protocolo en 10 voluntarios para adquirir señales biológicas de los mismos mientras conducen un simulador de manejo de vehículos.
Los chicos se conectaron en la casa de Juan y desde una sala que prepararon se conectaron con sus profesores para rendir. Luego en otra sala, y usando un link de internet, parte de la familia pudo seguirlos de manera virtual a través de una computadora conectada al televisor. En Iglesia, la familia de Ailín también dijo presente y acompañaron la exposición de forma on line.
"Fue muy lindo, luego salimos a festejar con una mini caravana a la vuelta de la manzana para que no pasara desapercibido", explicó Ailín a Diario La Provincia SJ.
Después de rendir, y como todo egresado, festejaron con harina y carteles que son populares en estas ocasiones pero sin contar con invitados y sólo se limitó a un círculo muy íntimo para respetar el distanciamiento social y los protocolos que establecen los cuidados de la salud en medio de la pandemia.
La tesis
La finalidad del trabajo fue colectar señales y videos de los voluntarios presentando signos de somnolencia mientras conducen. Para ello debieron seguir un protocolo de preparación antes, con la finalidad que les dé sueño durante las pruebas. Debieron dormir muy poco la noche anterior a la prueba, no consumir alcohol, ni energizantes ni medicamentos que puedan alterar el sueño y almorzar una comida rica en carbohidratos para que les dé más sueño cuando manejaran.
En las pruebas los voluntarios manejaban durante dos horas el simulador siguiendo una ruta programada como si fuera un GPS normal, el laboratorio donde lo hacían estaba a oscuras y en silencio. Mientras tanto, se colectaban señanes biológicas a los mismos con el fin de detectar episodios de somnolencia.
"La idea es poder brindar una herramienta libre y gratuita para los investigadores que necesitan señales como estas para poder crear detectores de sueño que sirvan a los conductores en general y también a aquellos que trabajan manejando por largas jornadas, como son los colectiveros o choferes de camiones", explicó Ailín.
Luego señaló que así se evitarían grandes siniestros viales que han ocurrido debido a la somnolencia, esto es un problema universal. Varias fundaciones como Luchemos por la vida o CESVI han hecho pedidos para que se investigue más sobre este tema y se brinden soluciones tecnológicas para alertar a los conductores antes de que se queden dormidos o que directamente se les apague automáticamente el motor con el fin de evitar consecuencias graves.
"Se hacen en un simulador las pruebas porque si lo hiciéramos en un vehículo de verdad sería re peligroso para los voluntarios y por supuesto mucho más costoso", señaló Ailín.
El trabajo contó con la asesoría de los 4 investigadores del CONICET y profesores de ellos: los doctores ingenieros Agustina Garcés, Carlos DelAquila, Lorena Orosco y Gabriel Cañadas.
"Mi compañero Juan y yo hicimos todas las adquisiciones, monitoreandolas también. Y con todo la información obtenida, creamos la base de datos", finalizó.
La tesis la realizó en el Gabinete de Tecnología Médica de la Facultad de Ingeniería de la UNSJ.
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