Historia de cuarentena

La pandemia les cambió la vida: un venezolano y un sanjuanino se reinventaron en la peatonal

Samuel es de Rawson, Germán de Venezuela. Ambos son docentes y músicos. Antes de la pandemia solían actuar en espectáculos privados y dar clases. Sin embargo la cuarentena les cambió la forma de trabajo pero no la forma de encara la música.
miércoles, 1 de julio de 2020 00:00
miércoles, 1 de julio de 2020 00:00

Levanta la mirada, respira y hace sonar los primeros acordes. La gente camina apurada por la peatonal. Vienen. Van. Un cartel dice "circule y respete la distancia". Pasos acelerados. Otros más despacio. Y alguien que se detiene y cruza los brazos, pese al frío que se hace sentir. La música que emanan los violoncellos en pleno paseo comercial llama la atención. Alguien dice "eso es una milonga" mientras camina apurado.

Samuel Campos (25) y Germán Yanes (29) son protagonistas de la escena. Sentados en banquetas, y con dos pequeños parlantes frente a ellos, los acordes que generan se amplifican en varios metros. Uno es oriundo de Rawson, el otro es venezolano y llegó a San Juan hace poco más de un año. La música los unió y supieron cosechar momentos únicos tocando en fiestas privadas y diferentes eventos. Sin embargo la cuarentena por la pandemia del coronavirus les cambió la vida, como a miles de personas en el mundo.

Hasta hace unos meses sus planes conjugaban actuaciones públicas, clases con alumnos cara a cara y giras por las provincias de la Argentina de la mano de su arte. Pero la pandemia los obligó a adaptarse y mirar para adelante con otros ojos. Ahora dan clases on line y recurren a la peatonal para sumar unos billetes en un tarro que se ubica frente a ellos mientras tocan en la peatonal.

"Me dedico a la música y se volvió muy difícil todo, especialmente al principio porque no se podía hacer nada, no había eventos, no se podía salir a la calle y se complicó un poco. Gracias a Dios se pudo seguir adelante y si bien ahora no es lo mismo que antes, hubo provisión de Dios y pudimos seguir", comenzó expresando Samuel quien transita el mundo de la música desde los 7 años de edad y el violoncello es su fiel compañero.

En la peatonal, tocan sus instrumentos de cuerdas como si lo estuvieran haciendo en un gran evento, y sin medir si hay un sólo espectador o un público multitudinario. Ambos pueden interpretar cualquier ritmo, sin embargo el tango y la milonga son los que más los sienten en la piel y así lo transmiten. La respuesta de la gente lo termina confirmando con la recaudación que sacan al final de la jornada.

Educar a la distancia

Pero la "vida laboral" no termina en la peatonal. En sus casas deben encarar otro de los grandes desafíos: enseñar a distancia vía on line. Hacerlo no es fácil, no sólo por cómo transmitir los conocimientos de manera clara y eficaz a través de una cámara sino también por las conexiones a internet y los problemas propios del contexto social que se vive.

"Por internet damos clases en vivo y también pasamos material por redes sociales, por whatsapp. Nos filmamos tocando algún ejercicio y así vamos avanzando de a poco. Es muy complejo enseñar por la web. No es lo mismo que cara a cara, es muy complicado, no me gusta para nada pero hay que adaptarse y se va avanzando de a poco", agregó Samuel que es profesor en un instituto de enseñanza privada.

Un escenario muy parecido también le toca enfrentar a Germán. El músico de 29 años de edad llegó a la Argentina hace 7 años proveniente de Venezuela. En aquel país dejó a toda su familia y su primera escala fue Buenos Aires. En el 2019 llegó a San Juan donde encontró su lugar en el mundo. 

"Me crucé en esta peatonal con un señor que es Jorge Rodrigo, presidente de la fundación Orquesta San Juan. Hice una audición y quedé como profesor en el programa. Me quedé directamente y ahora enseño violoncello desde la última semana de febrero del año pasado en los núcleos de Rawson y Capital", detalló.

En su caso, el camino de la enseñanza es un poco más complicado. No todos los alumnos disponen de una conexión estable a internet y educar se torna más complejo porque a veces no llegan a conectarse a las clases on line e incluso a él le fallan la red. "Se va haciendo lo que se puede", confesó.

Para Germán la cuarentena se vive difícil también porque su corazón está en Venezuela, con su familia que por estos meses vive la pandemia del coronavirus de una forma muy diferente a lo que ocurre en Argentina.

"Dentro de todo en Venezuela la gente se tomó la cuarentena muy en serio. Al no tener sistema de salud se han evitado los contagios con una cuarentena estricta. Es un sistema muy básico el que hay, es un fantasma, no existe, no hay medicamentos, insumos, maquinarias. Es todo un tema Venezuela en ese aspecto. Mi familia sigue yendo a trabajar, siguen su vida pero cuidándose mucho", señaló el joven quien recuerda a sus seres queridos y luego se refugia en las cuerdas del violoncello.

Tras la pausa que significó contar su historia, Germán y Samuel se miran y sin palabras se posesionan del arco, cierran los ojos y comienzan a interpretar un nuevo tema. El violoncello nuevamente los traslada a ese mágico mundo que los envuelve y tanto adoran más allá de cualquier pandemia y cuarentena: el de la música.

 

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