Jonathan Vera estuvo preso, salió y se convirtió en Pastor. Decidió seguir los pasos de su padre y acercarles la religión a los que estaban privados de su libertad. Pero se dio cuenta de que de poco servía el periodo de reflexión si cuando los jóvenes volvían a sus casas se encontraban sin posibilidades de conseguir un trabajo.
Así surgió en abril del 2016 la Panadería Esperanza, que desde entonces sirve de fuente de trabajo a aquellos que decidieron reformar su vida y que muchas veces no acceden al mundo laboral por tener antecedentes.
"Hemos ampliado la panadería y seguimos trabajando con los chicos que salen del penal. Hay dos chicos que están viviendo con nosotros. Los estamos conteniendo espiritualmente como económicamente. Nos ha dado buenos resultados, ya varios chicos han pasado por acá, no se han hecho millonarios, pero sí han tenido para llevar el puchero a casa", contó el pastor a Diario La Provincia SJ.
La idea es apuntalarlos desde distintos ejes. "Nuestro proyecto consiste en una "Reinserción familiar y social", porque la idea es reinsertarlo a la familia porque muchos han perdido sus vínculos. Para que puedan tener una reinserción efectiva en la sociedad necesitan volver a tener un lazo con la familia, le llamamos sanar el nido", agregó Jonathan.
El trabajo se hace tanto adentro como afuera del penal. "En estos cinco años hemos hecho eventos adentro del penal con más de 900 internos e incluso les damos algo para desayunar a los familiares que se quedan durante toda la noche esperando para poder entrar los días de visita".
El pensar en el otro desde una nueva perspectiva
Jonathan creó este proyecto con el fin de que los chicos lograran un cambio desde su interior que les permita ser agentes del bien.
"Pertenecemos al Consejo Pastoral de San Juan, se reúnen Iglesias y van a las villas a llevarles un plato caliente y la merienda. Así que nosotros colaboramos con las tortitas y el pan", manifestó el pastor.
Esto comenzó hace tres semanas, desde que arrancaron las visitas a las villas. "Más allá de los dos que están viviendo con nosotros y los cinco que trabajan en la panadería, hay otros que vienen a buscar mercadería para vender. Así que son muchos los que están acá. Yo les decía que prepararan el pan que iba a venir el pastor a buscarlo. Ellos no creían que podían ser parte de algo para ayudar a los demás, nunca se habían pensado a sí mismos de esa forma".
El mensaje es claro, si vos querés, podés. "Todo depende de tu voluntad, y con la mano de Dios se puede. Si yo pude ellos también. Mi mamá, mi papá, muchas veces intentaron cambiarme, con psicólogos, pastillas, tratamientos, pero el único que cambia la vida y los corazones es Jesús", sentenció.