El tiempo en el que los sanjuaninos vivieron un estricto aislamiento por la aparición del coronavirus, antes de comenzar la etapa de distanciamiento social, presentó situaciones que muchos no esperaban pasar y que provocaron reacciones propias al escenario. En este caso, desde la División de Psicología de Salud Pública, recibieron la consulta de más de 300 ciudadanos que manifestaron preocupación por sus emociones.
“En quienes ya eran pacientes y que tenían procesos terapéuticos, han mantenido permanente el trabajo con los profesionales de manera remota, eso ha estado de alguna manera contenido aunque en una situación así aparecen o se refuerzan los síntomas. Dentro de lo que llamamos “reacciones esperables”, como es la ansiedad, la angustia, el estar hiperalerta, han aparecido como situaciones propias del evento que pueden ir desapareciendo a medida que la situación pase”, contó la jefa de Psicología, Cecilia Turiz, a Diario La Provincia SJ.
En este caso, las cifras fueron claras, lo que permitió identificar en quiénes la cuarentena "pasó" un poco más que el resto, y llevar a cabo un trabajo de acompañamiento y asesoramiento atendiendo a las necesidades.
“Hubo un número algo de consultas, registramos 300 llamadas a las líneas telefónicas en lo que llevamos durante la cuarentena, de gente que no eran pacientes y que consultaban por primera vez. De esas 300 llamadas, el grupo que más consultó fue el del adulto joven, personas de entre 30 y 40 años. Además registramos que el 85% fueron de mujeres, lo que interpretamos que es por una cuestión de género, ya que la mujer tiene más habilitado el hecho de manifestar sus emociones. Este grupo se caracteriza por ser padres de familia, la situación económica los atraviesa de otra manera, son quienes han tenido el cambio más grande ya que debieron quedarse en casa a trabajar en un escenario con los chicos, y cumpliendo tareas múltiples, en algunos casos, en otros sin trabajo”, detalló la Licenciada.
Por el aislamiento, los adultos padres y docentes, se preocuparon además por chicos, quienes ya habían comenzado las clases y dejaron de ir, cortando así los procesos educativos y de socialización. Sin embargo, en casa e inmersos en los núcleos familiares, no presentaron altos índices de inconvenientes.
“Sin dudas sabemos que el aislamiento nos afecta porque el ser humano es un ser social, entonces se complica desde cualquier punto de vista ante la imposibilidad de estar con otros. Sin embargo, estas flexibilizaciones irán aminorando los efectos, ya que tenemos la posibilidad de ver a nuestros familiares los fines de semana. El niño pequeño que está en su casa bajo una estructura familiar funcional está muy bien, este tiempo les permitió reencontrarse con mamá y papá y a su vez, los papás están más presentes en sus actividades. Ante el registro de que los niños la pueden estar pasando mal, los padres se exigen la compañía y el acompañarlos en sus tareas, algo que con el ritmo de vida diaria normal se dificulta”, señaló la psicóloga.
“Los papás se involucraron más con el registro de que todo queda en el núcleo familiar, para ellos hay algo del orden del redescubrimiento que a los niños les viene muy bien. El grupo etario que si se encuentra un poco más en riesgo es el de los adolescentes, que son quienes necesitan la presencia de los amigos, que si bien tienen otras posibilidades de reencuentro como por ejemplo las redes sociales, que no las tienen los chiquitos, necesitan a sus pares. Por una cuestión de transición de etapa, el adolescente hace el despegue, el duelo con los padres y eso quedó encerrado en el circuito de la casa”, agregó.
En cuanto a lo escolar no se registró una fuerte demanda por parte de los chicos, sí por parte de los papás que se encontraron sobrecargados de tareas y, en algunos casos, con imposibilidades de enseñar. “Los padres no son docentes, entonces se encuentran con currículas que cumplir para las que no están preparadas, más allá del nivel de formación. Eso implicó un cambio bastante grande para todos”, dijo Turiz.
En este escenario, y cuando se produzca la vuelta a clases, la Licenciada subrayó la necesidad de pensar en que los chiquitos, "sobre todo los de jardín, ya que tienen que pasar por un proceso de readaptación. Ellos solo pudieron terminar la primera semana del periodo de adaptación, solos, antes de que empezara la cuarentena, ya que siempre la semana anterior asisten por unas horas y con los papás. En este caso se deberá contemplar la misma línea y se hará necesario repetir el mismo proceso que se inició en marzo, no se va a poder seguir de corrido, ellos hicieron un corte, entraron por dos semanas al sistema y luego los retiramos. Tienen que volver a hacer la entrada y de nuevo la separación de los padres, ahora con un vínculo afianzado”.
La pandemia hace que los escenarios cambien según la región o la provincia del país, ya que en algunas la circulación del virus se encuentra latente, mientras que en otras como San Juan no, gracias a un control sanitario que permitió la situación epidemiológica local. Sin embargo todavía falta tiempo para volver a la normalidad absoluta y en el proceso se continúa con las atenciones.
“Una de las recomendaciones que siempre se trata de resaltar es la de preservar ciertos espacios privados dentro de casa, y no tiene que ver con el tamaño de la vivienda sino con tratar de buscarlos y respetarlos. Se trata de espacios que sean sólo de los niños y sólo de los padres, hay que buscar pasar tiempo solos también, por ejemplo en la habitación, porque esto de estar todos juntos hace los límites se desdibujen”, finalizó Cecilia Turiz.
Desde la Dirección de Psicología solicitaron a la población que no dejen de comunicarse a los números 4306558 y 4305538, ya que el servicio se encuentra activo.
