Coronavirus lúdico

100 días de cuarentena: los juegos clásicos volvieron a unir a las familias sanjuaninas

La consigna era quedarse en casa y cuidarse, pero para lograrlo había que vencer al monstruo del aburrimiento. Expertos, mamás y abuelas cuentan cómo hicieron para sacar una sonrisa en los chicos durante el aislamiento.
sábado, 27 de junio de 2020 18:29
sábado, 27 de junio de 2020 18:29

¡Mamá! ¡Estoy aburrido!. Si hay chicos encerrados esa frase no falta. Este año excepcional tuvo a miles a niños aislados junto a sus familias para protegerse del "bicho invisible que anda por la calle" (según explicaron pacientemente algunas abuelas). Pero cuando las explicaciones no alcanzaron y los jardincitos cerraron sus puertas, el aburrimiento intentó colarse en las casas para pasar la cuarentena. Ahí salieron los superpapás y superabuelos para combatirlo y recordar viejas formas de aprender jugando.

 "Al no haber escuelas, institutos de danza, ni clubes deportivos, en donde hay actividades establecidas, pero también hay momentos de juegos libres por parte de los chicos, toda la actividad lúdica se ha visto modificada. Gran parte de esas actividades han tenido que ser asumidas por los padres, a veces con cierta sistematicidad y gusto y otras veces por demanda estricta de los niños", señaló en diálogo con Diario La Provincia SJ, Mery Lliteras, Licenciada en Psicopedagogía y Magíster en Psicología Cognitiva y del Aprendizaje.

Facundo y Emanuel pintaron sus superhéroes favoritos para decorar su habitación.

Una de las mejores armas parece haber sido la memoria. "Los papás han recordado juegos de su infancia, como son el tejo, la pelota, la payana, el veo veo, el tatetí, resucitaron juegos de mesa. También están los juegos que surgen de la vida cotidiana, jugamos a que somos cocineros o plomeros. Por supuesto, ocupan un lugar muy importante los videojuegos y todo lo lúdico que tiene que ver con la tecnología", explicó la licenciada. 

Los papás también pueden jugar a ser niños y divertirse. "Muchas veces a los adultos nos parece que el juego es una pérdida de tiempo pero a veces ya avocados a la tarea es algo que disfrutamos y podemos ponernos a la altura de los niños e incluso competir con nuestros hijos casi a la par. A los chicos no les gusta muchas veces cuando los padres se dejan ganar pero esto a su vez sirve para trabajar funciones cognitivas como puede ser trabajar sobre la matemática jugando a la escoba de quince o sobre el conteo cuando uno juega a la Oca".

La plastilina, aliada infaltable de mamás y papás.

La realidad es que tal vez por primera vez en mucho tiempo, toda la familia estaba reunida en casa. "Esta etapa ha servido a muchos padres para descubrir con sus hijos momentos diferentes, en una sensación de disfrute y para otros de agobio, de sentir que los niños siempre están aburridos y no saber qué hacer con ellos", sentenció la psicopedagoga.

Mamás en primera persona
Diario La Provincia consultó a mamás para que cuenten cómo ha sido esta experiencia en sus casas. "Le hicimos un tejo, y después ya llegaron los juegos del jardín así que todos nos sumamos al juego de las sillas y al veo veo para que aprendiera los colores", contó Sofía Robles, mamá de Guillermina.

"Creo que el juego ha impactado de manera positiva en los niños durante la cuarentena porque a la familia le ha dado tiempo para jugar y compartir nuevos aprendizajes. Aprendieron juegos tradicionales como las cartas, el ludo, los juegos de reglas. También en mi caso tuvieron mucha presencia los juegos de roles, crear su propia casita, su espacio, a tomar el té, a cocinar, a hacer todo un poco más real", contó Florencia Valenzuela mamá de Eluney.

En pleno siglo XXI la tecnología no puede faltar, pero todas coinciden que en este tiempo intentaron limitarla. "En un principio la experiencia fue mucho de televisión, tablet y celular, y eso fue disminuyendo cuando nos empezamos a organizar y a darles protagonismo a los juegos tradicionales", completó Florencia.

Gabriela Font es mamá de Emanuel y Facundo y es una reina sin corona de los juegos. Es que esta cuarentena ha hecho lo imposible por mantener entretenidos a sus hijos improvisando distintas experiencias."Tengo dos hijos varones y por más que se lleven tres años tienen una relación excelente y hemos logrado volver al volantín, al tejo, a usar tu creatividad para encontrar algo que les guste. El primer mes usamos los juegos de mesa como el jenga y sobre todo los juegos de armar y los dinosaurios". 

Gabriela junto a su hijo Facundo en plena realización de un cohete.

Los juegos parecen haber resaltado la creatividad de los niños, pero también de los padres. "Ellos no ven mucha televisión así que me las tuve que ingeniar. He usado mucho cartón, témperas, fibras. En el fondo todavía tengo las paredes grises así que les compré tizas y los dejé que se divirtieran pintando. Con cinta de papel les hice una pista de autos en piso con forma de dinosaurio. Empezamos a usar no tanto las cosas compradas sino aquellas que teníamos que armar nosotros. Con los tubos de cartón de papel de cocina hicimos cohetes, un tejo, les imprimí muchos dibujos para que pintaran y los usamos para empapelar su habitación". 

A veces es más divertido armar su propio cohete que jugar con uno comprado.

Cuando se te acaban las ideas siempre podés recurrir a internet. "Les hice un juego tipo tetris con piezas de cartón. Para Facu que es el más chico hicimos títeres con tubos de cartón, con medias. Hicimos caretas y se disfrazaron de superhéroes. Nos dedicamos mucho a la jardinería, plantamos semillitas y nacieron girasoles, plantamos ajos que vinieron con la raicitas, también tenemos una planta de camote que se hizo hermosa".

Pizzas en cono, la especialidad de este pequeño chef.

"A mí me cuesta estar encerrada, acostumbrada a la libertad de salir, pero a ellos los veo muy felices jugando. Emanuel que es el más grande me dice de vez en cuando que extraña a la seño y a sus compañeritos, pero Facu no, porque tiene a su ídolo que es su hermano mayor acá en la casa. Las abuelas han sido súper importantes para ellos. Esta época también ha estado buena para mostrarles que en épocas de crisis, de enfermedades, tu familia te apoya. El cariño sincero reconforta el alma, y ellos también lo han sentido a la distancia con sus amiguitos y la familia que hace mucho que no ven. Hace poco me preguntó si cuando terminara la "coronantena" le íbamos a poder festejar su cumpleaños en el jardín", sentenció Gabriela con una tierna anécdota. 

Las abuelas dicen presente
Muchas familias decidieron transitar la cuarentena en compañía de los abuelos y esto también ha sido una gran experiencia lúdica de intercambio entre las tres generaciones. 

Felipe y Francisco amasando dinosaurios.

"Tengo tres nietos, Felipe de 4 años, Francisco de 3 y el pequeñito que tiene tres meses así que todavía no jugamos. Mi hija no dejó de trabajar nunca así que Francisco está mucho tiempo con nosotros, los abuelos. La pelota, el globo, los autitos, mi esposo es lo máximo para él, el abuelo le lleva el apunte en todo. Compré plastilina porque le encanta hacer dinosaurios, gusanos, pizza", contó Teresita Mestre. "Dentro de las actividades que estaban de la escuela estaba el inglés así que todos aprendimos los colores con Youtube. También jugamos a las adivinanzas que les gusta mucho", agregó. 

Los juegos de roles, fundamentales para el desarrollo cognitivo.

Graciela Fernández es abuela y convive con uno de sus nietos. "Tengo tres nietos, Guadalupe de 5, Milo de 4 y Lautaro de 1. Milo vive conmigo así que hemos compartido mucho. Tengo un fondo grande así que hicimos mucho al aire libre, jugando a la pelota, o haciendo construcciones con los ladrillitos. La cuarentena se hizo más dura alrededor de las tres semanas porque ya hacía mucho que no salíamos, que no íbamos a la plaza así que encargamos por internet muchos juegos didácticos, pero más que nada nos encargamos de compartir tiempo con él. Le explicamos que había una bicho que es invisible, pero extrañaba mucho a su prima", relató.

Francisco conquista a los abuelos con su carita tierna.

"Desde el jardín nos mandaron algunos juegos y muchos eran los de antaño como el tejo. También nos pidieron que leyéramos cuentos. Creo que lo que más extrañó era el contacto con otros niños y le costó un poco entender que no podíamos ir a la plaza de la esquina, pero hemos logrado entretenerlo con las escondidas, buscando el tesoro y las propuestas del jardín", sentenció Graciela.

Sin dudas han sido 100 días que quedarán atesorados para siempre en las memorias familiares.   

 

 

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