Maximiliano Carrizo y su papá tienen un corazón muy grande. Viven en Rawson y se ganan la vida como cartoneros. Con los recursos que tienen alojan en su casa a cinco perros rescatados y a una gata Ebolet, que hace tres semanas fue mamá. Hace pocos días encontraron a otros animalitos desamparados y no dudaron en tenderles una mano.
"Hace dos semanas mi papá y yo adoptamos tres perritos bebés recién nacidos que habían sido abandondados por su madre. Eran muy chiquitos y dos de ellos eran prematuros. Mi gata había sido mamá y se nos ocurrió la idea de que ella podía alimentarlos y así lo hizo. Lamentablemente dos de ellos no resistieron y fallecieron. Nos queda uno, es muy pequeño, nos aferramos a la esperanza de que sobreviva", señaló Maxi en diálogo con Diario La Provincia SJ.
Ha sido bautizado como "Joy", ya que significa alegría y es la sensación que les causa al ver a este pequeño sobreviviente. El cachorro sigue siendo muy chico y necesita atención veterinaria.
"Los gatitos de Ebolet crecieron, pronto serán destetados y tendremos que buscar otra manera de alimentarlo o una familia que tenga los recursos económicos para salvarle la vida. Nosotros lo amamos mucho, pero somos cartoneros, no podemos pagarle la veterinaria o un tratamiento. Hasta donde podamos haremos el esfuerzo para que viva".
Quien pueda colaborar se puede comunicar con Maxi al 2645705062 o a través de su Facebook. "No quiero molestar a nadie. Sé que la etapa es muy difícil en lo económico, pero si alguien tiene una mamadera que no use para cuando Ebolet ya no pueda amamantarlo, lo podamos hacer nosotros, o quiera colaborar para su atención veterinaria bienvenido sea".
Amor es lo que sobra
Joy no es el primer rescate que realizan los Carrizo. "Aquí en casa amamos a los animales, si pudiésemos nos traeríamos a todos los callejeros. De lo que comemos, comen nuestras mascotas así que no podemos tener muchos. Mis cinco perros fueron rescatados y adoptados", agregó Maxi.
A veces una mirada es lo único que hace falta para que los animales te roben el corazón y así sucedió con su perra Leylan. "Mi papá a pesar de que somos 4 cocinaba como para 10 personas, sobre todo en esa época que trabajaba de sereno. Ese día cocinó muchísimo y sobró más de la mitad de la olla. Cuando salí al patio de adelante vi a la perrita en el portón. Tenía unos 5 o 6 meses y estaba demasiado flaquita, tenía hambre. Le di una fuente de comida y se terminó comiendo dos platos. Desde allí se quedó conmigo y me cuida demasiado. Me encontró ella a mí, no yo a ella", sentenció el joven.