La tradicional ceremonia este año tuvo como particularidad que se celebró en una Catedral cerrada y sin la presencia de funcionarios provinciales, como así tampoco de la feligresía católica. La celebración estuvo encabezada por el arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Jorge Lozano, quien apeló a la unión y la solidaridad de los sanjuaninos.
"Celebramos los 210 años del primer grito de libertad de nuestra tierra. Las condiciones de aislamiento que estamos atravesando no nos permite la fiesta popular, el desfile, los niños vestidos de granaderos y las niñas con ropa de la época. Pero esta fecha es propicia para que desde el interior de nuestros corazones, en el ámbito de la familia podamos rezar y dar gracias a Dios por la Patria", comenzó expresando Lozano en el Tedeum realizado en la Catedral que no contó con funcionarios sino que estuvo solo.
Luego el arzobispo de San Juan destacó la palabra de Jesús en el evangelio donde proponía construir bien la casa, "que podría ser como signo de construir la Patria".
"Pensar en la roca y la arena nos ayudan a ver cómo hace falta el disernimiento, pensar bien las cosas a la hora de realizarlas. La situación de pandemia que estamos atravesando ha hecho que se cayera en el mundo muchas falsas seguridades, situaciones en la que muchos lo viven con susto y angustia", continuó.
"Muchos hemos visto modificados nuestros planes personales y comunitarios. La vida se alteró y hemos palpado que somos frágiles y vulnerables. Aquellas cosas que hemos previsto tuvimos que modificar", expresó.
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