Jorge y Gonzalo Ragusa son hermanos, el primero estudió Bioingeniería en la UNSJ e hizo un doctorado en ingeniería química y biomolecular en Estados Unidos, el segundo es Ingeniero Mecánico y actualmente trabaja en el Sur. Pese a que los separan miles de kilómetros, decidieron juntar sus conocimientos y diseñar una máquina única que podría ser de gran ayuda para afrontar esta pandemia.
“Hemos diseñado una máquina para producir en masa nanomateriales poliméricos como nanopartículas y nanofibras. Presentamos la patente en enero, pero es un proceso que dura aproximadamente un año, hasta que terminan las investigaciones y concluyen que lo que presentaste es único. Recién ahí te otorgan la patente”, explicó Jorge quien tras trabajar casi una década en Estados Unidos, regresó al país en el 2018.
La idea surgió de Jorge quien tuvo la posibilidad de ver de cerca el trabajo industrial cuando estuvo en Norteamérica. “En Estados Unidos estuve trabajando en una compañía que además de hacer investigaciones en nanopartículas y nanofibra para aplicaciones biomédicas también hacían desarrollos industriales. Allí aprendí sobre el proceso para hacer una máquina. Pasaron los años, ya no trabajaba en esa empresa, y ya estaba en Argentina cuando me junté con mi hermano y le propuse hacer una nave espacial para mí. Él es ingeniero mecánico y me dijo que se podía hacer. Estuvimos intercambiando algunos conceptos de mecánica de fluidos y terminamos desarrollando un diseño para esta máquina que todavía no hemos concluido. Esperamos poder desarrollarla este mismo año y acá en Argentina porque si nos sale bien sería única en el mundo”, agregó.
La utilidad de esta máquina hace que aunque todavía no tengan la patente, estén comenzando a trabajar para colaborar en la lucha contra la pandemia. “No vamos a esperar a que la patente sea otorgada queremos empezar a buscar inversiones porque tenemos apuro. Por lo que sé, hay una sola compañía en el mundo está en República Checa y que hace una especie de máscara o barbijo con nanofibras. Las nanofibras al ser tan chiquitas solo dejan pasar el aire. Serían como un barbijo n100, (recordemos que el que se usa en quirófanos es n95). En este momento de pandemia, y que no creo que volvamos a nuestra vida normal muy rápido, creemos que sería una muy buena forma de ayudar”.
Es por ello que en breve comenzarán a buscar financiación. “Desde hace una semana estamos buscando presupuestos porque tenemos que contratar el trabajo de terceros. Sé más o menos lo que cuesta hacerlo en Europa o Estados Unidos pero acá es diferente porque la mano de obra es más económica pero los materiales suelen ser un poco más caros. Estamos tratando de pedir un subsidio al gobierno y buscando algunos inversores para las diferentes etapas. Este proyecto tiene para su desarrollo básicamente tres etapas, la primera es de prueba, es una etapa corta donde se agarran los diseños que tenemos y se los prueba y ahí se decide cuál es mejor; después hay que armar una máquina prototipo que va a tener una producción altísima y una tercera etapa en la que podría escalar aún más esta producción”, sentenció el doctor.
Los ingenieros estiman que en entre 4 meses y un año, ya podrán tener la máquina funcionando y produciendo a gran escala.
