Aniversario

A 43 años del terremoto doble de Caucete: los desafíos que aún hoy enfrenta San Juan

Un 23 de noviembre, la provincia se estremecía y veía cómo la tierra se abría y se “licuaban” sus suelos. Lo que vino después fueron años de trabajo que no cesan en el análisis de la construcción y en la protección civil.
lunes, 23 de noviembre de 2020 12:00
lunes, 23 de noviembre de 2020 12:00

La memoria sísmica de San Juan está intacta sobre lo que ocurrió el 23 de noviembre de 1977. Otra vez, un terremoto despertaba a la provincia hacia nuevos desafíos: cómo lograr construcciones sismorresistentes, con materiales acordes, avanzar en la investigación de las zonas sísmicas y en lograr una protección civil que se afianzó con la creación de un organismo nacional.

“Éste tiene la particularidad de ser el primer gran terremoto de San Juan que se registra digitalmente, gracias a una tecnología más moderna. En los que ocurrieron en 1944 y 1952 se hizo un registro analógico, es decir en papel", comenzó explicando la directora del Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES) e investigadora principal de CONICET, Patricia Alvarado, a Diario La Provincia SJ.

Luego explicó que "el terremoto de 1977 significa para la provincia y para el país el mayor terremoto que se midió en una escala instrumental. Hoy en día, el mayor avance tecnológico nos permite comparar terremotos y ello es una fuente de investigación”.

Ese día, los sanjuaninos vivieron un movimiento con características muy particulares y que lo han diferenciado en la historia. Como consecuencia, murieron 65 personas y hubo más de 300 heridos.“Sabemos que ese 23 de noviembre, el terremoto ocurre a las 6.26 hs. y fue doble. Esto visto en un área continental, quiere decir que empezó a temblar con un terremoto más grande que el de 1944, en el Norte del Pie de Palo y 20 segundos más tarde se produce otro terremoto aún mayor que el primero en el Este del Pie de Palo y en el conjunto, tienen una magnitud en la escala de Richter de 7.5. Esta es una característica de este terremoto que afectó sobre todo el Este de Pie de Palo, a poca profundidad, a 17 o 20 km., y se percibió como un sismo muy largo, no paraba nunca. En cambio, si lo comparamos con el de 1944, apenas en 15 segundos se había desplomado toda la construcción y había sido una tragedia”.

Alvarado iba a la escuela primaria y recuerda que ese día se dio por terminado el ciclo lectivo, abruptamente. “Los que vivimos el terremoto de 1977 nos acordamos todo: desde que empezó a temblar, que nos paramos al costado de la puerta y no paraba más. Esto es porque fue un doble terremoto, a una distancia de San Juan de 60 km. pero muy cerquita de Caucete. Fue largo, doble y produjo un fenómeno de licuefacción de suelos que significa que en las zonas del valle afectadas, que son desérticas pero que tienen la napa freática muy cerca de la superficie, el suelo se comportara casi como un líquido y enterrara autos, hubieran “volcancitos” de arena e incluso, esa mañana se notó en las vías ferroviarias ya que descarrilaron vagones de un tren cerca de Bermejo. Eso habla de la potencialidad y lo grande que fue el terremoto”.

La reconstrucción y la investigación constantes

Al momento del terremoto de 1977, la Dra. Alvarado destaca que San Juan, tenía normas de construcción estandarizadas en 1951, después de la terrible experiencia del terremoto de 1944. Esos aprendizajes se pusieron a prueba nuevamente y en 1980 se conocen las actualizaciones de todo aquello que debía contemplarse y ejecutarse a la hora de levantar una estructura que resistiera o se comportara de manera más segura ante un sismo.

“¿Qué lecciones se aprendieron en 1977? Pasó que todo lo que era adobe, en una construcción no pudo resistir de la misma manera que una que tenía una preparación para los sismos. El gran problema que hubo con el terremoto de 1944 y que se vio en 1977 fueron los colapsos de construcciones de adobe y en las que no tenían ninguna preparación en sus cimientos y estructura”, describe.

En 1981, se elige la fecha del terremoto sanjuanino como la que reconoce la ley de Defensa Civil y sus organismos que se crean en todas las provincias. “Lo que hoy conocemos como protección civil, tiene una ley en base a lo que había pasado con el terremoto de San Juan en 1977. Hace que todo el país nos mire y nos recuerde la importancia de prevenir, de prepararnos, cómo comportarnos, cómo construir; es decir lo que puede definitivamente salvar vidas. La peligrosidad existe y lo que se quiere es que esa vulnerabilidad no aumente el riesgo sísmico y poder hacer una mejor gestión de los efectos”, argumenta.

En materia de investigación, es mucho lo que se avanzó y se trabaja para conocer tanto la zona del epicentro como toda la provincia. “El INPRES, como ente nacional en materia de sismos, vigila y mide a este terremoto del ´77 con una capacidad propia. En San Juan se hace la referencia para los departamentos y para el país en las normas de prevención sísmica y en el conocimiento de sus terremotos en materia de investigación. Es la única provincia que ha podido medir instrumentalmente los terremotos del siglo pasado; los conoce hasta con la coma después del decimal para su magnitud y cómo esperar que se mueva el suelo para saber cómo construir”.

La flamante estación en Reserva Don Carmelo.

Alvarado pone en valor que “San Juan tiene una producción de sismos que ha hecho que se desplieguen experimentos sismológicos, existan redes sísmicas permanentes como la del INPRES y también temporales en un esfuerzo conjunto nacional e internacional; del CONICET y de la UNSJ. Todo ese conocimiento hace que hoy sepamos que el Pie de Palo, sin dudas, es muy sísmico. Tiene más de 25 sismos por día que son imperceptibles. Vale destacar que nuestra provincia tiene dos niveles de sismicidad: uno a poca profundidad, a menos de 30 km. con los sismos superficiales de los que nos cuidamos por si alguno llegara a tener un gran tamaño y otro a mayor profundidad, más de 100 km. con sismos que a veces nos asustan pero en general no son dañinos”.

El gran despliegue de estaciones sismológicas permite saber, asimismo, cuáles son las zonas donde hay fallas geológicas peligrosas y un detalle preciso de cómo se mueve nuestro suelo. “Hace unos días en un esfuerzo conjunto entre CONICET e INPRES se terminó de instalar una estación en Reserva Don Carmelo con un monitoreo online y conexión a Internet, en un trabajo en plena pandemia. Un avance enorme que tiene y tendrá grandes resultados”, sentenció.

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