Alegre, muy activo y un jugador de fútbol inquieto. Así es Lautaro Echegaray, un chico sanjuanino de 11 años que se aferró a la vida como nadie. En el inicio de la cuarentena por coronavirus, su familia se encontraba con un diagnóstico inesperado y el niño la peleó contra viento y marea para, finalmente, sonreír hoy desde su habitación del sanatorio Sagrado Corazón, en Buenos Aires.
"A Lautaro le detectaron leucemia linfoblástica aguda (LLA; conocido como "cáncer sanguíneo") y nos quedamos impactados. Todo había comenzado cuando empezamos a notarlo muy pálido, tenía dolor de cabeza y en una rodilla. Como jugaba al fútbol, pensamos que se había pegado. Lo llevamos al hospital, le hicieron una radiografía y en la rodilla no tenía nada. Fue entonces que ordenaron un análisis de sangre que enviaron a Mendoza", detalló Silvana Echegaray, mamá del gran luchador, a Diario La Provincia SJ.
Sin antecedentes familiares de la enfermedad, se enteraron que algo en su sangre no estaba bien y era necesario actuar rápido. Los tiempos de la pandemia hicieron lo suyo y el camino transitó por tiempos distintos. En ese transcurrir, la salud de Lautaro se iba deteriorando. "Él siempre supo que tenía, qué tratamiento iba a tener y qué podía pasar. Por supuesto se bajoneó pero el apoyo de la familia, de sus amigos y de la psicóloga fueron fundamentales. En esto, también tengo que agradecer a la gente que rezó y que nos ayudó mucho para que pudiéramos estar acá", señaló. El periodista y locutor Julio Castillo impulsó una campaña solidaria, hace dos meses, para que la familia que vive en el barrio Pedregal, en Chimbas, encarara el tratamiento de la mejor manera posible.
Por su parte, Lautaro se convirtió en un guerrero. "Pasó por muchas y muy difíciles. Estuvo en terapia intensiva", cuenta y se quiebra al recordar ese momento doloroso. Pero la esperanza se encendió.
"Le hicieron estudios a sus hermanos y quien resultó 100% compatible fue mi hijo Brian, de 21 años", destacó. A Lauti lo trasladaron en ambulancia hacia Buenos Aires y junto a su mamá y su hermano estuvieron 35 días internados antes del gran momento. "Tuvimos algunas demoras por la obra social pero conseguimos la cobertura que necesitábamos. Se hizo el procedimiento para concretar el trasplante de médula ósea, el 27 de octubre, y fue un éxito. ¡Es tan sencillo donar! Prácticamente una extracción de sangre. Mis hijos se recuperan favorablemente. Al donador ya le dieron el alta y Lauti está muy bien", expresó, feliz.
Al chico le extraen sangre a diario para chequear su estado de salud y hasta ahora, todo está muy bien. Él tiene una expresión de esperanza en su carita y su cabeza calva demuestra que una batalla no lo doblegó: está ganándole la guerra a la leucemia.
En su internación, es uno de los mimados: su mamá asegura que desde el personal de limpieza hasta los médicos le tienen un afecto especial y se lo demuestran. Tiene muchas actividades lúdicas para distraerse e incluso, es alumno de la escuela hospitalaria. Los profes destacan su garra y Lautaro, se distrae y recupera.
"Fueron 8 meses terribles; con pandemia, con dolor. Verlo evolucionar bien ahora es un regalo de vida. El 1º de diciembre va a cumplir años y será celebrar que vamos superando esto. A los sanjuaninos les digo: sean donantes de médula. Pueden salvar muchas vidas", sentenció la mamá.
