Una historia conmovedora. Emocionante. Es que cuando se trata de salvar una vida es una sensación muy fuerte la que se siente, más allá de haber cumplido con su deber. De esta manera lo vivió la comunidad del Centro de Salud Dr. Rolando Conturso ubicado en el Lote Hogar 53, en Marquesado.
Faltaban unos minutos para llegar al mediodía cuando Lorena Díaz, Licenciada en Trabajo Social, estaba haciendo unos domicilios en las inmediaciones del centro de salud cuando se encontró con una imagen que la estremeció. Una mujer con lágrimas en los ojos parada en la puerta de su casa, aspecto desesperado pero sin reacción con su bebé en brazos toda mojada. Ante ello lo único que atinó a hacer Lorena fue gritarle “llevala al centro de salud” (queda a unos metros de su hogar) e inmediatamente salió corriendo para atajar al equipo que a las 12 hace su retirada.
La mujer que estaba con su hija en brazos es Brisa Díaz quién pudo socorrer a su pequeña hija Aymará Saavedra Díaz que había caído a un balde de agua, en la Villa Chacabuco, a quien sacó casi inconsciente. Si bien apenas vio a la pequeña sumergida en el balde la sacó, se quedó atónita en la puerta de su casa sin saber para dónde correr. Fue en ese preciso instante cuando intervino la comunidad del centro asistencial que fueron quienes le devolvieron la vida tanto a la pequeña como a su mamá que había entrado en crisis.
“Yo me puse loca y le grité que corriera al centro de salud y ahí nomás yo también empecé a correr porque sabía que a esa hora todos nos vamos. El enfermero estaba en la moto y le dije que se bajara porque venía un nene ahogado. Al policía (agente Germán Cruz) le dije que llamara a la ambulancia. Sé que es una nena pero en ese momento yo sólo percibí la situación y creí que era un varón. Entré a los gritos llamando a los doctores y a quién estuviera para ayudar, y todos colaboramos. Cuando la bebé volvió en sí y largó el llanto yo también lloré”, relató Lorena, con una gran sonrisa en su rostro, sobre el episodio que terminó con un final feliz.
Llegó primero la policía, luego los vecinos que algunos se acercaron en su afán de saber que pasaba y otros para ayudar a la mamá, y después la ambulancia que se la llamó dos veces porque tardaba.
“Cuando sentí los gritos salí y la vi a la nena. En realidad ya venía un poco mejor quizás porque cuando su mamá corrió le dio aire, pero todavía estaba shockeada y asustada por la situación y ahí nomás la llevamos a enfermería y le dimos los primeros auxilios. Reaccionó ahí nomás y se puso a llorar, al parecer había estado poquito tiempo sumergida en el agua. Tenía un poco de hipotermia pero estaba saturando bien y sin ruidos raros, era reactiva a las luces”, contó la médica de familia Carla Nievas quién junto al doctor Pablo Mut y la asistencia de los enfermeros Julio Páez y Norma Carrascosa le dieron los auxilios iniciales a la pequeña.
Momentos de tensión tanto dentro como fuera del centro asistencial pero que los depositó con una absoluta alegría de que la beba de un año y dos meses reaccionara bien, y que su mamá también ya que se descompuso y fue atendida por la psicóloga Guadalupe Rodríguez y el encargado de farmacia Alberto Laviña. El desvanecimiento de la joven mamá no sólo fue por lo sucedido a Aymará, sino que hace tiempo pasó por algo similar. Tenía un bebé que se ahogó con leche, pero no pudieron salvarlo.
“Hace trece años que trabajo y nos habrán tocados dos o tres casos de extrema urgencia. Lo que sí queremos agradecer que resalten nuestro trabajo porque en otros medios no figura esto y es importante no sólo por nosotros sino también para las demás partes de Salud Pública. Gracias a Dios ha sido un final feliz y no hubo nada que lamentar más allá del estrés de la situación y demás, pero felices porque fuimos parte de que la nena esté bien y en su hogar”, añadió el doctor Mut, quién también le agradeció a las secretarias Lorena Astudillo, Ana Ruiz y al odontólogo Facundo Quiroga por colaborar para que esta historia se cuente hoy en día con una sonrisa de felicidad por haber sido partícipes de salvar la vida de la pequeña Aymará.
