"Cuando se produjo el terremoto, mi hermana quedó atrapada entre los escombros". Con esas palabras, Adela Dávila, una sanjuanina de 89 años de edad recordó el horror de aquel 15 de enero de 1944. La abuela tiene vivo en su memoria cada segundo y momento que vivió durante y después del sismo devastador que se cobró la vida de miles de personas.
Con la voz temblorosa por la edad y las manos llenas de arrugas que develan los años vividos, Adela trajo a su memoria ese momento que vivió con dolor junto a sus padres en su Marquesado, natal. Eran ocho hermanos y en ese momento ella tenía 16 años.
"Mi hermana mayor trabajaba en la ciudad. Cuando fue el terremoto no supimos nada de ella, recién al otro día mi papá se fue en bicicleta al centro, se demoró mucho, y supo qué pasaba. Mi hermana trabajaba en la casa de los dueños del cine Sarmiento y cuando se produjo el terremoto, quedó atrapada entre los escombros. Al rescatarla sufrió una herida en el estómago y después la operaron", recordó con detalles a Diario La Provincia SJ.
Adela se acordó con precisión lo que fueron las horas después del terremoto. Aquel día se quedaron con su mamá protegidas y atentos a todo lo que ocurría a su alrededor. La familia debía permanecer unida hasta tanto se supiera bien qué había ocurrido con la hermana que faltaba.
"Teníamos mucho miedo porque temblaba todo el tiempo y todos los días llovía. No teníamos donde estar, el techo roto, nos quedábamos todos juntos en un rincón donde no lloviera”, relató.
“Mi papá contaba que cuando llegó a la ciudad se encontró con todo destruido, gente herida. Él sufrió mucho hasta encontrar a mi hermana y después se decía que como era sábado murieron novios en las iglesias, cuando se estaban casando. Recuerdo que después nos ayudaron para arreglar la casa. Muchas casa se borraron, todo fue tan triste que fue mejor que lo olvidara”, contó.
Fue el evento natural más desbastador y destructivo que se registró en el país. Este sismo en Argentina se considera el evento natural más destructivo que se haya registrado en la breve historia del país. Su intensidad máxima fue de 9 en la escala de Mercalli modificada.
El relato de Adela es conmovedor, porque pone en palabras el sentimiento de su familia, que representa el dolor de todo un pueblo. “Fueron días de mucho dolor y angustia porque mi papá salió de la casa y no supimos nada de él, por algunos días. Y después la operación de mi hermana”, dijo con dolor confesando que las postales de aquel día fatídico las tiene presente en su retina.
Si bien pasaron 76 años, las imágenes no se borran y los recuerdos tampoco. La hermana de Adela pudo salir adelante pero casi diez mil personas quedaron sepultadas debajo de los escombros. Reponerse al terremoto necesitó de las manos de todo el pueblo que se unieron para reconstruirlo.
