Hace un mes, para el Día del Bombero Voluntario, Diario La Provincia contaba la historia de estos héroes que hacían todo tipo de trabajo para juntar fondos y construir su cuartel. Venta de empanadas, bingos, rifas, castillitos inflables y hasta cosecha de aceitunas, todo lo recaudado parecía poco por los altos costos de la construcción y del normal funcionamiento de un cuartel.
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Si bien todavía no pudieron concretarlo, desde este viernes y por tres años, tendrán su propio espacio. Es que les prestaron la Unión Vecinal del Barrio Cremades que estaba abandonada y tras mucho sacrificio la logaron refuncionalizar.
"Buscábamos un lugar donde estar mientras construimos. Íbamos a hacer una peña para recaudar fondos y nos contactamos con una persona que nos iba a proporcionar un lugar. Él nos ofreció una unión vecinal que estaba cerrada desde hacía 7 años. Se habían robado todo. Es una esquina grande, con entrada para vehículos así que nos arriesgamos", relató a este Diario Agustín Moya, el Jefe del cuerpo de voluntarios.
Para poder instalarse, tenían que tener la aprobación de la gente de la zona. "Hicimos los papeles y para ello los vecinos tenían que firmar su consentimiento. Ellos nos piden que nos quedemos, que ese lugar no vuelva a estar en la desidia".
Finalmente, tras un arduo trabajo, este viernes comenzó a funcionar oficialmente. "Hace más o menos dos semanas entramos al lugar. Sacamos muchísima mugre. Habían reventado los baños a propósito, tuvimos que picar y cambiar los caños. Invertimos todo lo que nos quedó de la peña en materiales, porque también queremos hacer una habitación. Compramos hierro, caños, cemento, cables. El intendente colaboró con un inodoro, pintura, focos. En pocos días la pusimos de pie", sentenció.
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