Historia

La confesión de un reconocido motoquero influencer brasileño: "elegimos San Juan por sus vinos"

Celso Carvalho explicó que con su motocicleta suele recorrer grandes distancias y que ya llegó hasta Ushuaia, pasó por Mendoza y San Juan.  
lunes, 29 de julio de 2019 17:38
lunes, 29 de julio de 2019 17:38

"Siempre gana el vino argentino". Con esas palabras, Celso Carvalho, un reconocido motoquero brasileño, que incluso llega a ser influencer, contó lo que significa para un numeroso grupo de aficionados a los rodados, los vinos de San Juan y Mendoza. 

"Tanto fue el entusiasmo que desde hace 10 años, nadie, ni en sus casas ni en nuestra cena, bebe cerveza, sino vino. Pero lo increíble es que con el tiempo se desarrolló una especie de competencia para ver quien traía el vino más gustoso (en el restaurante que vamos nos permiten llevar el vino) y cada uno lleva una botella, en general, de Portugal, España, Francia, Italia y siempre gana el vino argentino", relató el hombre en una extensa carta que compartió en diario Clarín este domingo y rápidamente se hizo viral.

El motoquero, que además es médico de profesión, viaja anualmente con un grupo de motociclistas a la Argentina y en este recorrido no pueden faltar San Juan y Mendoza. Lo bueno de las rutas, la amabilidad de su gente y sobre todo los vinos hace que elijan volver siempre.

La carta completa:
Todos los años viajo en moto a la Argentina acompañado por otros motoqueros amigos. He llegado hasta Ushuaia viajando en moto por la ruta 3, y he visitado Mendoza y San Juan por el mismo medio. ¿Por qué visitamos Mendoza y San Juan, especialmente? La anécdota es que culturalmente en Brasil no se acostumbra a beber vino con las comidas, sino cerveza. Sucede que los viernes a la noche, luego de la clase de homeopatía, con mi profesor Angel Minotti, y un grupo de alumnos, vamos a cenar juntos a un restaurante próximo. Hace 10 años, el doctor Minotti (tuvo vinoteca en una época), trajo un vino argentino mendocino, pidió al mozo copas finas para vino y nos dio un pequeño cursillo de cómo beberlo, comenzando por desechar las botellas que no tienen culote, siguiendo por el tipo de copa a usar y continuando por la observación del color del vino sobre el fondo blanco para saber su antigüedad, la oxigenación del líquido y por último, la degustación, previa ingesta de algún queso para despertar las papilas gustativas.
Tanto fue el entusiasmo que desde hace 10 años, nadie, ni en sus casas ni en nuestra cena, bebe cerveza, sino vino. Pero lo increíble es que con el tiempo se desarrolló una especie de competencia para ver quien traía el vino más gustoso (en el restaurante que vamos nos permiten llevar el vino) y cada uno lleva una botella, en general, de Portugal, España, Francia, Italia y siempre gana el vino argentino. Este año surgió la invitación de participar en Río Hondo de un encuentro anual y mundial de motoqueros. La idea me entusiasmó de sobremanera a tal punto que invité a un viejo amigo que reside en USA desde hace años. Después de una planificación muy detallada nos decidimos a concretar el anhelo de muchos años de participar del evento mundial de motoqueros que se celebra en Río Hondo, Argentina. A través del tiempo he adquirido y cambiado varias motos hasta llegar a la que poseo actualmente (más cara que un auto), la cual es una BMW GS 1200, modelo 2018. Mi amigo Ajax Bezerra de Melo, posee una BMW GS 800, modelo 2013. Nuestra expectativa era la más excitante de los viajes que habíamos hecho a la Argentina, en la cual siempre decidimos retornar porque lo pasamos muy bien en todos los aspectos. Pero jamás imaginamos la sorpresa que nos esperaba en Río Hondo, la cual, tal vez, haya sido el acontecimiento más feliz de mi vida.
La aventura comenzó así. El 26 de marzo de 2019 partimos en un viaje en moto desde San Pablo, con es amigo que reside en USA, en dirección a Río Hondo, Argentina, donde se celebra como todos los años la “Reunión Mundial de Motociclismo”. Nos invadía la ansiedad. Como todo viaje en moto donde se tiene poco tiempo para cumplimentar los trechos de largas distancias, debíamos empezarlos muy temprano, a las 6.30 de la mañana, pues los kilómetros a recorrer giran en torno a los 700 a 800 por día. La primera etapa fue de Baurú a Foz de Iguazú (817 km) y el segundo de Foz de Iguazú a Resistencia, Argentina (648 km). El tercer día de viajé a Quimilí, muchas personas a los costados de las calles y rutas nos hacían gestos, los cuales al principio no comprendíamos, pero luego percibimos que estábamos siendo saludados. Al llegar a los límites de Quimilí, un agente de policía, cordialmente, nos solicitó que bajáramos la velocidad, pues las personas agolpadas al frente nuestro querían sacarse fotografías con nosotros. La gente se aproximó y gentilmente nos abrazaron y sacaron centenas de fotos. Nos sentimos “PopStars” en la Argentina. Fue muy emocionante.
Siguiendo viaje a Juan Felipe Ibarra, en una estación de gasolina, nos encontramos con una gran cantidad de niños, los cuales muy respetuosamente y educadamente se aproximaron a nuestras motos pidiendo que firmásemos autógrafos en sus cuadernos y en sus propios brazos y cuerpos. Confieso que fue una de las mayores alegrías que sentí en mi vida, al ver niños educados, afectuosos y saludables, dándonos la bienvenida. En mi país nos hubieran robado todos los accesorios de las motos. Río Hondo, ciudad pequeña, pero de corazón grande. Millares de motos convivieron pacíficamente en aquella ciudad sin el mínimo problema. En mi país no existe una pista para motos como la de Río Hondo ni la seguridad y calidez afectiva de ese pueblo. La policía nos orientó en nuestras rutas con una amabilidad que me emocionó. Las rutas argentinas fueron maravillosas y en excelente estado.
En esos pocos días disfrutamos de la hospitalidad, de la gastronomía y los maravillosos vinos del bendito país de los argentinos. El próximo año estaré de vuelta en Río Hondo, pues un corazón feliz jamás olvida.
 
¡Muito obrigado, Río Hondo! ¡Muito obrigado, Argentina!
 
Celso Felicio de Carvalho
homeopatiar@uol.com.br

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