Era histórica. No tenía un alto valor económico pero sí era un "tesoro" para los fieles católicos. Un pedacito del cuerpo del santo patrono de mujeres estériles, pobres y viajeros, había sido robado del corazón del pueblo: la parroquia. El "arrebato" de este símbolo fue el 13 de junio de 2009, precisamente hace diez años.
Los ladrones eligieron el día de la celebración del santo, para profanar la parroquia que lleva su nombre, ubicada en Media Agua, Sarmiento, y con la mayor impunidad se la llevaron sin conocerse con qué motivo ni qué hicieron con la misma. Los registros policiales, indicaron que entraron por una ventana del ala norte, y rompieron con un objeto contundente una caja de vidrio blindex que poseía una importante reliquia.
En el mes de noviembre del mismo año, personal de la Comisaría 8va junto con la división de Robos y Hurtos de la policía provincial, detuvieron a 5 sospechosos. Un menor los había delatado diciendo que les había escuchado decir que el relicario iba a servir para comprar los bombos que necesitaban para el club Belgrano.
Hoy, 10 años después, el objeto nunca apareció y tampoco se encontró a los delincuentes. Se tuvo que poner en libertad a los detenidos por el robo por falta de pruebas y después de eso, el juzgado no volvió a investigar.
La reliquia generó una gran devoción durante el tiempo que estuvo. Por eso, en el 2017 desde el Vaticano enviaron una nueva reliquia que movilizó a todos los vecinos del lugar y con gran devoción viven su presencia en Sarmiento.
La reliquia
El 14 de octubre de 1987, llegó a la provincia de San Juan un invaluable tesoro: los restos de la mejilla de San Antonio de Padua. Fueron traídos por Angello Rizzetto, a pedido de unos curas franciscanos quienes sufrieron un desperfecto con su auto cuando transitaban por Sarmiento. El envío fue en señal de agradecimiento por la ayuda brindada en ese entonces.
La reliquia tuvo un lugar de honor en el santuario, protegida por un vidrio blindex, ya que era uno de los solamente siete lugares en el mundo donde se encontraba un objeto tan preciado.
Al momento del robo, la pieza llevaba más de 20 años entre la comunidad católica sanjuanina pero apenas 4 meses entre los fieles del departamento. Por ese entonces, el presbítero Sebastián López a cargo de la parroquia pedía que fuese devuelta ya que su valor monetario era ínfimo comparado con el espiritual.