Con un fuerte mensaje de compromiso a la vida y a la fe, este domingo se desarrolló la procesión de María Auxiliadora por las calles de las inmediaciones de la iglesia de Don Bosco.
La multitudinaria procesión contó con la presencia de cientos de familia, niños, jóvenes y adultos. Para esta edición, al igual que en los últimos años, los alumnos de cada uno de los cursos del colegio María Auxiliadora y Don Bosco no asistieron con sus uniformes ni encolumnados como tiempo atrás. Sino que quienes fueron lo hicieron por propia voluntad y sin el uniforme escolar.
Cuando la procesión llegó al colegio, el patio se vio colmado con todos los fieles que se dispusieron bajo una tarde cálida a escuchar la ceremonia religiosa. Para esta ocasión, y cuando ingresó la Virgen se pidió por la salud de Felipe, un adolescente cercano a la comunidad religiosa que lucha hace unos años contra el cáncer.
La ceremonia estuvo ecabezada por Monseñor Jorge Lozano quien recordó una frase pronunciada por el Papa Francisco: "La Virgen María es una chica de alma grande" y destacó que es ella "auxilio de los Cristianos", "la que cuida e intercede por nosotros".
"La Virgen María es una chica de alma grande porque tuvo la disponibilidad para con Dios. Cuando Dios la llamo dijo 'si'. Son dos palabras que implicó un total compromiso y arriesgo de todo. Poner todo en manos de Dios", expresó en la homilía.
Luego destacó que el "sí de María no tuvo plan B. Fue etregarle la vida a Dios. Por eso el Papa Francisco dice que María fue una chica de alma grande.... ella creyó que Dios no la iba a defraudar y tanta fue su confianza que tuvo el primer signo de Jesús", agregó.
Para esta edición no hubo bombas de estruendo como ocurría en otros años pensando en los niños chicos y autistas que sufren con éstas. Por ello el dinero que había sido recaudado para las mismas fueron donadas a la Fundación FUNDAME, que representaba un total de 8 mil pesos.
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