Por: Javier Tello
Los 14 kilómetros que hay que transitar desde el corazón de la Ciudad de San Juan hasta el lugar no permite imaginar el paraíso que se esconde en las sierras de Zonda. Pasión, laboriosidad e ingenio se conjugan para que las viñas brinden uvas de calidad para los vinos Xumek (Sol Huarpe). Allí Ezequiel Eskenazi tiene un verdadero vergel entre las rocas, un reservorio de flora y fauna autóctona que el empresario cuida y protege como si fuera oro.
Primero la finca Santa Sylvia, luego La Leona y finalmente La Ciénaga, forman parte un paisaje hermoso y atrapante para cualquiera que tenga el privilegio de llegar hasta allá. El acceso al lugar es controlado y Diario La Provincia SJ fue invitado a recorrerlo. El resultado fue una jornada donde todos los sentidos se multiplicaron en el otoño sanjuanino.
A 800 msnm, se ubica la finca Santa Sylvia. El paisaje, como si fuera una verdadera pintura viva, conjuga los múltiples colores de la flora con los animales rescatados de algún peligro. Guanacos y ñandúes se mueven en dos grandes corrales, con metros de distancia, seguros de no caer en manos de cazadores furtivos. Precisamente ése es uno de los mayores cuidados que tiene el empresario que quiere recuperar la fauna autóctona y crear la condiciones para poder liberar los animales de manera segura para reinsertarlos a la reserva. Con ayuda de la fundación Azara, se está en plena etapa de relevo de la flora y fauna y el objetivo final será que se convierta en reserva natural para evitar así el accionar de los cazadores furtivos.
Al transitar una pequeña distancia, se ubican las 70 hectáreas de parrales y viñas que dan las mejores uvas Malbec, Syrah, Tannat, Chardonay y Sauvignon Blanc que luego serán un vino de excelencia. El sentido de la vista se potencia entre el contraste de los colores que ofrecen los parrales otoñales, la vegetación (exclusivamente conjugada por paisajistas) pinta de verde y se complementa con el agua que corre por las vertientes. Es que el empresario concibió allí también un reservorio de agua fresca que abastece el riego por goteo.
Pero el trayecto recién empieza, al llegar a "La Leona" una gran escultura esculpida por Ricardo Bustos recibe a los invitados. Una leona en pose hecha sobre una roca en alto da nombre al lugar e invita a pensar lo que uno puede encontrar allí. Pero no es el "único animal" que espera a los visitantes. A poco andar está también la "ballena", otra escultura que simula a una ballena encallada. Ésta fue realizada por el artista Adrián Villar Rojas en yeso y arcilla especialmente traída de Córdoba.
Allí Ezequiel Eskenazi deja relucir su gran fascinación por la naturaleza. Es que en la cima de la escultura del animal, se asienta un lechuzo que no huye ante la presencia de personas e incluso, conocedor del afecto del empresario, forma parte de las fotos que él se toma a su lado. Este parque de esculturas estará rodeado por más viñedos y es la antesala de la cava que estará en el cerro. La misma tendrá 24 metros de profundidad y resguardará como un tesoro los vinos de la empresa, los Xumek.
“En este lugar queremos construir una bodega que sea por gravedad y que ofrezca una vista inolvidable”, expresó Eskenazi proyectando la forma de potenciar aún más ese lugar.
El viaje a La Ciénaga permite valorizar el trabajo y el esfuerzo para hacer viñedos y crear las condiciones necesarias para obtener uvas de calidad. Precisamente allí se potenciaron dos sentidos más: el gusto y el olfato. En una exquisita experiencia, se realizó la degustación de los tres principales vinos que produce la empresa: el Xumek Chardonnay, el Xumek Malbec y el Xumek Syrah. Orientados por el enólogo Daniel Ekkert, se pudo conocer la nobleza de estos vinos, su alta calidad y su objetivo principal: "ser la bebida de excelencia para momentos especiales de la vida".
La Ciénaga está ubicada 1450 msnm, un lugar donde todos los sentidos nuevamente se fortalecen. Con la fresca briza acariciando la cara, los aromas conjugados y la vista cautivada, en el lugar se pueden apreciar la naturaleza viva en su máxima expresión. Los viñedos se riegan con agua de vertientes y a través de un novedoso sistema de riego por goteo que funciona por gravedad. Contemplar ese paisaje de montañas y viñas demuestra que los sueños se pueden concretar con trabajo y dedicación.
Santa Sylvia, La Leona y La Ciénaga están pensadas como mucho más que tres fincas con viñedos. Hoy buscan posicionar a San Juan como destino turístico de la mano de una reserva natural que se conjuga con el arte, la naturaleza y la calidad de los vinos Xumek. Caminar, dejarse cautivar por el paisaje y compartir un vino Xumek fueron una caricia para el alma.
Xumek –Chardonnay 2018
Un blanco que es un fiel reflejo del sol del valle de Zonda combinado con una vibrante frescura de los viñedos de altura. De color amarillo verdoso brillante, tiene intensos aromas a durazno blanco y manzanas, en sintonía con notas críticas y florales a Azahar. Es un vino amplio en boca, de paso ágil y agradable con sabores a pera y miel. Un ejemplar típico de la variedad, exponente honesto de las bondades del Zonda y de nuestros terroirs.
Xumek –Syrah 2018
Una variedad que expresa de gran forma en San Juan, encontrado en el Valle de Zonda una tipicidad y calidad superlativas. De color rojo rubí intenso y matices violáceos, tiene aroma a higos y mermelada de arándonos, junto con notas de pimienta negra y cuero. Es un vino de buen volumen en boca, con intensos sabores a fruta y toda la potencia del terroir de Zonda. Un Syrah joven y frutado, que posee tipicidad y complejidad.
Xumek – Malbec 2018
La uva insignia de Argentina encuentra en el Valle de Zonda una expresíon única y personal. De color rojo violáceo intenso, en nariz explotan los aromas a ciruela negra, acompañados por toques florales de violetas y una particular nota de jarrilla típica del terroir. Es un vino de entrada amable y gran expresión de sabores a moras y tabaco, excelente frescura y un delicado final mineral. Un excelente Malbec, fiel representante de Argentina y específicamente de un terroir extremo Zonda.