Esta semana un caso de presunto abuso sexual por parte de un cura en Buenos Aires movilizó fuertemente a la opinión pública nacional. A partir de esto, Eduardo Lorenzo dio un paso al costado en la iglesia católica, lo que significó dejar de seguir con sus labores como, por ejemplo, capellán del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB). Precisamente este lugar fue dado inmediatamente a un sanjuanino que tomó el desafío y se animó a más: "evangelizar como Dios dispone".
Se trata de Carlos Guido Pont Gasques, un cura sanjuanino de 44 años de edad que desde hace tiempo vive en La Plata. Allí desempeña su labor como párroco de la capilla San Pedro de Villa Garibaldi y ahora deberá evangelizar en 57 cárceles bonaerense.
"Esto es una gracia, no es una gracia buscada sino que se dio circunstancialmente por la providencia divina. Es una aspiración parroquial", expresó el cura a los medios de La Plata tras conocerse su nueva designación.
La llegada al Servicio Penitenciario de Buenos Aires "ha sido sorpresiva" para él. A partir de ahora es un capellán mayor. "Es sorpresivo porque hace muchos años que estoy en el servicio, empecé en la unidad nueve y luego en la escuela de cadetes. Ahora estoy esperando poder responder a la expectativa del arzobispo que tomó la decisión y de mis hermanos curas", agregó.
Guido Pont tiene como gran guía de la iglesia al Papa Francisco y por eso destacó el objetivo que el Sumo Pontífice insiste que es "en la dimensión social de la evangelización, no como una novedad sino como búsqueda de realización de nuestras raices profundas cristianas".
"Hablar de evangelización es hablar de la cuestión social.
Trabajar con personas privadas de libertad por una infinidad de causas que llevan a alguien a terminar en esta situación es muy importante. Pero también hay que trabajar afuera para evitar que las personas caigan en esa situación, sobre todo en la periferia, en los barrios más pobres", finalizó destacando que "el Servicio Penitenciario tiene que ver con el mandato del evangelio".
