"Tengo mucho miedo de morir así. Ya no tengo fuerza, no tengo ganas de seguir peleándola, se me están agotando las ganas de vivir. Me apoyo todos los días en mi hijo para seguir adelante. Es muy doloroso". Con esas palabras, Mario Romero pide desesperado ayuda. Él es sanjuanino, tiene 39 años de edad y necesita urgente un tratamiento estricto para bajar de peso y así someterse a un by pass gástrico. Pese a tener obra social y coseguro, tienen que atenderse en el Hospital Rawson pero necesita un plan más estricto para adelgazar y quiere estar internado. Sin embargo en la parte privada no encuentra cama para su tamaño.
"La gordura no me deja caminar ni mover mucho. Me tienen que hacer un bypass pero tengo que bajar de peso, 50 kilos. En el hospital Rawson me tienen 15 días internado y luego me dejan para que siga otros 15 días en la casa. En eso se basa el programa pero para mi es un problema porque necesito algo más intenso en una clínica. Tengo obra social, coseguro pero la parte privada deja mucho que desear porque no hay cama para mi gordura y tampoco una buena atención", señaló Mario a Diario La Provincia.
El hombre está separado de su mujer y vive con un hijo de 15 años que lo ayuda en todo. Vive en una casa muy precaria en Santa Lucía pero ahora le piden que la desaloje. El problema es que no tiene dónde ir y la pensión que le dejó su madre no le alcanza para alquilar y hacer frente a los gastos diarios.
"La obesidad me prohíbe caminar, moverme. Solo dependo de la ayuda de mi hijo, hasta para ir al baño. Tengo una hernia pero no me la pueden operar hasta bajar 100 kilos. Antes me tengo que hacer le by pass gástrico pero tengo que bajar 50 kilos y hacerme un control de todo como el ácido úrico, colesterol, azúcar", señaló destacando que tiene que hacerse varios estudios en la parte privada, entre éstos un ecodópler pero no tiene un lugar adaptado a su peso para poder hacerlo.
Por todo ello, Mario se siente abandonado por la sociedad que no le tiende una mano. "Me siento desprotegido y aislado de la sociedad. Me han aislado porque no cualquiera me da la atención que necesito. Siempre trabajé de noche como sereno, guarida o patovica pero hace cinco años que no puedo trabajar. No puedo estar parado y por la gordura, no puedo respirar. Me fui movilizando cada vez menos. Me muevo lo poco y nada. Mi hijo que vive conmigo es el que me ayuda. Dependo de él hasta para ir al baño", agregó.
"Pido que no descriminen. Que me den una mano para un techo, no tengo donde ir y pagaría un alquiler, si pudiera. De esta forma seguiría escondido, en el anonimato, pero no puedo más. Salgo a hablar porque necesito un tratamiento más fuerte para adelgazar", destacó.
Mario considera que al tener obra social tendría que estar internado directamente. "Si tengo que estar dos meses internado, tendría que ser así y salir operado. No es fácil estar afuera, la verdad que le lloré al hospital para quedarme, a los del programa. No me sentía capacitado para estar afuera. No tengo para aguantar un dieta, se me hace muy difícil para hacerla. Estoy a los gritos porque no puedo. Siento que en cualquier momento voy a dejar todo porque se me va de las manos. En la parte privada no me tendría que pasar esto. Me tendrían que dejar internado hasta salir de esto", puntualizó aclarando que al Hospital Rawson y a Salud Pública no le puede pedir más de lo que le han dado: "No me quejo de la parte pública. Pero pienso que por otro lado estoy aislado, me han desprotegido totalmente".
"La obra social me hace descuento al igual que el coseguro. Son descuentos de farmacia y los remedios me los da el gobierno. Pero el resto me dejó de lado", finalizó.
