El 4 de septiembre del 2019 será una fecha que quedará grabada en la familia Mercado. Es que uno de los cuatro hijos de Verónica, Benjamín de apenas siete meses, volvió a nacer. A casi cuatro meses del incidente, la mamá dialogó con Diario La Provincia SJ y contó cómo vivió ese angustiante momento.
"Fue un susto muy grande. El 3 de septiembre fui a la salita del Barrio La Estación en donde le pusieron seis vacunas y estuvo vomitando. Al otro día me levanto como todos los días porque mi hija tenía que ir a la escuela. Él se levantó bien pero yo venía soñando que le pasaba algo a mi bebé. Por eso no quise llevar a mi nena a la escuela y le pedí a mi madre que lo hiciera. Me senté a desayunar con él a las 7.30, se estaba riendo y al segundo puso los ojos blancos, no tenía pulso. Lo agarré y lo puse en la cama haciéndole rcp pero no reaccionaba. Mi hijo pidió auxilio a una vecina y su marido", recordó Verónica.
Elsa, la vecina, llegó para ayudar pero también comprobó que el pequeño no tenía pulso. En ese momento se encontraron con otra persona que no dudó en ayudar. "Pasó un ángel que nunca supe quién fue. Me puse en el medio de la calle, lo paré y le pedí ayuda porque mi hijo no tenía signos vitales, no respiraba. Me llevó hasta La Rotonda mientras yo le seguía bombeando el corazón", aseguró la mamá absolutamente agradecida.
Benjamín llevaba casi 20 minutos sin signos vitales y su madre hacía todo lo que estaba en sus manos para no perderlo. "Yo le hablaba y le pedía que no se muriera que es mi vida y que me costó mucho tenerlo. Le pedí a Santo Come y Damián porque ellos fueron doctores. También le pedí a La Difunta Correa, al Curita Brochero y a la Virgen de Guadalupe, le pedí a todos los santos", relató la mujer quien asegura que son muy religiosos.
Fue ahí cuando ocurrió lo que hasta los médicos que lo revisaron después lo clasificaron como un "milagro": Benja abrió los ojos y la miró sonriendo. Finalmente fue revisado por los profesionales del Centro René Favaloro quienes le dijeron que Benjamín había sufrido un preinfarto seguido de muerte súbita. "Este es mi segundo hijo que salvo, a mi hija que ahora tiene 10 años, cuando tenía cuatro meses se ahogó con la leche".
A casi cuatro meses de lo que podría haber sido una tragedia, el temor continúa presente. "Hoy lo puedo contar pero sigo con miedo de que le vuelva a dar. Lo cuido como un cristal. Gracias a Dios y a la Virgen mi hijo está vivo y está sano. ¡Está tremendo!. A todas las mamás les pido que estén mirando permanentemente a sus hijos porque cada niño es una gran bendición", sentenció la mujer.
