El 16 de diciembre de 1979, tras años de estar en obras, finalmente se consagra la Iglesia Catedral de San Juan. Es por ello que este lunes se ofrecerá una misa en acción de gracias al cumplirse el 40 aniversario de su dedicación.
Este templo se erigió luego de que el terremoto de 1944 sepultara la catedral construida por los jesuitas en el siglo 18, y guarda entre sus sobrias paredes muchos detalles pensados por los arquitectos y artistas que intervinieron en su creación.
Los primeros secretos están en su portal, realizado por el escultor italiano Ángelo Bianchini. Está compuesto de dos puertas y cada una de ellas de doce paneles de bronce labrado en Faenza (Italia). En ellos están representados Santa Rosa de Lima, San Luis, Santa Ana y Santiago Apóstol. Más abajo se pueden ver el Escudo Nacional, el Escudo de San Juan, los emblemas pontificios de Juan Pablo II y el episcopal de Monseñor Sansierra. Hasta los picaportes tienen un labrado especial, la figura de ángeles que custodian la Iglesia.
El interior genera una imagen sobria pero los ojos más avezados en el arte pueden descubrir sus metáforas. El espacio central está separado en dos con doce columnas a cada lado, con un total de 24 ventanas que tamizan la luz que va cambiando de colores el espacio según la hora del día. No hay que dejar de mirar el techo, realizado en cedro paraguayo y algarrobo, cuyo dibujo representa el tejido de mimbrería de los Huarpes.
El altar merece su apartado especial, ya que a diferencia de la mayoría de las catedrales, Cristo no aparece crucificado sino resucitado y acompañado por 64 estrellas que representan a cada país católico. La obra también fue de Bianchini, en duraluminio.
En ocasiones especiales, se puede acceder a la cripta que se encuentra en el subsuelo de la Iglesia y que fue construida como un lugar para situaciones de emergencia. Allí se encuentra la tumba del sanjuanino Fray Justo Santa María de Oro. Además, detrás del altar privado se encuentra el Cabildo, que contiene doce sillones labrados en un solo bloque de madera y que pertenecían a la antigua Catedral.
Volviendo nuevamente al exterior, no se puede obviar el campanil, que incluso fue inaugurado antes que el propio templo, el 24 de diciembre de 1962. Tiene 5 metros de ancho y 51 metros de altura, construido con materiales autóctonos. A la mitad de la torre posee un reloj Big Ben, comprado en 1961 a la empresa alemana Wlund Ems. Su teclado permite además de marcar las campanadas de la hora, la melodía del himno nacional, el ángelus y algunos villancicos. Con el tiempo se fue deteriorando y tras doce años de silencio en el 2018 volvió a dar sus campanadas cada 15 minutos.
En el costado del edificio, sobre calle Rivadavia, se encuentra el Paseo de los Apóstoles, ya que allí hay apostadas cuatro esculturas que simbolizan la eternidad del evangelio. Estas imágenes adornaban el frente de la Catedral que se destruyó en 1944.
La invitación para la celebración de los 40 años de su dedicación es para este lunes 16 de diciembre, a las 20.00 horas.
