Andrea Bacha y Lucy, simplemente Lucy (como le gusta que la llamen), son un dúo imbatible. Ambas "se curan" una a la otra no sólo aliviando la salud del cuerpo sino también del alma. En la relación asistente terapéutica y paciente lograron dar pasos agigantados en una muestra de que con voluntad, amor y dedicación, todo se puede. Hace unas semanas, un video de ellas en pleno trabajo se viralizó en las redes sociales mostrando lo que el amor y la voluntad pueden lograr.
Hace tres meses, se ven dos o tres veces a la semana y hacen de todo para que Lucy se fortalezca en cuerpo y alma para superar sus enfermedades. "Ella desde los 5 años padeció ataques de epilepsia y a los 12, le detectaron diabetes que le afectó sus riñones. Poco después tuvo un accidente que le afectó la mobilidad de sus piernas que ya tenían problemas en su desarrollo. Actualmente, es una paciente en diálisis", detalló Andrea a Diario La Provincia SJ. Y agregó que ahora puede contar el primer cuadro de situación con el que conoció a Lucy porque "tras el primer contacto, me fui a mi casa llorando. Sabía que tenía que fortalecerme y ser un pilar para que ella saliera adelante".
Caterina, la mamá de Lucy, la había buscado por recomendaciones y le pidió que "la curara". "Le dije que yo no hago eso sino que la iba a asistir e implementar terapias alternativas para ella pudiera ir sanando desde su alma y su actitud. Es un trabajo de las tres porque tuvimos que lograr un compromiso con la alimentación y otros cuidados. Lucy terminaba cada domingo descompuesta y en el hospital porque comía muy pesado. Desde que le dije que los lunes me esperara para trabajar, no le pasó más", destaca.
Andrea es muy conocida por su trabajo de instructora de bailoterapia, yoga y acrotelas; también por su labor artística y de voluntariado en el Hospital Rawson. Ahora, está terminando sus capacitaciones como DAI, masoterapia y masajes deportivos y también para perfeccionar su labor de asistente terapéutico. Por eso, confiaron en ella para esta labor tan emocionante.
"Con Lucy hacemos un equipo hermoso. Antes estaba embotada de manera permanente y pasó de 4 diálisis a la semana a sólo dos. También le han reducido las colocaciones de insulina. Le pone muchísimas ganas para trabajar su movilidad. En su silla, baila, hace posiciones de yoga y meditación. Cuando está muy ansiosa, trabajamos en pintar mandalas. Ella no sabía pintar, así como tampoco leer y escribir. Es más, ahora conversa más porque antes no lo hacía. Vamos avanzando en eso también", comentó orgullosa.
Lucy no sólo trabaja con Andrea en su casa sino que se animó a asistir a talleres de bailoterapia en el salón de UPCN y compartir con otras mujeres que también, como ella, está superando desde depresiones hasta un cáncer.
"Ella espera las clases porque va descubriendo muchas capacidades que tenía sin desarrollar. La familia, en ocasiones, sobreprotege a sus integrantes que se enferman y los van limitando. Pero afortunadamente hicieron el giro y le abrieron puertas. Lucy me sana a mí también. Este año tuve muchos problemas en mi salud y hasta me quedé sin voz un tiempo. Ahí viví en carne propia que, como sociedad, nos falta mucho para construir la verdadera inclusión y empatía. Tenemos que ponernos en el lugar del otro para hacerlo crecer y crecer juntos también. Soy una agradecida a Dios y al universo por haberla conocido y no podría dedicarme a otra cosa que a esto. Ella va a llegar tan lejos como quiera y pueda y yo estaré allí para acompañarla".