Aniversario

42 años del terremoto de Caucete: un bramido infernal que antecedió a la destrucción

Ocurrió un 23 de noviembre de 1977 y causó la muerte de 65 personas. Esa fue la cifra oficial pero aseguran que más vidas se apagaron tras el fenómeno que "partió la tierra".
domingo, 17 de noviembre de 2019 14:19
domingo, 17 de noviembre de 2019 14:19

El próximo 23 de noviembre se cumplirá un aniversario más de uno de los hechos que marcó la historia sanjuanina. A las 6.23 hs. se registró un violento movimiento que se extendió por aproximadamente 60 eternos segundos: se trata del terremoto de Caucete que fue altamente destructivo de las construcciones de ese departamento y causó 65 muertos, aunque esa cifra oficial fue cuestionada y la historia "de boca en boca" hablaba de más víctimas fatales.

De acuerdo a los registros del Instituto Nacional de Prevención Sísmica, su fase destructiva duró "demasiado tiempo" y quienes lo vivieron coinciden en que un "bramido ensordecedor" antecedió al violento sacudón que se registró cuando muchas personas aún no iniciaban su día.


El epicentro se ubicó en el extremo sudeste de Pie de Palo, a una profundidad de solo 17 kilómetros. Nuevamente, las construcciones de adobe fueron las que sucumbieron ante el movimiento que borró la mitad de las casas de ese material y se estimó que Caucete estaba en emergencia con el 70% de destrucción.

Alcanzó una magnitud de 7,4 en la escala de Richter y la intensidad fue IX en la escala Mercalli Modificada. Además de Caucete, las zonas más afectadas fueron 25 de Mayo, Sarmiento, Pocito y el norte de Mendoza.

Además de los fallecidos, las crónicas de la época marcaron que más de 300 personas estaban graves, heridas por aplastamientos. "En ese momento, se buscaba la seguridad y parecía que en Mendoza se podía estar más tranquilos. Parte de mi familia se fue hacia allá y con mi mamá y mi hermana, nos quedamos a cuidar lo poco que había quedado en pie", recordó Silvia Araya a Diario La Provincia SJ. Por ese entonces, tenía 9 años y al momento del terremoto "mi papá todavía no se había ido a trabajar en una bodega y él alzó a mi hermana más pequeña y mi mamá me sacó de la cama como pudo. Al estar dormida, seguro era como una bolsa de papas para ella. Recuerdo que me desperté del todo cuando casi en la calle ellos nos abrazaron, como protegiéndonos de lo que no se sabía que podía pasar", destacó.

En esos momentos de tanta vulnerabilidad ante la naturaleza, el caos deja recuerdos imborrables. "Los gritos, un zumbido que parecía venir de la tierra y el olor a tierra eran los elementos como de una película de terror. Mi mamá me daba besos y me apretaba fuerte. No se terminaba más", recordó.

Y en ese sentido, a lo que se refiere Silvia es a las réplicas: fueron más de 140, de distinta intensidad. "Tras el terremoto, nadie sabía qué hacer primero. Nuestra casa tenía grietas por todos lados y mi mamá sufrió una crisis nerviosa cuando mi papá entró un ratito a sacar ropa y algunos elementos personales. No teníamos cómo saber en ese momento cómo estaba mi familia y varias casas del barrio tuvieron daños y hubo gente atrapada; también fallecidos", destaca.

Como consecuencia del terremoto, Caucete se quedó sin electricidad ni agua. Las rutas y las vías del tren quedaron "corridas" y con grietas. Se registró licuefacción que provocó grietas, cráteres, volcanes de arena y violentas salidas de agua que alcanzaban una altura hasta de 3 metros. Un fenómeno impresionante.

"Nunca volví a vivir nada igual y ojalá no se repita. Dolor y destrucción por todos lados. Me acuerdo que se terminaron las clases porque las escuelas se habían derrumbado por completo. Llegaba ayuda de muchos lugares pero nadie sabía si seguir estando en Caucete era seguro. Poco a poco todos empezamos de nuevo y se aprendió a construir pensando en que la naturaleza nos podía traicionar de nuevo", sentenció.

La tierra "se rompió

De acuerdo a un informe de Unidiversidad, "el terremoto de 1977 se asocia con el sistema de fallamiento Ampacama-Niquizanga, durante el cual se produjo ruptura superficial y un desplazamiento vertical promedio de 30 cm, según un relevamiento geodésico efectuado en 1982. También ocasionó daños al norte del Área Metropolitana del Gran Mendoza. En edificios altos de Buenos Aires, a más de 1000 km de distancia, se sintieron sus efectos apreciablemente".

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