Historia

El duro pedido de una madre por su nena: "no quiero que mi hija termine en una caja de madera"

Johana González es mamá de Hanna una nena de un año que padece cardiopatía congénita e hipertensión pulmonar. Necesita que los médicos del hospital Rawson la deriven al Notti de Mendoza.
martes, 29 de octubre de 2019 00:00
martes, 29 de octubre de 2019 00:00

Hanna tiene un año y con su corta edad es toda una luchadora. La pequeña sufre una cardiopatía congénita que no le permite desarrollar su vida con normalidad. Los médicos recomendaron a sus padres que sea sometida a una intervención quirúrgica de corazón pero aún no consigue la derivación al hospital Notti de Mendoza o al Garrahan en Buenos Aires como es el deseo de su madre.

"Hanna no hace vida normal, duerme y tiene taquicardia, come y tiene taquicardia. Hanna no puede gatear porque se agita. No puede tomar un biberón de leche porque se cansa. Sumado a eso Hanna tiene dilatada una arteria pulmonar", comenzó narrando a Diario La Provincia SJ, su mamá Johana González.

La joven es madre de cinco hijos. La mayor tiene 11 años y Hanna es la menor. Es la única que padece esta enfermedad que le complica la vida y hace que necesite asistencia médica constante. A la pequeña le detectaron la cardiopatía cuando tenía 34 días de nacida. Fue en primera instancia en la guardia del Hospital Rawson donde la pediatra la derivó a un cardiólogo porque detectó un soplo al corazón y ahí le encontraron la afección cardíaca. 

"Yo soy una mamá que por todo voy a la guardia del hospital. A mi hija le salía lagaña en un ojo y como era tan chiquita no quería que se le hiciera una infección más grande. Salí un rato a fuera del hospital y mi esposo vino corriendo por el pasillo y me dijo que fuera rápido porque me llamaba la doctora. Le había escuchado con el estetoscopio y me dijo que mi hija tenía un soplo, y además las paredes del corazón nacieron separadas y no cierran", relató.

 

"Mi hija en la actualidad pesa 6 kilos, tiene tomado más del 50%. El corazón está formado por tabiques y uno no cerró al nacer. Además me explicaron que tiene como un agujero que a medida pasa el tiempo crece más. Estuvo introducida en un tratamiento pero nunca funcionó porque le daban diuréticos", relató la mujer quien teme por la vida de su hija ya que en cualquier momento puede sufrir "un infarto, un paro respiratorio o morir por bajo peso".

La enfermedad le afecta el crecimiento y si bien quiere hacer vida normal, muchas veces la pequeña no tiene energía ni fuerzas para salir adelante. Ve a sus hermanitos jugar, quiere ponerse las zapatillas y correr y divertirse pero el cuerpo le pone un freno y eso genera dolor en la familia, pero sobre todo en la misma nena.

"Veo como la vida de mi hija se apaga cada vez más. Yo soy el mundo para ella y ella es mi mundo. Hay días que se despierta triste, cuando está frío no quiere jugar, comer, ni siquiera la teta y eso que es re mamera. Solo quiere dormir y me cuesta mucho despertarla. Por ahí le agarra la apnea del llanto, se queda cuatro minutos sin respirar y me desespero", agregó la mamá.

El pedido de Johana es que pueda ser vista por otros médicos fuera de la provincia, ya sea en el Notti de Mendoza o Garrahan de Buenos Aires, donde ella sabe que atienden médicos especialistas en estos problemas. Su sobrino, que hoy tiene 20 años, nació con los mismos problemas de salud y pudo ser operado siendo muy chico, lo que le permitió resolver el problema a tiempo y hoy lleva una vida normal.

"Quiero que le den la derivación como corresponde y que la operen. Tengo cuatro hijos más pero no me imagino la vida sin uno de ellos. Si le pasa algo me pego un tiro y me muero. No soporto en vida el dolor de ella, no puede jugar felizmente porque su ritmo cardíaco se va por las nubes. No soportaría que entre en algo y no salga. Si tuviera que hablar con el cirujano le pido que se ponga en el lugar de la familia y si no se siente capacitado, que firme la derivación para que así la operen cuanto antes", agregó Johana.

"No quiero que mi hija termine en una caja de madera. La quiero conmigo sana, la quiero ver correr, caminar, jugar con sus hermanos sin tener miedo de que su ritmo cardíaco se eleve o que un día no despierte", finalizó.

 

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