Los sanjuaninos recordamos los terremotos de 1944 y de 1977 por su impacto destructivo, las muertes, la solidaridad y el dolor, además de la capacidad de la provincia de reconstruirse y afrontar las consecuencias de los siempre inesperados sismos. Pero poco se habla de un récord que tenemos en la historia de nuestro país: el del terremoto de mayor magnitud registrado hasta el momento.
Fue en este mes, octubre pero de 1894. Un día 27, la tierra se abrió literalmente. "Afectó el noroeste de San Juan y causó daños y víctimas en San Juan y La Rioja. Además hubo daños menores en Catamarca, Córdoba, San Luis y Mendoza. La intensidad máxima alcanzada fue de IX en la escala Mercalli", destaca un informe del Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES).
Por su gran impacto, se lo conoce como "terremoto argentino" y además de destrucciones materiales importantes, los registros históricos señalan que se llevó la vida de al menos 40 personas en su epicentro ubicado en Iglesia, en una zona en ese momento poco poblada. Las construcciones de adobe se vinieron abajo y fotos y publicaciones de la época muestran cómo se abrieron grietas en la tierra por el movimiento que tuvo una intensidad máxima entre 7,5 y 8,9 en la escala de Richter, algo que hoy nos cuesta dimensionar.
Siguiendo los registros del historiador Horacio Videla, el "terremoto argentino" fue eterno: tuvo una duración entre 2 a 3 minutos y marcó un antes y un después en la tarde de un sábado "serena y calurosa". Las grietas incluso atravesaron los límites entre San Juan y La Rioja y se habla que el movimiento fue, según Bodenbender (uno de los investigadores de la época que registró con más detalle este fenómeno), "ondulatorio, creciendo en seguida hasta tres golpes, de los cuales el más violento fue el segundo para luego tomar otra vez la forma ondulatoria y extinguirse".
"Si quisiéramos construir el epicentro atendiendo sólo a los efectos, aquel se hallaría en el valle de Iglesia y Rodeo. La intensidad alcanzó el más alto grado, como se evidenció por golpes violentos de abajo hacia arriba y ruidos semejantes a cañonazos o explosión de granadas. También los sacudimientos (réplicas) que siguieron al 27 de octubre fueron en la región, como yo mismo lo puedo constatar, los más frecuentes y violentos, con una duración de 1 a 2 minutos", destacó su informe.
Los efectos destructivos se sintieron en todo San Juan y desde Nación, llegaron equipos técnicos para evaluar los daños en las construcciones y relevar las pérdidas que fueron inmensas. Los fallecidos no sólo estuvieron en Iglesia sino también en Albardón, Caucete, Capital y en La Rioja. En total, habrían perdido la vida unas 100 personas y los sobrevivientes soportaron un mes de réplicas "violentas" con aparición de más grietas en el suelo, hundimiento de terrenos y familias que vivían y dormían a la intemperie, no sólo por miedo sino porque sus casas se habían venido abajo o estaban a punto de hacerlo.
Al igual que en los terremotos de la historia más reciente de San Juan, las consecuencias más notables se vieron en los cambios necesarios en las construcciones en el camino de hacerlas "sismorresistentes". "La catástrofe les mostró a los constructores sanjuaninos de principios de siglo lo que esta tierra era capaz de hacer. Así fue que tomaron nota y aplicaron normas de construcción más seguras en el siglo que estaban inaugurando y a partir del 1900 se realizaron edificios (Escuela Normal Sarmiento, el Hospital Rawson, la Casa España o el Museo de Bellas Artes) que resistieron dos terremotos devastadores como fueron los de 1944 y 1977", detalla una investigación de Graciela Tello e Inés Pérez.