Historia

Estefanía, la estudiante que descubrió su origen diaguita gracias a la universidad

La joven es oriunda de La Majadita y conoció más su comunidad gracias a la formación universitaria que le hizo ver la cultura con otros ojos.
sábado, 12 de octubre de 2019 13:30
sábado, 12 de octubre de 2019 13:30

Estefanía Calivar es una joven mamá de 24 años oriunda de La Majadita que está terminando su tesis para la licenciatura en Turismo, y mientras cursaba en la universidad descubrió su descendencia diaguita. Desde entonces, está muy comprometida con su comunidad y su cultura. 

Cuando finalizó la escuela secundaria en el año 2012, Estefania estaba indecisa entre la carrera de Trabajo Social y Turismo. Pero justo, al año siguiente la Universidad Nacional de San Juan trasladó la carrera de Turismo a Valle Fértil y eso se convirtió en un detalle importante que influyó en su decisión, ya que tenía la posibilidad de estudiar algo que le gustaba sin tener que movilizarse a la ciudad. 

Su interés por el Turismo comenzó cuando apenas era una niña y el dueño de unas cabañas le ofreció acompañar a los turistas para que pudieran conocer La Majadita. “De chiquita acompañaba a los turistas y los guiaba por La Majadita y me daban una colaboración. ¡Ahí me empezó a gustar! El conocer gente de otros lugares me llamaba la atención y dar a conocer mi lugar, también. Creo que lo que he elegido tiene un pasado importante desde mi niñez y eso me ha ayudado a reforzar mi carrera”, contó a Diario la Provincia SJ.

Durante su infancia no tuvo muy en claro cuál era su origen, si bien se hablaba de los diaguitas, pero en la familia no le tomaban tanta importancia. "No sabía bien mi origen. Mi abuela le trasmitió a mi mamá el tejido al telar y muchas cosas más, pero es como que tampoco sabían bien de donde venía ese arte, y no le daban mucha importancia”, explicó destacando que su pasado lo conoció cuando ingresó a la universal.

Según comentó la joven estudiante, durante la primaria vieron muy poco sobre las comunidades aborígenes de la provincia, pero en la facultad pudo obtener un estudio más profundo del tema tanto desde lo teórico como desde lo práctico.  

“Se lo he trasmitido a mi mamá y ella también, desde ese momento, empezó a interesarse más en tema y a buscar su identidad. Nos pusimos a averiguar el origen del apellido y ahí nos dimos cuenta que es directo del pueblo diaguita. Yo empecé cada vez más a introducirme en el asunto y me apasionó a tal punto que ya en segundo año de la carrera tenía decidido mi tema de tesis que era sobre turismo étnico, turismo indígena de La Majadita”, destacó.

Estefanía se recibió de técnica en Turismo y está finalizando su tesis dedicada a sus raíces ancestrales, a las que pudo conocer y aferrarse gracias a sus estudios universitarios que le costó mucho esfuerzo, porque si bien, se cursaba en Valle Fértil, debía rendir todos los finales en la Facultad de Filosofía Humanidades y Artes, es decir, tenía que inevitablemente trasladarse a la zona céntrica. 

Hoy, ella eligió radicarse en el departamento Capital, es madre de una niña de un año y medio y convive con su pareja, el papá de su hija. Viaja de forma frecuente a su tierra natal para seguir avanzando con la investigación de su tesis. Tiene muy marcada su identidad y su cultura, aunque se lamenta que aún muchos desconocen su origen o le restan importancia. 

“No es un grupo consolidado que todos tiran para el mismo lado o se interesan de la misma manera. Somos muy poquitos los que decimos que somos del pueblo diaguita y nos reconocemos como tal”, explicó y agregó: “los pocos que nos auto-reconocemos como pueblo diaguita venimos acá nos reunimos con la comunidad diaguita de San Agustín, la de Usno y la de Astica y hacemos una ceremonia a la madre tierra, pero en el lugar no se practican esas ceremonias”.

En cuanto a la cultura de los diaguitas, Estefanía reconoce que los representan los apellidos que marcan una descendencia directa con ellos, algunos vocablos originarios y el tejido al telar se sigue practicando “en el 70% de La Majadita anciana”. Sin embargo, no en los jóvenes.

“Lo que se observa un poco es que los jóvenes como que están conociendo el arte, pero no lo están practicando, por lo que seguramente se va a perder. Ellos están viviendo otro mundo con la tecnología y distraídos con otras cosas, pero no reafirman todavía esos saberes el del tejido al telar”, destacó.

 

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