100 años de la UTA

De ayer a hoy: los cambios que marcaron el transporte de pasajeros en San Juan

En el centenario de la creación de la UTA, los choferes cuentan cómo fue esta profesión en sus inicios y cómo es manejar en San Juan.
jueves, 10 de enero de 2019 00:00
jueves, 10 de enero de 2019 00:00

En el aniversario de la creación de la Unión Tranviario Automotor, que nuclea a los trabajadores de transporte de pasajeros, Juan Carlos Álvarez y Francisco Campillay, dos choferes que han dedicado su vida a manejar colectivos, hablan sobre esta labor. El primero está a punto de jubilarse con 51 años y el segundo, ya se jubiló en 2009. Ambos vivieron los cambios en la forma de trabajo con la aplicación de las nuevas tecnologías y la transformación de la sociedad sanjuanina, en la que coinciden que, “antes era más tranquila”. También tienen buenos y malos recuerdos, pero ambos aman estar tras un volante de colectivo.

“Trabajar en esos tiempos era lindo, era otra época, tal vez con menos tecnología como el GPS o la SUBE. Teníamos la máquina expendedora de boletos y se cortaba manualmente. Uno se guiaba con los horarios en un papel y las frecuencias eran un poco más largas pero con recorridos más cortos y mucho menos tráfico. Era una época linda”, recordó Francisco Campillay, quien ya está retirado. “No habían tantas presiones con los horarios de frecuencia y se podía trabajar más tranquilo”, destacó el hombre que fue chofer de la línea 11.

Su mirada es compartida por Juan Carlos Álvarez, otro chofer que aún sigue en su labor pero está a punto de jubilarse. “Los horarios se podían cumplir, porque eran más largos y había menos gente… hoy con el sistema GPS y las cámaras de seguridad generan presión sobre el chofer, porque el GPS está todo el tiempo marcándote que vas atrasado o adelantado, te dice que tenes que estar en cierto lugar en 5 minutos y el GPS no sabe cómo está la calle, si hay un corte unas cuadras más adelante o si hay mucho tránsito”, explicó Álvarez. 

Sobre las cámaras de seguridad amplió y dijo que, “si bien es cierto que hacen a la seguridad de nosotros y de los pasajeros, saber que una de las 3 cámaras te está enfocando de frente te pone un poco incómodo porque, a veces, los pasajeros te conversan y se supone que el chofer no puede ir hablando y esto puede generar un llamado de atención, eso hace que uno se sienta más presionado”.

Tanto Álvarez como Campillay remarcaron la cuestión de la seguridad ya que ambos sufrieron robos mientras manejaban un colectivo. A ambos, en diferentes ocasiones, les apuntaron con un revólver para sustraerles el dinero de los pasajes que ya no manejan.

Donde vieron un cambio positivo es en la implementación del sistema SUBE, ya que  aseguran que, “es más fácil tener que manejar sin estar pendiente al cobro del boleto y esto ayuda a poder prestar más atención en la calle”. 

En cuanto a la sociedad sanjuanina y su transformación a través del tiempo ambos choferes coincidieron en que, “la gente dejó de saludar”. “No todos los que se suben te dicen buen día o qué tal. Antes los pasajeros siempre te saludaban y hasta te preguntaban ‘cómo le va”, recordaron entre risas y melancolía. 

“Hace 30 años o más en los primeros turnos del domingo traíamos a los que salían de los boliches, era mucha gente. En la línea 11 se subían los que venían de Ensueño o del Cabú. Había que tratarlos de usted, pero nunca tenías altercados y si vos veías que alguno no te pagaba, te quedabas piola para no tener problemas. Ahora si te pillan con un pasajero que no pagó te llevan a la policía”, explicó el retirado Campillay.

Por su parte, Álvarez, que sigue manejando contó que, “la mañana de los domingos son complicadas porque algunos de los que vienen del boliche están tomados o vaya a saber en qué estado y no quieren pagar. Se quieren hacer los vivos, te vienen de prepo y lamentablemente vos no podés hacer nada”, confesó el chofer. “Por suerte los inspectores están en las paradas para ayudarte en el caso de que suceda esto”, explicó.

Otro punto donde hacen énfasis es en el tiempo que demanda este trabajo y cómo afecta la vida familiar. “Cuando sos chofer no existen los feriados, los cumpleaños, los aniversarios, los casamientos o bautismos. Si te toca turno tenes que ir”, aseguró Álvarez. Por su parte, Campillay confesó que, “a veces pasaban dos meses sin que tenga un fin de semana para dedicarle a mi familia”. Pese a esto, los dos admiten amar esta profesión y destacan el contacto con la gente.  

Ambos manejaron en zonas populares que hoy son consideradas conflictivas, como Rawson y Chimbas. Sin embargo no se quejan de la gente a la que han tenido que transportar y aseguran que es buena la relación. “La línea 11 siempre pasaba por la Villa Hipódromo, el Barrio Güemes y las zonas aledañas, nunca tuve un problema con los pasajeros. Es más, a veces tuve discusiones con alguien y la gente de esos lugares siempre me defendió, eran muy respetuosos”, contó Francisco Campillay, el chofer retirado en el 2009. 

“Lo lindo es cuando te cruzas con gente grande y se acuerdan que fueron tus pasajeros en alguna línea. El gerente de la empresa en que trabajo se acuerda que yo lo llevaba cuando manejaba la línea 8 de Chimbas”, recordó Álvarez.
 

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