Este sábado 15 de septiembre se cumplen 10 meses de la desaparición del submarino argentino ARA San Juan, y una obra de arte a la vista de todos los sanjuaninos, recuerda día a día aquel trágico hecho. Oscar Páez tiene 39 años y es padre de tres chiquitos, hace 15 años su amor por la pintura y los murales hicieron que su técnica se volviera inigualable, y ayudado por su imaginación crea postales únicas en las paredes de San Juan.
"Hace 15 años que comencé a crear murales, cuando era chiquito, fuera de ver televisión recuerdo que me ponía en la mesa con muchos papeles y lápices para pintar. Me imaginaba imágenes y las hacía pero nunca me dediqué a eso, hasta hace unos años atrás", comenzó relatando el hombre a Diario La Provincia.
Hace poco tiempo, inspirado por un familiar sanjuanino de uno de los tripulantes del desaparecido submarino ARA San Juan, Oscar decidió dar una nueva imagen a un colectivo fuera de servicio que actualmente funciona como sanitario de choferes de varias empresas de colectivos, frente al Hospital Marcial Quiroga, en Rivadavia.
"Hay un chofer que es familiar de uno de los tripulantes del submarino desaparecido, hablando con él y escuchando su historia, le pregunté si le gustaría que pintara el submarino. Él no se imaginaba cómo quedaría, juntos comenzamos a pensar en el proyecto y luego se lo presentamos al dueño del colectivo, por suerte le gustó mucho", recordó entre risas Oscar.
Así, acompañado por su amigo chofer que en horas de descanso lo visitaba para ver cómo iba la obra, el pintor dio vida a un mural móvil inigualable. En la obra de arte se puede ver el mar argentino en calma, el sol, el submarino ARA San Juan y de él desprendiéndose una estela de la bandera celeste y blanca.
"Me tardé casi tres días en pintarlo, cuando terminé mi amigo no lo podía creer. Él me dio la idea de cómo podía hacer el mar. La posición del submarino lo hace ver grande e imponente, como me imagino que es", dijo Oscar.
Orgulloso de su obra, tanto su amigo como su familia lo admiró por tan increíble y sentida creación. "Mi esposa y mis hijos están siempre conmigo, ellos me dijeron que era muy bueno lo que había hecho. Mi orgullo más grande es ver a mis hijos pedirme todos los días que nos pongamos a pintar. No me piden tecnología sino pinturas y eso no tiene precio para mi", contó Oscar con la emoción en la voz.
Según contó el pintor y muralista, la obra tuvo gran aceptación en toda la sociedad, recibió mensajes de afectos y el agradecimiento de muchas personas. "Considero que el hecho no se tiene que olvidar, es algo que todavía está muy latente en todo el país y todos podemos ayudar a que no se olvide. Desde mi lugar se me ocurrió hacer esto, desde lo que sé hacer", concluyó Oscar esperanzado.