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Chicos de la Juana Azurduy: pequeños cocineros, grandes soñadores

Se trata de un grupo de niños de entre 3 y 13 años que gracias a una iniciativa de la biblioteca popular de Chimbas, aprende a cocinar y a trabajar en equipo.
domingo, 19 de agosto de 2018 11:30
domingo, 19 de agosto de 2018 11:30

En el corazón de la Villa El Salvador en Chimbas, decenas de chicos y sus mamás encuentran un lugar para aprender de todo un poco. Modelado de porcelana, crochet, artes industriales, reciclado, fábrica de cuentos y hasta peluquería. Se trata de la Biblioteca Popular Juana Azurduy que desde su fundación se propuso ser un espacio para la integración social.

Entre muchas de sus propuestas, nació "Cocineritos", un convocante taller en el que los chicos del barrio se juntan para aprender a hacer sus propias recetas. "Estuvimos pensando mucho tiempo en esta idea y en cómo poder llevarla a cabo ya que la biblioteca no cuenta con un horno ni una cocina equipada. Pero desmantelamos nuestras casas, trajimos todos los materiales y cuando la producción está lista, la llevamos a cocinarse otra vez a casa", contó a Diario La Provincia Laura Costa, una de las fundadoras.

La actividad ha cautivado a los pequeños, nenas y nenes de entre 3 y 13 años que se acercan los martes, a las 19.00 horas para poner las manos en la masa. "Ellos aprenden mucho más que una receta. Les enseñamos mucho sobre higiene tanto personal como de los implementos de la cocina, y sobre todo, a trabajar juntos", señaló la mujer.

Manitos con masa
Rocío (6), Juliana (9), Pía (9) y Abril (4), son algunas de las pequeñas que decidieron ponerse un delantal y un gorrito de cocina para aprender a preparar semitas y magdalenas. "En la primera clase mezclamos harina, agua, sal y chicharrones para hacer las semitas", contó Pía. "Hicimos bollitos, los calentamos con nuestras manos y después los aplastamos para darle forma. Después la seño les hizo unas rayitas y se lo llevó al horno", agregó Rocío sobre la preparación de la típica merienda sanjuanina.

Los cupcakes fueron un poco más difíciles ya que tienen más pasos. "Primero mezclamos la harina, leche, azúcar, huevos y vainillín. Lo batimos mucho hasta que se nos cansaban los brazos. Cuando estuvo listo llenamos los pirotines. La seño se los llevó al horno y después los decoramos", explicó Rocío.

Pía es una experta en la decoración ya que lo lleva en la sangre. "Mi mamá cocina para nosotros y hace tortas para vender así que esa parte no me costó mucho", aseguró. La decoración incluyó crema, granas, pero también otras artesanías. "Hicimos dibujitos que enganchamos en un escarbadientes y los pinchamos en los cupcakes", agregó la pequeña quien va al taller junto con Sofía, su hermana de 3 años.

Este taller ya ha despertado vocaciones, ya que las pequeñas aseguran que quieren ser cocineras cuando sean grandes.

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