Orgullo

Es sanjuanina, salvó a heridos del General Belgrano en Malvinas y fue reconocida en Catamarca

Ester Algañaraz es caucetera y ayer fue homenajeada en Catamarca tras donar el uniforme que usó cuando atendía heridos de la guerra de Malvinas.
jueves, 5 de abril de 2018 00:00
jueves, 5 de abril de 2018 00:00

Tenía 20 años cuando abrazó la profesión de enfermera y precisamente el amor por ésta la llevó a ser uno de los "ángeles" que ayudó a salvar vidas en la época de Malvinas. Ester Algañaraz es sanjuanina y con 24 años, ingresó al hospital naval Puerto Belgrano como auxiliar de enfermería del personal civil. Estando allí, le tocó enfrentar uno de los desafíos más duros de su vida: ser una de las enfermeras que debía curar a los combatientes de Malvinas. Por este hecho, y tras donar el que fue por aquel entonces su uniforme, este miércoles fue homenajeada en Catamarca.

“En esa guerra murieron 649 jóvenes que tenían 18 a 20 años y a nosotras las enfermeras, jóvenes también, nos tocó vivir la parte más nefasta, más oscura de la historia argentina. Por eso, quiero agradecer desde lo más profundo de mi corazón porque este reconocimiento es una caricia para el alma”, expresó Ester desde aquella provincia.

Ester Algañaraz nació en Caucete, estudió el curso de Auxiliar de Enfermería y se recibió en 1975. Trabajó en el Hospital Rawson por 4 años y luego, en noviembre de 1979, ingresó al hospital naval Puerto Belgrano.

"Cuando estalló la guerra de Malvinas lo más duro fue cuando empezaron a llegar los heridos en combate que eran transportados en helicóptero hasta la base. Algunos de ellos tenían la letra “M” marcada en la frente, porque habían sido medicados con morfina y debíamos seguir el protocolo médico", recordó la sanjuanina.

A Ester le tocó atender a los sobrevivientes del Crucero General Belgrano que llegaron una noche; y en la sala donde ella trabajaba recibían heridos con pie de trinchera, amputados, quemados por el frio, desnutridos, y lo peor era que tenían mucho miedo porque ni sabían por qué estaban ahí.

“Ser enfermera es un don de Dios, porque estamos preparadas para dar amor, compresión y cuidados a otra persona… En aquellos años ejercí mi profesión con mucho dolor, pero hoy, ya jubilada puedo decir que lo único que hice fue servir a mis semejantes y quiero seguir siendo un instrumento del Señor para quienes necesiten tanto dentro como fuera del hospital”, reza su relato en el libro “Mujeres olvidadas de Malvinas”, de la Lic. Sandra E. Solohaga.

Ester Algañaraz vive hace 33 años en Catamarca, y en 2004 comenzó a trabajar en el Hospital San Juan Bautista hasta que se jubiló en 2013. "Hablar de Malvinas es hablar de una herida abierta, porque la guerra bélica terminó gracias a Dios, pero el conflicto continua, vía diplomática", finalizó.

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