Vivir un pedazo de la historia en carne propia tiene su precio, pero también ofrece una recompensa que excede cualquier expectativa. El sol impiadoso de la Cordillera caía de lleno sobre los expedicionarios y el viento golpeaba de costado los rostros pero ni las condiciones extremas ni el cansancio se sentían.
La emoción se apoderó de todos los presentes en el límite con Chile, en el Paso de Valle Hermoso, donde argentinos y trasandinos se encontraron para conmemorar la épica gesta que encabezó el General Don José de San Martín en su periplo libertador.
“Realmente es un viaje muy emocionante. Estamos rememorando y honrando la memoria de estos casi 5 mil criollos que hace más de doscientos años hicieron este cruce con un objetivo. Por un lado liberar Chile pero también terminar de fortalecer la libertad de toda América”, aseguró el ministro de Gobierno, Emilio Baistrocchi, quien lideró la comitiva argentina.
Ondearon las banderas argentinas, ondearon las banderas chilenas. Juntas, mezcladas, como soñaron San Martín y O`Higgins, cuyos bustos allí presentes simbolizan la integración sudamericana.
A 201 años de la decisiva batalla de Chacabuco, en la que el Ejército de los Andes venció a los españoles y donde comenzó el camino de la emancipación sudamericana, la Cordillera unió a argentinos y chilenos al grito de “Viva la Patria”. Y llegó la hora de los himnos. Y de las lágrimas. La hora de los abrazos fraternales y el intercambio de banderas. La hora del vino y el pisco. De la tonada y la cueca.
Los 50 expedicionarios argentinos que cruzaron la Cordillera no olvidarán nunca este día. Tampoco los chilenos. Ambos se mezclaron para reforzar los lazos de integración de dos pueblos hermanados, con una historia conjunta y una cultura compartida. La Cordillera es el testigo eterno de ello.
Fuente y fotos: Prensa gobierno
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